• Capítulo 11 |Oh mierda, otra vez aquí|

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Mis ojos fueron abiertos rápidamente.  Sentía demasiado bullicio cerca de mi y al estar en todos mis sentidos; pude notar que estaba recostada en una cama, que al decir verdad, era demasiado cómoda.

¿Dónde diablos estoy? — fueron una de mis tantas preguntas. Pero nada me era familiar.

Lo último que recordaba era que alguien con flechas me habría salvado de ser comida por caminantes.

Philip había interrumpido la prisión y la destruyó como quiso. Era un hijo de puta al decir verdad.

Me levanté cómo pude y el dolor infernal de mi abdomen hizo que cayera nuevamente a la cama. Hice presión con mis manos y volví a levantarme, el dolor era mas resistente.

— Vaya, vaya, vaya. Se despertó la bella durmiente. — habló un chico más grande que yo, pero más joven que Rick entrando por la puerta.

— ¿Quién eres? ¿Dónde estoy? ¿Y mi ballesta? — pregunté aturdiendo al pobre chico de tantas preguntas. Él rió levemente.

— Tranquila, arquerita. Estás a salvo. Bienvenida a Terminus, es un santuario, el que entra, sobrevive. — explicó y asentí levemente.

¿Es normal? ¿O estoy jodidamente mal de la cabeza al no poder tenerle un poco de confianza a éste chico?

¿Dónde estaban mis amigos del campamento? ¿Dónde estaban los niños y ancianos de la prisión? Eran tantas las preguntas que mi cabeza comenzaba a doler.

— ¿Dónde está Rick? — pregunté sin pensarlo. Quería saber si aquél hombre estaba bien después de la bala que había recibido.

— Todos están bien, pajarito. — respondió con una sonrisa.

— ¿Puedes dejar de hablarme como un estúpido? — pregunté molesta. Dios, que tipo insoportable.

Su voz era irritante, su sonrisa y cara eran difíciles de ver. No le tenía una mierda de confianza.

Éste dejó de sonreír y se acercó bruscamente a mi. Mi posición de pelea lo hizo reír, pero una cuchilla sacó de su pantalón y comenzó a acercarse nuevamente.
Un manotazo hizo que cortara mi hombro, no chillé, era menos doloroso que una bala. Volvió a querer golpearme y bajé mi cabeza haciendo que pasara de mi, con mi mano en puño golpee su nariz. Él se la tomó con fuerza y dio una queja de dolor. Un tipo calvo entró a la habitación, haciendo que nuestras miradas se dirigieran a él.

— ¿Que pasa, Gareth? — luego me miró a mi, y supo que su amigo estaba en problemas.

Cerró aquella puerta y se acercó a mi junto a su amigo. Ambos querían golpearme. No me dejaría, por supuesto que no.
El tal Gareth volvió a acercarse y con su cuchilla acarició mi muslo, mi pantalón se abrió y sangre comenzó a salir, me aguanté las ganas de gritar del dolor, estaba más pendiente de no morir en manos de éstos idiotas.
El calvo quiso golpearme, pero lo tomé de su cuello e hice que pasara de largo hacia Gareth, ambos cayeron al piso, la cuchilla también y la tomé en mis manos. La empuñé y me preparé para volver a recibir golpes.
Gareth volvió a acercarse a mi, pero clavé mi nueva cuchilla en su hombro, éste gritó de dolor, el calvo quiso acercarse pero ahora yo le tiré al castaño encima de él. Al verlos ambos doloridos en el suelo, clavé por último la cuchilla en una de las piernas del calvo. Comencé a correr como pude hacia la puerta y salí de ésa habitación.

No había nadie en los pasillos, sólo quería saber dónde estaban mis amigos. Todas las habitación estaban vacías y parecían ser dormitorios. Aunque una me llamó la atención, ahí se encontraba mi ballesta, la de Daryl y muchas armas más, intenté tomar todas las que pude y comencé a caminar, mi pierna empezaba a molestarme y el abdomen de igual manera. Seguí caminando por los pasillos, una mujer se me cruzó e intentó sacar un arma. La de Rick estaba bien cargada y contenía un silenciador, disparé en su frente, seguí mi camino. Abrí lentamente la puerta del final del corredor y aquella escena me colocó los pelos de punta. Un hombre golpeaba la espalda de una persona y otro le cortaba la garganta, haciendo que se vaciaran dentro de una vacha. Ahí también estaban Rick, Daryl, Glenn y Bob. El siguiente era Rick, estaban a punto de golpearlo y entré, me llevé puesta la mirada de todos, con la arma del hombre con rizos, disparé en la cabeza de ambos tipos. Por debajo de la mordaza, pude verlos sonreír a todos. Y los ojos de los cuatro hombres, se habían llenado de brillo y esperanza.

— ¿Me extrañaron? — pregunté con media sonrisa. Para luego dejar las armas a un costado y soltarles las cuerdas de las manos a los cuatro.

— Dios mío, creí que éstos putos enfermos te habían comido. — dijo Rick suspirando de alivio y envolviéndome en un abrazo.

— ¿Por qué me comerían? — solté una carcajada mientras les entregaba a cada uno un arma.

— Son caníbales, Moon. — respondió seriamente Daryl mientras la miraba.

Aquellas palabras quedaron en el aire. Agradecía a Dios en sus adentros que no habían podido hacer nada con ella mientras estaba inconciente, también agradecía haberles dado tiempo de salvar a sus amigos.

Entre todos comenzamos nuestros caminos hacia el patio del lugar. Daryl sabía muy bien el recorrido y habría visto unos contenedores con más personas dentro.
Ahora mismo estábamos afuera, nos encontrábamos apuntándole a varios hombres para que nos dijeran dónde estaban nuestros amigos, pero todos se llamaban al silencio y no querían decir ni una sola palabra. Disparé y mis amigos hicieron lo mismo que yo. No perdería mi tiempo con inútiles cómo éstos.

Una explosión hizo llamar la atención de todos. Una de las torretas del lugar cayó al suelo, los caminantes comenzaban a entrar al lugar.

"Oh mierda, otra vez aquí". — dije hacia mis adentros. Todo ésto me recordaba a cómo el hijo de perra de Philip nos había jodido la vida tirando las torretas de la prisión.
Ahora mismo nos encontrábamos abriendo los contenedores. Mujeres, hombres y hasta niños salían despavoridos cómo animales en matadero.
Uno me llamó la atención y me acerqué corriendo, con mi arma cargada di tres tiros y el candado cedió. Al abrirlo , un golpe con mano en forma de puño se posicionó en mi cara, haciendo que prácticamente volara por los aires y cayera a unos centímetros del causante de aquello.

— Mierda, Ford. ¿Te salvo y me pagas con ésto? — pregunté colocándome de pie y sobándome la nariz, salía sangre.

— ¡Mierda, Moon!. — vociferó con alegría y Rosita se me pegó cómo garrapata en mi cuerpo. No devolví el gesto.

— Tengan. ¡Vámonos! — grité con todas mis fuerzas. Mis amigos habían entregado armas también, pero que las usaran únicamente hacia los vivos, los muertos podían esperar.





Luegos de varias horas de pelear con la gente de Terminus. Salimos un poco victoriosos en aquella batalla. Las personas principales salieron con vida, tuvimos bajas en la prisión y en el santuario.
Ahora mismo nos encontrábamos corriendo hacia el bosque, pero buscando la salida hacia la ruta más cercana. Nos habíamos dividido en tres grupos.
En el primer grupo; estábamos Maggie, Daryl, Dale, Hershel, Carol, Lizzie
En el segundo grupo; Rick, la pequeña patea traseros, Carl, Beth, Glenn y Eugene.
En el tercer y último grupo; eran Abraham, Rosita, Tyssere, Bob y Sasha.

— ¿Podemos hablar? — preguntó Daryl detrás de mi. Todos seguían caminando sin nosotros.

— ¿Qué pasa? — pregunté mirándolo a los ojos.

— Lo que pasó hoy. Quiero agradecerte por salvarme. — habló también mirándome a los ojos.

Vaya, vaya, quién diría que Darylcito, me estaría agradeciendo porque es la segunda vez que le salvo el maldito trasero a él y a todo el grupo.

— No te preocupes. Supongo que hubieses hecho lo mismo por mi. — respondí levantándome de hombros.

— De éso no lo dudes. Siempre lo haría. — respondió con media sonrisa a lo que le correspondí al gesto.

— Lo hiciste. — hablé por lo de la prisión. Sabía perfectamente que había sido él quién me salvó a que no me deboraran los caminantes. Él asintió y seguimos caminando detrás de nuestro pequeño grupo.

Una mirada de la peliblanca hizo que sonriera aún más victoriosa.

ᴍʏ ᴍᴏᴏɴ [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora