• Capítulo 35 |Sunshine|

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El ruido de las personas del santuario gritar, disparos y sangre por doquier. Negan me habría mandado a encerrarme junto a sus esposas y mi hija en una habitación un tanto alejada de toda la civilización. Una habitación de castigo y evitar lo más que pueda; en que la niña no llorara.

Sherry había optado por darme el nombre de Sunshine, para mi hija. Y créanme que lo acepté, ya que dicen que la luna no tiene luz propia, sino es  gracias al sol, pues ella era mi amado sol. Ella era quién me iluminaba todos los días y me enseñaba a ser cada día más fuerte.

Lo que estaba pasando ahora, era que los hombres de Negan, habían ido a buscar unos cerdos en una nueva comunidad que encontraron, llamados El Reino. Éstos le habrían dado carne en descomposición o animales alimentados por caminantes, haciendo que se infectaran con la peste.

Una gran cantidad de personas del santuario, habían ingerido aquella carne y se habrían enfermado, para morir y volver convertidos en aquellas bestias. Además, Negan me obligó a escondernos para estar a salvo, mientras los hombres que quedaban se fueron a luchar contra los muertos.

Sherry lloraba por Dwight y yo estaba preocupada por él, Simon y Eugene, ya que éste último no sabía defenderse en lo más mínimo.
Estaba más que segura, que Negan  cobraría venganza con aquella comunidad.

La puerta se abrió, dejando ver a un Dwight con Eugene, llenos de sangre.

— ¡Vamos! — gritó y todas comenzamos a ponernos de pie, ya que estábamos sentadas en el suelo. —  Las dejaré libres, ya que Negan está demasiado ocupado. — habló mientras tomaba de la mano a su esposa y comenzábamos a salir corriendo en su dirección.

Me acompañaron hasta la habitación dónde compartía con mi hija y busqué el bolso preparado. Éste era mi momento y no lo desaprovecharía.

Corrimos todas las mujeres junto a Dwight y Eugene por la parte trasera abandonada del santuario, una trafic de color blanca estaba estacionada ahí, el tipo Morales, del campamento en el principio de todo ésto se bajó y le entregó las llaves a Dwight, para luego palmearme la espalda.

Todos nos subimos y Dwight comenzó a manejar, alejándose de aquél santuario que había sido mi infierno carcelero. Una pequeña onda expansiva, hizo que los vidrios de la camioneta se quebrantaran y cuándo giré mi vista hacia atrás, ahí estaba el lugar, largando humo negro, lo habían hecho explotar.

Suspiré, iba a poder volver con mi família. Pero el rubio, me había dicho que nos dejaría en el bosque, muy cerca de Alexandria, para que no me buscaran en el lugar más obvio. Yo asentí a su propuesta, con tal de estar lo más lejos posible de Negan, mi hija y yo estaríamos bien.

Eugene y yo bajamos, luego de varios minutos de viaje, para emprender nuestro camino hasta alguna comunidad cerca o una cabaña que nos refugiara de la gran tormenta que se avecinaba.    




Y aquí estábamos, en una pequeña cabaña en medio del bosque, estaba completamente abandonada y la lluvia no podía atacarnos, ni mucho menos los caminantes.

— ¿Estás bien? — preguntó Eugene, mientras me miraba un tanto tímido, tenía su labio roto, seguramente había sido Negan. Asentí y él bajó la cabeza.

— ¿Podrías cuidarla? — pregunté seriamente y él me miró. — Intentaré buscar algo de comer. Sólo tengo mi arma de fuego y la Ballesta quedó en el santuario. — dije un poco dolida por lo último. Aquello que había sido un regalo inolvidable de mi padre, lo había perdido.

— Si, por supuesto. — dijo rápidamente y yo dejé a la niña dormida en el sofá. Él caminó hasta ella y tomó asiento a su lado. — Ten, te servirán. — dijo para sacar del bolsillo de su chaleco, una pequeña bolsa de papel. La tomé, eran balas para revólver que él mismo había creado . Agradecí con la mirada.


ᴍʏ ᴍᴏᴏɴ [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora