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La noche del 31 de octubre cae sobre cada rincón de Holmes Chapel, y el malhumor de Julian se refleja sobre su rostro.

En serio que odia a Enzo.

Hace más de un mes que ha estado diciéndole ideas de disfraces, intentando convencerlo de que uno le guste, pero la verdad es que parece que no piensan igual. O tal vez todo fue un perfecto plan ideado para no disfrazarse.

Todo se le cayó a los pies en el instante que Nicolas dijo que no entrarían si no llevaban aunque sea el rostro pintado.

Y a Julian le entró la desesperación.

Porque claramente faltaba un poco más de una hora para irse y los locales estaban cerrados.

Así que, resignándose completamente a tener un disfraz de pareja con Enzo, le pidió ayuda a Paulo.

Es gracioso incluso la manera en la que, con una cara de pocos amigos y los brazos cruzados a la altura del pecho, Julian entra a la casa de Nicolas.

No, no sabe qué es lo que se ha puesto Enzo y tampoco quiere saberlo. Si no habla con él, mucho mejor.

Nicolas está de pie junto a las escaleras, un vaso rojo descansa en su mano, como si lo tuviera pegado a ella. Se ha disfrazado de bañero, o eso es lo que Julian cree cuando ve sus shorts de baño amarillos. Sus cabellos están medios ocultos tras una gorra negra que usa hacia atrás.

—¡Heeeeeey! —entona, borracho de más.

Junto hace lo posible por esbozar una sonrisa, pero su mal genio controla cada parte de su ser.

Paulo, que al parecer está disfrazado de doctor, saluda a Nicolas con un movimiento de cabeza.

Según él, Oriana, su novia, se disfrazaría de enfermera. Julian aún no le encuentra cuál es el vínculo que une lo que quieren representar, pero no le presta mucha atención. De todas formas, está enojado.

Nicolas, quien capaz tenía ganas de preguntar qué es lo que pasa con Julian, se encoge de hombros cuando los observa alejarse y perderse entre la multitud que está en su casa.

Es casi como la noche en que se besó con Enzo; extraños fumando y tomando repartidos por cada rincón de lo que parece ser el recibidor, música a todo volumen haciendo temblar el suelo, murmullo de conversaciones que se fusionan con el ritmo de la canción que está sonando ahora.

Julian no sabe a dónde se dirigen, él simplemente sigue a Paulo.

Ruega y le pide al universo que por una vez sea bueno con él, porque no quiere encontrarse con Enzo.

Saca un cigarrillo del bolsillo de su pantalón y se lo lleva a los labios, dejándolo ahí sin encender. No tiene ganas de fumar ahora, simplemente necesita tenerlo en su boca, por pura costumbre.

—Avísame si ves a Alejandro o a Alexis. —Paulo habla por sobre el barullo.

—¿Alexis? —Julian pregunta, demasiado consternado.

—Si. —Paulo interrumpe sus pensamientos. —El coloradito que se junta con nosotros.

—¡Ah! ¡Alexis!

Paulo se muerde el labio inferior para no reír, porque sobre que Julian está de malhumor, tiene miedo de terminar como Enzo el día que Julian llegó borracho al colegio.

De la nada, el dj cambia abruptamente de canción, tomando a todos por sorpresa cuando "Cupido" comienza a sonar, siendo remixada constantemente.

Julian frunce el ceño. No le sorprendería que fuera Alejandro o Paulo quienes pidieron aquel cambio.

Bajando la cabeza y acunando el cigarrillo con una de sus manos, lo enciende, dando una profunda calada.

english love affair [julian y enzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora