Jeon Jungkook, de los mafiosos más temidos de Corea, un hombre sin piedad por quien lo traiciona, se cree intocable pues el no tiene puntos débiles, cuando era niño los enemigos de su padre asesinaron a toda su familia, quedando solo el, escaló poco...
ANTES DE EMPEZAR A LEER, LES PIDO DE FAVORSITO QUE LEAN LA NOTA DEL FINAL, LES DEJÉ LA PORTADA DE MI NUEVA HISTORIA Y UNA PREGUNTA QUE ME GUSTARÍA QUE RESPONDIERAN.
AHORA SI, PROCEDAN A LEER....
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Todo estaba listo, Jeon estaba enfundado en un hermoso traje negro en su totalidad, parado frente a todos los que el consideraba sus amigos, eran pocos, si, pero estaba agradecido por tenerlos en su vida.
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-- Podrías calmarte -.- hablo el moreno susurrando.
-- ¿No me pidas eso, coño?-.- dijo Jeon tallando las palmas en su pantalón.
Estás le sudaban debido a los nervios, estaba a punto de casarse con el hombre que cambió su vida, ese pequeño rubio que lo hacía enloquecer.
-- Respete la casa de Dios jovencito-.- lo regaño el cura a sus espaldas.
En seguida volteo a verlo de manera amenazante y el hombre vestido de sotana sintió hacerce pequeño en su lugar, por un momento olvidó quien era la persona parada frente a el.
-- Lo siento -.- dijo Jeon un poco más relajado.
En ese momento escuchó como se abrían las puertas del lugar, giró su cuerpo y ahí estaba el, su hermoso rubio, vestía de blanco, lucía hermoso y por un momento no sé sintió suficiente para el.
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¿Cómo podía alguien como ese pequeño rubio ser tan tierno y tan sensual a la vez?
La pequeña Hyuna caminaba junto a su hermano esparciendo pétalos de rosas, marcando el camino que lo llevaría a Jeon.
Una hermosa sonrisa se dibujo en los labios de Jimin al ver que al final del pasillo lo esperaba su hombre, ese al que todos temían pero el amaba con locura.
Caminó de manera lenta tomado del brazo de Tae, al llegar este le ofreció la mano del rubio, Jeon la aceptó con una enorme sonrisa.
