• Capítulo 21 |Bienvenida a Alexandria|

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La mañana había caído y mis ojos fueron abiertos por los cálidos rayos del sol que se adentran a la habitación.

Mi corazón palpitó muy fuerte al ver aquél rostro relajado que se dejaba ver tan angelical.

Sus facciones se notaban tan relajados que parecía que no había dormido en decadas, seguramente era ésta la primera vez en la que dormía tan tranquilo.

No pude evitar pensar en lo que había pasado anoche. Aquél beso con ganas que teníamos ambos, jamás lo olvidaría; al menos yo.

Sus brazos seguían envueltos en mí y no dejé que se alejara ningún momento.

Un hombre entró a la habitación.

— Buenos días, despertaste. — dijo aquél desconocido, regalándome una sonrisa bastante sincera. Le devolví el gesto apenas. — ¿Cómo has dormido? — preguntó y pude sentir cómo Daryl se removió a un lado de mí hasta despertar bruscamente. — Buenos días, Dixon. — habló, pero el cazador simplemente se colocó de pie y salió de la habitación sin decir ninguna palabra.

— Me encuentro mejor. — respondí sin más.

— Bien. Déjame chequearte los puntos. Fueron cortes muy profundos.— explicó a lo que yo asentí.

Cuándo me destapé, pude sentir cómo mis mejillas se llenaban de sangre al dejar ver mi cuerpo en ropa interior.

Miré mis piernas que tenían varias suturas y únicamente depiladas en aquella zona.

Que vergüenza. No me depilaba hacía meses.

— No sientas vergüenza, Moon. Ésto es lo más normal en el cuerpo humano. — dijo al ver mi incomodidad, mientras limpiaba mis heridas.

Asentí un poco más calmada por lo recién dicho.

Estaba en el puto fin del mundo, no me jodan.

— Bien, Moon. Todo va perfecto. Hoy mismo puedes levantarte si quieres. Aunque no recomiendo que hagas esfuerzos. — comentó. — Y es un gusto conocerte. Soy Siddiq, el nuevo médico de la comunidad. — levanté mi mano y él la tomó con una sonrisa para estrecharla.

— Gracias por ésto. — agradecí y él simplemente asintió para salir de la habitación y dejarme sola nuevamente.

Me coloqué de pie y pude sentir un poco de dolor en mis piernas, pero no era al punto de no dejarme caminar.

Busqué mi ropa por encima de un mueble y me dirigí al baño.

La lluvia artificial caía por encima de mi cuerpo. Los músculos comenzaban a relajarse por el agua caliente y sonreí.

Hacía mucho tiempo había soñado con algo así.

Luego de varios minutos después, logré salir de la habitación con mi nueva ropa limpia.

Bajé las escaleras y no encontré a nadie en el lugar. Decidí salir de la casa.

Había mucha gente en el lugar. Algunas personas se encontraban sentados tomando el té en sus galerías, otros plantaban uno que otro árbol. Había niños corretear de un lado a otro. Mujeres llevando a bebés en sus coches.

Todo parecía un sueño. Aquél sueño que queríamos que todo fuese realidad, que los caminantes jamás existieran, pero luego caí en cuenta de los muros que nos rodeaban.

Aquellos grandes muros que cubrían la realidad en la que vivimos día a día.

Salí de mi trance al sentir un toque en mi espalda. Me giré bruscamente y me encontré con el rostro de Rick.

— Que alegría es poder verte de nuevo. — dijo para luego rodearme en un abrazo, lo cuál acepté. — Glenn me contó todo lo que pasó. ¿Cómo te sientes? — preguntó colocando su mano en sus caderas.

Se veía bien. Tenía traje de sheriff.

— Estoy bien. Siento el rostro un poco entumecido por el frío y los puntos, pero estoy mejor. — respondí con media sonrisa.

— Deanna quiere hablar contigo. — fueron sus palabras y yo asentí.

Comenzamos a dirigirnos hasta dónde creía que era su hogar. Rick tocó un par de veces, hasta que la puerta se abrió de par en par.

Deanna me miró y sonrió ampliamente.

— Aquí te la dejo. — dijo Rick, lo cuál me dio varias palmaditas en mi espalda y se marchó.

Me adentré a la casa y ella cerró la puerta.

Nos encaminamos dirigida por ella hacia la sala de estar de su casa y con una seña, pidió que tomara asiento en el gran sillón. Así lo hice.

Colocó una cámara en frente de mí y se colocó detrás de ésta para luego sonreírme.

— Buenos días. Quiero que te presentes, cuentes cómo empezaste en ésto y cómo terminaste aquí. — ordenó y yo asentí.

— Mi nombre es Moon Burton. Supongo que tendré veintiuno o dos años. Perdí a mi padre con cáncer antes de todo ésto y tenía una hermana gemela que ni sé si aún sigue con vida. Conocí al grupo en el campamento de refugiados, éramos muy pocos y tuvimos pérdidas. Luego fuimos a una granja, luego a una prisión, estuvimos en terminus, un supuesto santuario quién llegaba sobrevivía, pero resultaron ser caníbales. Luego fuimos a un granero en el bosque, nos encontramos a Aarón y nos trajo aquí. Decidí irme y luego volví, no hay mucho más que contar. — dije a secas.

Ella tocó algo en su grabadora y me sonrió.

— Bien, Moon. Todo listo. — dijo mientras se acercaba a mí. — ¿En qué te desempeñabas antes de todo ésto? — preguntó con el ceño fruncido.

— Trabajaba en Mac Donald's horas extra para pagar las quimioterapias de mi padre. No tuve ningún otro trabajo fijo. — respondí seriamente lo cuál ella asintió.

— Me gusta lo sincera que eres. Por alguna extraña razón, te pareces mucho al carácter de Daryl y Rick. — contó para volver a sonreír. — ¿Quisieras ser reclutadora junto a Daryl, Aarón y Erick? — preguntó.

— Si, claro que sí. — respondí amablemente.

— Aparte necesito dos sheriff más. Michonne será la segunda. ¿Te interesaría ser la tercera? — preguntó y yo asentí. — Perfecto. Bienvenida a Alexandria, Moon. — dijo con una gran sonrisa y yo asentí.

Bien.

Bienvenida al nuevo mundo de fantasía, Moon.

ᴍʏ ᴍᴏᴏɴ [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora