• Capítulo 26 |Primera vez|

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ATENCIÓN: contenido sexualmente explícito.  ☡

Cada uno decide leer lo que quiere. Pero éste capítulo contendrá escena con sexo explícito. Sino te gusta ésto, cada parte que contenga ésto, será avisado párrafo antes con éste signo: 🚫. Para que puedan disfrutar del capítulo que contiene historia y adelantar las escenas de sexo.

No digas que no te lo advertí.

Ambos nos encontrábamos observando aquel fuego que nos iluminaba el rostro. La noche era fría y aquella chimenea nos mantenía calientes.

Era bastante extraño. Ambos estábamos sentados en el suelo, él con sus piernas abiertas, yo entre medio de ellas dándole la espalda. Algo dentro de mí me mantenía nerviosa y éso era de tenerlo junto a mí de manera más cariñosa.

— ¿Estarán bien? — pregunté, él sabía perfectamente de quiénes hablaba.

— No lo sé. Es un poco extraño, aunque te voy a ser sincero. Pienso que Sidiqq no lo logró. — aquellas palabras hacían que mi estómago se revolviera de tan sólo pensar que podría estar muerto.

Sidiqq se había vuelto alguien importante para todos. Además de ser el médico de Alexandria, era una persona maravillosa.

Sólo le pedía a Dios que éso no pasara y que realmente estuviera bien.

Un golpe en la puerta hizo que nos pusiéramos de pie rápidamente. Eran golpes toscos junto a gruñidos.
Hicimos silencio.

Eran caminantes y de seguro nos habían escuchado. Pero luego vi la cortina un tanto corrida y maldecí.

Daryl se acercó rápidamente y volvió a tapar el vidrio, causando la desesperación de otros caminantes cerca. Pude observar que aquél que estaba en el árbol, era quién quería entrar a devorarnos.

— Vayamos a la habitación. — dio la órden y yo simplemente asentí, mientras caminaba por aquél pasillo oscuro y tétrico.

Daryl quitó su botella de agua y lo tiró por encima de las llamas para apagar el fuego que nos salvaba la noche.

Si hoy no moríamos siendo comida para caminantes, lo más posible era morir de hipotermia.

Ambos nos adentramos a la habitación vacía y pudimos sentir fuertes golpes en el techo de la casa. Uno tras otro, hasta que se volvieron más y más. La lluvia se había hecho presente.

Dejamos nuestras mochilas en un gran mueble de la habitación. Daryl cerró la puerta y yo simplemente me desplomé en la cama, causando una risilla de éste, mientras negaba.

— ¿Qué? Estoy empezando a extrañar la cama de Alexandria. — dije con una sonrisa divertida.

Él se acercó en dónde yo estaba y también se recostó.

Estaba llena de polvo, hacía varios años nadie la utilizaba.

Cerré mis ojos al sentir su cuerpo junto al mío. Podía sentirme a salvo con él.

— ¿Tienes frío? — preguntó al verme temblar en el colchón. Negué intentando sonar convencida.
Él quitó su poncho con la intención de colocarmelo.

— De verdad, estoy bien. — dije y él simplemente se levantó de hombros, para luego ponérselo otra vez.

Me asomé por la ventana de la habitación, ya de pie. Y pude ver a los mismos caminantes que estaban en la sala del lado de afuera, marcharse con el ruido de la lluvia.

Agradecí en mis adentros.

Volví a la cama y miré a Daryl, me veía un tanto extraño. Sus ojos se habían vuelto oscuros y ya no eran de ése color precioso que tenía antes. Le sonreí y él hizo lo mismo.
Ambos nos acomodamos mejor en la cama y nos miramos frente a frente.

ᴍʏ ᴍᴏᴏɴ [Daryl Dixon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora