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Los párpados de Julian se despegan con lentitud, sus pestañas bailan en el instante en que sus ojos se abren y todo su sistema hace un intento por ajustar la luz a su alrededor.

Frunce el ceño mientras se saborea la boca, tragando una gran cantidad de saliva.

Se detiene un segundo para observar dónde es que está.

No tiene ni la más mínima idea.

La habitación de Nicolas no es, y la suya tampoco.

No recuerda haberse movido de locación anoche, así que su mente dormida piensa que lo han raptado mientras estaba en el quinto sueño.

Se queja un poco y baja la vista hacia su cuerpo, descubriendo que tiene puesta una remera que sabe que no es suya, porque anoche ha salido con una musculosa blanca, y esta es mangas cortas y encima negra.

Intenta moverse, pero se siente completamente contracturado y sofocado, sostenido fuertemente por unos brazos extraños.

El miedo se apodera de su cuerpo, porque no sabe dónde está, no tiene teléfono y lo mantienen atado contra la cama.

Se remueve un poco, con la intención fija de levantarse, y es entonces cuando percibe unos labios cálidos repartir besos en la línea de su mandíbula.

Jadea, y aprieta los labios para no gemir.

Good morning. / Buen día. — el acento inglés y ronco de Enzo le llena los sentidos, calmando el miedo y la ansiedad como si nunca hubieran existido.

Julian traga saliva e intenta respirar, pero le es imposible cuando Enzo está demasiado ocupado repartiendo besos por todo su cuello, por la línea de su mandíbula e incluso subiendo por sus mejillas.

Se siente como si estuviera en un paraíso, y llega a pensar que ha muerto y esto debe de ser alguna réplica del cielo o algo así.

— Basta. — casi gime, empujando suavemente a Enzo, alejándolo de su cuerpo con el miedo a que termine cayendo a sus pies otra vez.

— Anoche no parecía molestarte. —Enzo murmura, sus dedos largos acariciando la cadera de Julian. En silencio, se deslizan por el costado de sus muslos descubiertos. Sus yemas se sienten como plumas en la piel de Julian, y no cree resistir mucho más.

— ¿Anoche? — pregunta, el aire se escapa de sus labios en un suspiro cansado. Su ceño se mantiene fruncido cuando se voltea para quedar cara a cara con Enzo. — ¿Qué pasó anoche?

La cabeza le da vueltas, y le palpitan las sienes, pero claro que recuerda cada instante de la noche anterior, no es idiota.

Se relame los labios, observando los rojizos de Enzo, y, manteniendo la boca cerrada, cruza una de sus piernas entre las de Enzo.

Enzo le sonríe, su mano ávida se desliza de arriba a abajo por los muslos cálidos de Julian, recorriendo cada recóndito lugar para no perderse ninguno, para recordar en su tacto cómo es que se siente su dermis acaramelada.

— Mhm. — su voz baja tres tonos, su nariz se entromete en el cuello de Julian. — Hicimos tantas cosas anoche.

Julian cierra los ojos y sonríe con autosuficiencia; le encanta todo esto.

Estira su cuello sobre la almohada, dejándole a Enzo el espacio que necesite para llenarlo de besos, para que lo marque si quiere. Después pensará alguna excusa lo suficientemente buena como para que Paulo se la crea.

— ¿La pasamos bien? — vuelve a preguntar, usando a propósito su acento marcado. Sabe que a Enzo le encanta que le hable así.

Enzo sonríe contra su piel, repartiendo muchísimos más besos que antes, siendo descarado cuando ni siquiera le importa que el miembro de Julian esté despertando por debajo de las sábanas, porque sabe que después le dará toda la atención que necesita.

english love affair [julian y enzo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora