Jimin bajaba por las escaleras, con una de sus manos arrastraba una maleta y en la otra sostenia la hermosa rosa de cristal.Se sentía herido y decepcionado, el había arriesgado su vida protegiendo a Jeon y ahora el le daba la espalda sabiendo que había hombres tras el.
Caminó hacia la puerta y al abrirla se encontró frente al pelinegro que venía entrando con un semblante cansado, sus miradas se encontraron por unos instantes en silencio.
Una punzada de tristeza vibro el las roidas fibras del corazón de Jeon al ver la rosa siendo sostenida por Jimin.
-- Me retiro-.- dijo el rubio rompiendo el incómodo silencio, soltó la maleta, metió la mano en la bolsa de su pantalon-.- aquí tiene las llaves del auto.
-- Quédate con el-.- dijo mientras pasaba al lado del rubio.
-- Yo no necesito nada de ti-.- aventó las llaves y estas cayeron a los pies de Jeon.
Tomó su maleta y salió de la mansión de Jeon, mientras caminaba podía sentir como las lagrimas empapaban sus mejillas, en ese momento lo supo, estaba totalmente enamorado del pelinegro y le dolía saber que jamás sería correspondido.
-- soy un idiota-.- se dijo a si mismo en un susurro.
Por su parte Jeon lo miraba alejarse, un sentimiento de pérdida se instalo en su pecho.
-- El estará bien-.- dijo el moreno acercándose a Jeon-.- pusiste a suficientes hombres para cuidarlo, es mejor así, por lo menos hasta que podamos deshacernos de ese par.
-- Lo sé-.- respondió sin ganas.
-- Ve a descansar, no haz dormido nada-.- le dio un leve empujón para que fuera a su habitación.
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--Ah, así bebe, me montas tan bien-.- hablaba entre jadeos tomando al rubio de la cintura para que acelerará sus movimientos.
-- Kook te extrañé tanto-.- Jimin tenía sus manos en el esculpido pecho del pelinegro mientras sus caderas se movían de arriba a abajo.
-- Yo también dulzura-.- Jeon miraba con adoración como jimin se movía ensima de el.
Tenias sus cuerpos cubiertos de sudor, Jeon sentía que podría vivir dentro del rubio por siempre, ver cada gesto de placer en el rostro de Jimin y saber que el era el causante lo hacía desear ser solo el, el que lo provocará.
-- Ven aquí bebe-.- lo jalo hacia el para besarlo desesparadamente mientras el rubio seguía envolviendolo en su interior.
Mantenían sus ojos cerrados disfrutando del momento, cada sensación, cada estimulación los hacía desearce más y más.
Jeon se separó de los labios del rubio, pero al abrir los ojos.
-- ¿Que mierda?-.- empujó a la persona que yacía encima de el.
-- ¿Que pasa amor? -.- hablo la mujer con una sonrisa diabólica.
-- No, no, no-.- la miraba con pánico-.- T-Tu... tu estas muerta.
Lisa soltó una sonora carcajada, de pronto su cabeza se desprendió rodando hasta lo pies de Jeon, pero al verla, el miedo lo invadió, ya no era lisa, si no Jimin.
En ese instante Jeon despertó sobresaltado, todo había sido un sueño que se había convertido en una pesadilla.
Gotas de sudor viajaban desde su sienes hasta perderse en el borde de su pijama.
Froto sus rostro con desesperación tratando de calmar su respiración agitada.
-- No permitire que nadie te toque niño-.- Jeon tenía miedo y más ahora que se daba cuenta de que el rubio le gustaba aún que no lo admitiría en voz alta.
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Entre balas y flores Kookmin
ActionJeon Jungkook, de los mafiosos más temidos de Corea, un hombre sin piedad por quien lo traiciona, se cree intocable pues el no tiene puntos débiles, cuando era niño los enemigos de su padre asesinaron a toda su familia, quedando solo el, escaló poco...