• Capítulo 7 |Cagado del miedo|

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Los días después de la muerte de Shane y el accidente de Daryl, el asiático de nuestro grupo había descubierto los caminantes dentro del granero. No era nuestra incumbencia meternos y matarlos, eran las propiedades de Hershel y nosotros no debíamos de hacer nada. Pero Rick se molestó al saber lo que el hombre de cabellos blancos ocultaba.
Él lamentablemente pensaban que estaban enfermos y que cuándo se obtuviera la cura, volverían a ser normales; lo cuál era una ridiculez.

Dale intentó hablar con Hershel para acabarlos, pero sus palabras fueron claras. "Si se quieren quedar aquí, respetarán mis tierras, las reglas las pongo yo.". Mierda, si que tenía razón aquél anciano. Yo no iba a meterme en sus asuntos, con tal de que no nos ponga en peligro a nuestra gente, dejaría que hiciera lo que quisiera.

Lamentablemente no estábamos en paz, ni tampoco a salvo. La horda que habíamos perdido el día en que murió Sophia y luego la que casi mata a Daryl, volvió. Estaban dando vuelta por el lugar; ya era de noche y las luces de la casa de Hershel eran casi cegadoras, por ende; les llamaba la atención a los caminantes.
El perro viejo de Hershel comenzó a ladrar de dónde provenían los caminantes. Nos pusimos alertas y cada uno comenzó a buscar sus armas de cómo saldríamos a defender las propiedades de Hershel. Tal vez eran unos cien o más caminantes, pero ésto no nos detendría.

Rick y Carl se habían ido. Lori estaba devastada, pensando en que los hombres de su vida estaban en peligro afuera. Intentamos contenerla para que no se preocupara y saliera a pelear.

Daryl y yo estábamos con nuestras armas en un costado de la casa. Carol junto a Lori y Andrea disparaban a los demás caminantes. Hershel junto a Glenn y Dale con sus escopetas. Maggie y Beth también estaban con sus armas disparando. Nuestras municiones eran muy escasas y los caminantes no eran para nada menos. Escuchamos una explosión que se llevó la vista de todos nosotros, era el granero; éste se encontraba en llamas y los caminantes seguían aquella luz que tanto les llamaba la atención. Pero otros seguían en dirección a nosotros.

Rick vino corriendo junto a su hijo y nos dio la órden de que nos fuéramos lejos de aquí.
Los caminantes seguían avanzando hacia nosotros, mi corazón se volvió a achicar. Íbamos a comenzar una nueva vida en aquella granja, ya nos habíamos puesto de acuerdo con Hershel de que tomaríamos el piso de arriba.

— ¡Vayan! ¡Suban al auto! — les grité a las hermanas Greene, mientras las tomaba a ambas de sus brazos y las dirigía al auto.

Beth, Maggie y Andrea se adentraron a éste y se fueron. Rick estaba junto a Hershel, Glenn, su esposa y su hijo. Se marcharon de ahí. Yo seguía batallando con aquellos caminantes, pude ver una motocicleta recoger a Carol, mientras a mi me acorralaban los caminantes. La vista de Carol se posó en mí, una sonrisa se formó en su rostro y se marcharon de ahí.
Algunos eran empujados por mis brazos mientras me echaba a correr en dirección al bosque, para seguir por la carretera.

Cuando estuve en una distancia bastante considerable de aquella horda, descansé. Ya era de día, era tan dificil dormir bien aunque sea una maldita noche. Me senté en medio del césped lleno de lodo y me dejé caer de espaldas, mi respiración comenzaba a tranquilizarse, pero unos pasos me sacaron de mis pensamientos, me giré para ver de quién se trataba y era nada más y nada menos que un caminante.

— Otra vez tú, maldita sea. — dije en un susurro, me levanté cómo pude y lo tomé de la nuca, éste comenzó a gruñir cómo todos los de su especie, se intentaba acercar a mi cara, pero mi cuchilla fue directo a su cráneo. Cayó en mis pies.

Miré para todas partes, estaba sola. Cómo de costumbre.



El año se había pasado volando. Estaba tranquila en Woodbury. Era un pequeño pueblo que se habría creado cómo santuario, nuestro Gobernador se llama Philip, era un idiota para decir verdad, siempre intentó seducirme, pero no era mi tipo.

ᴍʏ ᴍᴏᴏɴ [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora