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tw: violencia.

El timbre por fin resuena en el silencio sepulcral de aquel colegio escondido en Holmes Chapel.

Julian suspira, demasiado cansado de no entender absolutamente nada. Ni siquiera matemática.

Apoya, sobre la hoja que le han prestado, una lapicera - que ha tomado del suelo, para no decir que ha robado - evitando así que no se vuele ahora que han decidido abrir las ventanas para que el curso se ventile.

Se desliza hacia atrás en su silla, haciéndola chirriar contra el piso, y luego se pone de pie, lanzándola hacia adentro de la mesa.

En su mente, está puteando en un millón de idiomas, demasiado enojado consigo mismo por haberse doblegado tan fácil ante un inglés.

Suspira, totalmente derrotado, se acomoda los auriculares - que ha tenido puestos toda la mañana - y se levanta la capucha de su buzo gris, manteniendo su cabello oculto. Mete las manos dentro del bolsillo, y le pone play a su playlist en spotify.

La música comienza a sonar, y él se muestra completamente tranquilo mientras se dirige a los baños.

Sinceramente, se aplaude a sí mismo por estar comportándose demasiado en paz cuando está sonando amor salvaje del Chaqueño.

Sus pies prácticamente se arrastran por el suelo pulido, y el frío se le cuela a través de la piel que su bermuda de algodón gris deja expuesta.

No sabe a dónde se dirige, porque no le ha prestado atención a Enzo cuando le mostró cada lugar importante en el colegio, así que simplemente espera que el viento y los murmullos lo lleven hacia donde desea.

La verdad es que Julian se está haciendo pis. Mucha.

No ha ido al baño desde la escala en Perú, y siente que la vejiga le va a explotar en cualquier momento.
Dobla en una esquina, el aire fresco comienza a disminuir gradualmente, por lo que supone que está en el camino correcto.

Cierra los ojos por un segundo, dándose el descanso mental que necesita después de tantas horas de martirio, de que sus oídos se llenaran de ese inglés marcado y repulsivo, de estrujarse el cerebro para entender por lo menos una fracción de todo lo que ocurría frente a sus ojos.

Apaga la música tan sólo porque le apetece mantenerse en silencio para concentrarse en encontrar los baños, y despega lentamente sus párpados.

Traga saliva duro y grueso cuando escucha el eco de un jadeo un tanto lejano, pero no lo suficiente.

Una parte de él, la más racional, le dice que se aleje, que tome otro camino y que busque ayuda, pero la otra, la que gana justo en este instante, le ruega porque se apresure y se adentre a las tierras desconocidas que son los pasillos vacíos y silenciosos de esa escuela privada.

Se asegura que la música esté apagada, y reúne el valor que necesita para seguir moviendo los pies.

Está cansado, agobiado, frustrado y abrumado, pero también tiene unas ganas increíbles de hacer pis.
Mantiene esa fricción delirante contra el piso, las suelas de sus zapatillas desgastándose en cada paso muerto que da.

Entonces lo escucha.

Otro jadeo.

Esta vez acompañado de lo que parecer un quejido.

Julian piensa que tal vez una escuela tercermundista como la suya en Argentina no está demasiado lejos de parecerse a una como ésta.

Literalmente, están golpeando a alguien al final del pasillo.

english love affair [julian y enzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora