35. Bandera roja

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Alice

Presente

A menudo pensaba sobre el momento en el que creo que mi vida comenzó a derrumbarse, y por alguna razón no podía ir a otro momento más que al día en el que salí del campamento de verano y conocí a los mejores amigos de mi hermano.

Mamá estaba bien.

Papá era un poco bueno conmigo.

Lucas estaba simplemente libre de cualquier carga.

Y yo solo era una chica que intentaba vivir plenamente.

Jefferson llegó a mi vida en el momento exacto.

Fue inesperado, pero se sentía correcto, como algo de que de una u otra forma fuese a suceder.

Me gustaba pensar en eso y en los múltiples escenarios alternos en los que nos hubiéramos podido conocer. ¿Tal vez en el club deportivo? ¿En alguna fiesta? ¿Cuándo salía a caminar por la zona para despejarme? ¿Al volver del colegio?

Desde el primer momento en el que lo vi supe que era todo lo que quería.

Incluso cuando se fue, lo seguía siendo y su ausencia nunca dejó de pesarme en el pecho, a pesar de que intenté seguir adelante en todos los aspectos.

Owen fue solo un hombro en el cual llorar que terminó escalando.

Nunca lo vi con otros ojos que no fueran de amistad, hasta que se coló en mí de una forma que ni sé. Un día era solo un amigo y al día siguiente veía lindas las pecas esparcidas por toda su cara. No supe cómo sucedió, pero simplemente terminamos saliendo.

Siempre quise dejarlo, pero necesitaba una razón.

La busqué, la encontré y cuando quise usarla él ya tenía las herramientas para usar en mi contra, dejándome sin salida, así una y otra vez hasta que logró mantenerme. Owen quería que estuviera a su lado bajo cualquier costo mientras que yo me ahogaba en esa permanencia.

Lo peor de todo es que no solo yo me vi arrastrada en todo eso, sino también Olivia. Cuando yo lograba huir antes de que sus arranques de ira y celos escalaran, quién recibía todo era ella. Intenté ayudarla muchas veces quedándome a calmarlo y dejarlo tranquilo para que no arremetiera en su contra por ningún motivo, casi me mudaba a su casa incluso de tantas noches que tuve que quedarme porque Owen no me dejaba otra opción.

Alice: Liv, te extraño.

Alice: Por favor, solo quiero saber si estás bien.

Envié el enésimo mensaje del día a mi amiga.

—¿Sin respuesta? —preguntó Jeff.

Levanté mi mirada del móvil y fijé mis ojos en él. Estaba desnudo de pie junto a la chimenea revisando si su ropa ya estaba seca.

La tormenta no cesó en toda la noche por lo tanto tuvimos que arreglarnos para dormir en la cabaña con la alta posibilidad de atrapar un resfriado por no poder ducharnos.

Por suerte entre mis cosas metí una cobija lo suficientemente grande para cubrirnos a los dos.

—Sí.

Su atención se puso sobre mí.

—Calma, preciosa, ella está bien.

—¿Cómo puedes estar tan seguro?

—No creo que sea capaz de lastimar a su hermana.

Rompí el contacto visual.

No era mi cosa para contar.

TOMEMOS UN PASEO © [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora