• Capítulo 32 |Historia en un año|

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▪《Daryl Dixon》▪

Sus ojos color avellana habían estado puestos en mí. Podía sentir cómo el miedo se desprendía de ella, cuándo Negan la tomó para llevársela, lejos de nosotros.
Estaban envueltos en lágrimas y yo simplemente no pude hacer absolutamente nada para evitarlo.

¿Fue miedo? Tal vez, pero no por mí. Cómo anteriormente le dije, "daría hasta mi vida por ella", pero no lo cumplí.

Vi morir a gente muy importantes para mí. Sidiqq se había vuelto una pieza de nosotros y Abraham era cómo uno más de nuestra família.

Aquella noche fría y horrible, quedó marcada en mi vida, para siempre.

Verla partir con armas apuntándole la cabeza, hicieron que mi cuerpo temblara. Se había ofrecido irse a su santuario, sólo para que no me partieran el cráneo con aquél bate con púas.

Yo iba a dar mi vida por ella, pero todo resultó al revés.

Lamenté no decirle lo que sentía por ella, antes de todo ésto. La cobardía me había ganado y simplemente perdí.

Algo dentro de mí murió cuándo se fue.

Sasha buscó la forma de levantar el cuerpo ya muerto de la persona que había comenzado a querer cómo alguien más. Junnto a mi ayuda y la de Rick, logramos darle una sepultura digna cómo Sidiqq por parte de Rosita y Glenn.

Horas más tarde, fuimos a pie a Hilltop. Dando el diagnóstico que Maggie podría perder su embarazo sino hacía el reposo debido.

Entre todos, decidimos que lo mejor, era que se quedara en la comunidad de la colina. Gregory entre dientes, aceptó. Simplemente porque Jesús lo obligó.

El tiempo parecía que se me escapaba de las manos y cada visita de Negan a nuestra comunidad, era signo de peligro.
No sabíamos que podía hacernos. Él nos había quitado la tranquilidad que estábamos construyendo en ésta comunidad.

Aquél día que nos jodió la vida, haciendo que sus hombres tiraran una de nuestras torres, porque una horda gigantesca se avecinaba a nuestra comunidad. Cientos de caminantes entraron a Alexandria, entre todos dimos un poco de cada uno. Terminando así con todos ellos.

Tuvimos bajas. Entre ellos, la pareja de Aarón. Jesse que había comenzado a tener una relación amorosa con Rick y sus dos hijos. Que eran unos niños idiotas.
El mayor logró dispararle a Carl, haciendo que éste perdiera su ojo y tenerlo una semana inconciente en la enfermería.

Las hordas eran más visibles y nos encontrábamos vulnerables al no tener muros que nos cubrieran.

Negan hizo que nos convirtieramos en presa fácil para los muertos vivientes.

Todo ésto había pasado un año. Doce meses que parecían décadas.

Un año en el que jamás volví a verla, sólo en el cielo. Llorándole al tal Dios que me diera una señal de que estuviera bien.

La extrañaba. Quería seguir oyendo sus chistes malos, sus frases con doble sentido y simplemente extrañaba que eatuviera conmigo.
Poder decirle lo que pensaba. Ella era la única que me entendía.
A pesar que al principio de conocernos, había sido un completo idiota con ella. Se fijó en mí y éso hizo que yo me enamorara cómo un completo idiota.

Todas las noches, desde que se fue. Miré a la luna pensando en ella. Rogando para que estuviera bien, o que algún día nos volveríamos a ver.

Dejamos tantas cosas pendientes en nuestras vidas, que anhelaba poder cumplirlas con ella a mi lado.

Luego de lo sucedido con Alexandria, las personas de la comunidad, no estaban del todo seguras.

Jesús tomó la decisión de llevarse con ellos a los más vulnerables. Entre ellos; Dale, Hershel, que meses después, falleció por una neumonía, Eugene, Maggie junto a Glenn y el pequeño Hershel de seis meses.

En Alexandria, decidieron quedarse; Rick y sus hijos. Sasha, Tara, el padre Gabriel, Carol, Rosita, Enid, Aarón y Michonne.

En una expedición, en pleno bosque, encontraron a un pequeño grupo todas eran mujeres y sólo había un hombre.
Venían de Filadelfia y Rick optó por ayudarlos.

Magna, Luke, Yumiko, Kelly y Connie. Todos ellos venían de otro grupo más grande, pero los caminantes decidieron acabar con ellos.
Hacía ya mucho tiempo que venían en la intemperie, sin conseguir un lugar fijo o comunidad que los aceptara.

Ahora mismo me encontraba bajo el árbol de al lado de la casa de Aarón. Ambos compartíamos el mismo lugar apenas llegué aquí.
Estaba afilando algunas flechas, para que éstas fueran más filosas y precisas a la hora de acabar con aquellas bestias.

Sentí unos pasos a mi lado, giré mi viste por unos segundos, para darle una mirada rápida. Era Connie.

Ésta mujer que tenía una discapacidad auditiva, se sentó a mi lado con una sonrisa. Yo simplemente la ignoré y volví mi mirada a las flechas.

Hacían dos meses estaban con nosotros y simplemente Connie no se ha movido de mi lado. Tal vez por el simple hecho de que no hablaba y yo mucho menos.

Me hizo unas señas y yo negué sin entenderle. Para así, ella quitar de su bolsillo, una libreta junto a un bolígrafo.

"¿Siempre eres así? "

Por lo que tenía entendido, ella podía leer mis labios, así que me giré en su dirección y la miré.

— ¿Cómo se supone que soy? — pregunté y ella sonrió.

Tomó nuevamente su libreta y escribió, para luego mostrarlo.

"Serio y de pocas palabras."

No era para nada serio. Simplemente no sonrío muy seguido. Fruncí mi ceño y ella volvió a sonreír. ¿No se cansa de siempre estar sonriendo?

Chasqueé mi lengua contra mis dientes y seguí con lo que estaba haciendo.

A los pocos segundos, ella sólo se fue.

Agradecí en mis adentros.

Carl me ha estado molestando con ella. Pero ha pesar de ser una mujer bastante atractiva, no era de mi tipo. Me sacaba de mis casillas no poder comunicarme con ella, su grupo no me caía bien y su hermana menos. Niña insolente, que creé que por estar fuera un par de meses sola, ha de tener mucho conocimiento. Ni que fuera Isaac Newton.

ᴍʏ ᴍᴏᴏɴ [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora