08

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Julián cruza las puertas de la cafetería, y los recuerdos de hace un día atrás le abarrotan la mente.

Esta vez, no se detiene a hacer fila para buscar comida, sino que sus ojos vagan a través de todo el espacio, pintado de blanco con muebles oscuros, en busca de un inglés con cabello oscuro y preciosos ojos marrones ocultos tras un par de lentes de sol que, si pudiera, rompería con sus propias manos.

Lo encuentra en una de las mesas que están contra la pared, y, al hacerlo, el otro le sonríe de costado y le recorre el cuerpo con la vista, aún así Julian no pueda verlo.

Se mantiene con esa postura relajada, como si no le debiera nada a nadie, con los pies cruzados debajo de la mesa y las manos dentro de los bolsillos de su pantalón. Hay una etiqueta de malboro red sobre la madera, y al parecer está intacta, así que Julián declina el pensamiento de que Enzo fuma.

Tal vez lo hace, pero todavía no lo ha visto con un cigarrillo en la boca.

Aprieta los labios para que una sonrisa no lo traicione, y niega con la cabeza, metiéndose las manos en los bolsillos.

Se juró no caer en las trampas de ningún inglés, y acá está, sintiéndose nervioso y con las mejillas coloradas, producto de que cierto chico le sonríe desde la distancia. Y resulta ser que, el mismo chico, lo ha tenido entre las cuerdas y deseando sus labios desde anoche.

Nadie sabe eso, por supuesto. Es un secreto que le pertenece a los dos y nada más.

Suspira y se entromete entre la gente, colándose en la fila tan sólo para tomar un paquete de galletas al azar y una botella de agua, porque es la única palabra que ha aprendido hasta ahora.

Water.

Se siente un idiota.

Con la comida entre las manos, serpentea entre los ingleses que lo maldicen por haber hecho lo que no tenía que hacer, y él simplemente los manda a la mierda con un movimiento de mano mientras se dirige a la mesa con Paulo.

Esta mañana han acordado que sería así tan sólo para que Julián dejara de meterse en problemas, porque ambos saben en qué terminará eso.

Distingue su campera de cuero entre la multitud, y le levanta la cabeza en forma de saludo, mientras aún sigue metiéndose entre la gente para llegar hasta él.

El teléfono le vibra en el bolsillo y hay una sonrisa que se le desliza inconscientemente por los labios, porque sabe exactamente de quien se trata.

Balancea la comida entre sus manos para sostenerla en una sola, y mete la otra en el bolsillo de su pantalón, sacando el teléfono y desbloqueándolo con su huella al mismo tiempo.

Niega con la cabeza ante las ocurrencias de Enzo, porque jamás pensó vivir el típico romance americano, aún así no esté en Estados Unidos.

E: I like your booty, bby.

E: Me gusta tu culo, bebé.

Julian vuelve a bloquear el teléfono y lo desliza por la cangurera de su buzo esta vez. Manteniendo la sonrisa en su rostro, se voltea hacia atrás, dando con los ojos ocultos de Enzo a la distancia, y le enseña su dedo del medio.

El otro, descarado porque es el único que sabe lo que ha hecho, se relame la comisura derecha de su labio, ocultando una sonrisa.

Lleva la mano hacia sus labios y planta un beso en la palma, y luego se lo lanza a Julian.

Julian rueda los ojos, negando con la cabeza.

Sí, realmente detesta a Enzo, aunque ahora un poquito menos.

english love affair [julian y enzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora