Capítulo 26

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-- Me estoy aburriendo de ti-.- dijo Matteo mientras caminaba al rededor de Jeon-.- ¿Que te parece si te suelto y jugamos un poco?

-- Sería tu peor error, con lo viejo que estás no soportarías ni un solo golpe.-.- sonrió.

-- No te confíes, recuerda que más sabe el diablo por viejo que por diablo-.- dijo haciendo referencia al seudónimo que Jeon tenia-.- ¿Sabes? Ese apodo no te queda, cuando yo me quede con tu territorio, también me apropiaré de tu apodo-.- Jeon no pudo reprimir la carcajada que salió de su boca.

-- Crees que será fácil quedarte con lo mío-.- miró hacia el techo notando unas sombras que se movían entre las penumbras del almacén-.- Rm es peor que yo-.- y no se equivocaba, a pesar de que el moreno podía parecer un hombre apacible, cuando algo le molestaba se transformaba el la peor pesadilla de cualquiera.

-- No lo creo, se nota que e un blandengue al igual que todos los demas-.- Jeon pensó en Hoseok.

Ese desgraciado podía darle a cualquier cosa aun que esta estuviera a un km de distancia.

-- No te confíes Matteo, tómalo como un consejo.

Fuera del almacén tal cual Jeon había pensado, Hoseok había derribado a todos los guardias que custodiaban las puertas en un abrir y cerrar de ojos, dejando así el camino libre para que los demás avanzaran.

-- Jeon ¿Alguna vez te haz preguntado por qué asesiné a tus padres?-.- Jeon frunció el ceño-.- me imagino que los recuerdas, tu madre una hermosa rubia con un cuerpo exquisito, que por supuesto aproveche antes de matarla.

-- ERES UN HIJO DE PUTA!!-. grito Jeon tratando de abalanzarse  contra Messina.

-- Shh chiquillo, no arruines mi relato, tu padre -.- continuó. -.- un hombre occidental de tez morena ¿No te haz preguntado porqué no te pareces a ninguno de los dos?.

Jeon jamás se había cuestionado eso,  pero ahora que lo pensaba, Matteo tenía razón.

-- Yo estaba muy enamorado, aun que no lo creas, ella se llamaba Jieun, descendencia asiática, así como tu, cabello negro igual al tuyo-.- Jeon sentía que se le secaba la garganta.-.- tu padre y yo éramos amigos desde pequeños pero eso no le importo al momento de acostarse con la mujer de la que yo estaba enamorado.

Matteo estaba tan ensimismado relatando su triste historia,  que no se daba cuenta como sus hombres iban cayendo uno a uno.

-- Llegué un día sin avisar a su casa y los encontré juntos, debo admitir que ella y yo no eramos nada, pero tu padre sabía lo que yo la amaba, total -.- dijo restandole importancia-.- que después de ese día nos volvimos enemigos, meses después me enteré de que ella estaba embarazada, eso terminó por matar todas mis esperanzas.

-- YA DI LO QUE TENGAS QUE DECIR-.- jeon solo quería saber si lo que pensaba era verdad.

-- No te desesperes, aquí viene la mejor parte-.- sonrió-.- el día que Jieun iba a dar a luz todo se complico, ella era pequeña, tan esbelta-.- suspiró-.- y el bebé demasiado grande, tanto que la desgarró por dentro provocandole una emorragia interna que no pudo ser controlada y por consecuencia murió.

-- No me interesa el final de tu estúpida historia-.- jeon ya se había dado cuenta que solo eran ellos dos, los demás hombres ya habían sido asesinados.

-- Pues la vas a escuchar-.- bufo -.- el niño sobrevivió,  el maldito niño que asesinó a su propia madre, tu maldito hijo de perra, por tu culpa jieun murió... ¡¡MATASTE A TU PROPIA MADRE!!-.- grito furioso en el rostro de Jeon.

Matteo ya no soportaba más la presencia de Jeon, saco la pistola que   tenia en su espalda y apunto justo en medio de la frente del pelinegro.

El ardor en su mano lo hizo soltar el arma, un cuchillo atravesaba su muñeca, en ese instante se dio cuenta que nadie más estaba a su alrededor, sus hombres yacían tirados entre tierra y basura del lugar.

Entre balas y flores  KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora