• Capítulo 20 |No morirás nunca|

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Mis ojos se abrían lentamente. Aquél dolor en mis piernas hizo que un leve quejido saliera de mi boca.

Miré a mi costado y ahí se encontraba él. Sentado en una silla de madera, junto a una manta y su torso recostado encima de la cama en dónde yo estaba.

Intenté moverme lentamente para no despertarlo, pero fallé. Ya que sus ojos se encontraron con los míos, parpadeó varias veces y frotó sus manos por su rostro.

— Debo de llamar a Siddiq. — susurro poniéndose de pie rápidamente.

No tenía ni la menor idea de quién era aquella persona que había nombrado, pero lo detuve, tomándole su mano junto a la mía. Él me miró.

— No, estoy bien. — respondí apenas.

El dolor de cabeza me estaba matando y tenía frío.

— Debe de revisarte. — susurró nuevamente.

Negué.

— Sólo quiero dormir. — dije apenas. Y él asintió, solté su mano y él iba a dejarme descansar. — Duerme conmigo ésta noche. — pedí casi en una súplica.

Él se quedó inmóvil en su lugar mientras me miraba fijamente. Largó todo el oxígeno que se estaba aguantando y asintió.

La cama en la que me encontraba, era de dos plazas, entrábamos perfectos.

Él se recostó a mi lado y lo miré, él también hizo lo mismo.

— ¿Puedes abrazarme? — pregunté.

Él lo dudó por varios minutos.

Me sentía una estúpida por pedir aquello. Pero me sentía también lo demasiado debilitada cómo para poder retractarme.

Él se acercó lentamente hacia mí por encima del suave edredón y colocó su brazo por encima de mi vientre cubierto.

— No lo hagas sino quieres. — susurré.

— Si quiero hacerlo.

Respondió a secas y me tomó más fuerte. Yo giré en su dirección, casi chocamos nuestros rostros, pero decidí dirigir mi cabeza en su cuello.

Él largó un suave suspiro. Y se acomodó mejor para abrazarme.

— Si muero ahora, ésto será lo mejor que me llevaré conmigo. — hablé apenas, pero él me escuchó.

Se separó bruscamente apenas y tomó con su mano mi rotro, me miró fijamente.

— Jamás vuelvas a decir éso. — fueron sus palabras. — No morirás nunca. — aquello parecía una órden.

Sus ojos estaban demasiado claros y podía ver mi reflejo en ellos. A pesar de la poca luz de la habitación, aquella luna en la ventana era demasiado brillante cómo para dejarme ver su rostro junto al mío.
Aquél tacto tan delicado, hacía que mis piernas temblaran.

Claro estaba que comenzaba a sentir cosas hacia el arquero. Pero sus sentimientos hacia mi, eran demasiados dudosos.

Sus ojos preciosos estaban puestos en los míos y pude sentir cómo mi corazón latía rápidamente, parecía que pronto se saldría de mi pecho, y juro por Dios que quería que pasara. Que mi órgano saliera de mí y entregárselo completamente en bandeja de plata.

Su aliento caliente se chocaba junto al mío, ambas respiraciones estaban agitadas y no podía hacer nada para evitarlo.

Coloqué mi mano por encima de la suya y lo hice. Sí, quería hacerlo y no perdería ni tan sólo un segundo más.

Me acerqué lentamente a él y junté mi frente junto a la suya. Sus ojos se cerraron levemente, podía jurar que él también quería hacerlo.

Lo besé. Sí, lo hice. Y no me arrepentía de absolutamente nada.

Él me hizo saber que también quería, ya que sus labios se abrieron para hacer un mejor encastre, se movían perfectamente coordinados con los míos y su mano apretaba cada vez más mi rostro contra el de él.

¿Lo necesitaba? Claro que sí. Lo deseaba desde hace muchísimo tiempo.

El beso se comenzaba a salir de control, pero lo detuve. Y él se separó apenas.

— Siempre confíe en tí. — fueron sus palabras con la respiración agitada.

Aquellas palabras hacían que mi corazón latiera el doble de rápido.

Ésas palabras que anteriormente casi me decía lo contrario y rompía mi corazón, ahora me daba una fuerza más para poder seguir en ésta vida. Y no hacerme sentir tan sola.

Me giré lentamente y él volvió abrazarme para apegarme hacia su cuerpo. Gustosa lo acepté, mientras cerraba mis ojos.

Ésto era lo que había deseado desde que prácticamente nos conocimos.

— Gracias, Daryl. — susurré y él gruñó causando una pequeña risilla en mí.

Me abrazó más fuerte y créanme que nunca en mi vida, estuve tan feliz de poder irme a la cama de ésta manera.

ᴍʏ ᴍᴏᴏɴ [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora