Para cuando llegó por fin el día, Lisa llegó preparada al Museo.
Se había leído cuatro libros de más de cuatrocientas páginas del antiguo Egipto, pertenecientes a la biblioteca de su tío y sabía todo lo que necesitaba saber y lo que no, de este país.
Además, iba más majestuosa que nunca con su vestido no. 49 de mañana, un vestido blanco (disimuladamente transparente) que estaba diseñado a mangas cortas, escote un poquito pronunciado y un corte imperio en las faldas.
Lo que la hacía coleccionar miradas apreciativas por parte de mujeres y hombres esa mañana.
―Mi Lady, esto sí que está bonito. ―Comentó, Yuna, su nueva carabina, con su marcado acento pueblerino, mientras miraba impresionada la fachada del Museo.
El Museo Egipciano era un edificio de dos pisos en forma de torre que, en la ventana principal de arriba, a ambos lados, tenía dos estatuas que representaban a las diosas Isis y Osiris.
Y en la entrada a la que acababan de llegar, había dos columnas de papiros gigantescas.
<<Que ingenioso>> ―Pensó Lisa al tiempo que, sacaba dos chelines de su ridículo blanco de gemas rojas falsas y, pagaba por ella y por la carabina a la encargada para pasar.
Las recibió dentro una sala espectacular donde había una réplica exacta de la selva con elefantes, cebras, rinocerontes, leones y otros animales mientras pastaban.
El grito de su carabina la interrumpió e hizo que las demás personas que estaban mirando a los animales voltearan hacia ellas.
―¿Qué te pasa? ―Le preguntó Lisa, al tiempo que la agarraba porque pensaba salir corriendo.
―¡Mi Lady vamono' de aquí! ―gritó Yuna con su pequeña cara trasformada por el terror― esos animales nos van a comer.
<<Dame paciencia. Dame paciencia>> ―Pensó Lisa, dándose una palmada en la frente.
No podía ser más idiota esa chica porque bueno...
Yuna no tenía más de diecisiete años, antes había sido la encargada de fregar los suelos de su casa, pero cuando restructuró todo el servicio, había pasado a la posición de su carabina.
Le había tocado quedarse con ella porque era barata y cualquier cosa era mejor que Mina. Además con ella podía hacer lo que le daba la gana sin que la estuviese molestando como su anterior carabina, pero a veces esa imbécil la sacaba de quicio por su estupidez.
―Son de mentira, Yuna. ―Le explicó Lisa entre dientes porque contenía las ganas de gritarle.
―¿Sí?
―Sí, tonta. Vamos anda.
Después de soltar a Yuna, Lisa empezó a buscar al guardia encargado de la seguridad del lugar.
Cuando lo encontró, le preguntó con esa voz melosa que usaba para encantar a los hombres, donde quedaba la cámara donde el Principe estaba dando su conferencia.
Este, con cara atontada por la impresión de verla, le indicó de manera entrecortada, que en la sala egipcia del segundo piso y le explicó cómo encontrarla.
Lisa de inmediato subió las escaleras, pasó por los pasillos que el seguridad le había dicho y llegó.
―Quédate aquí hasta que me siente. ―Le ordenó a su carabina.
―Pero mi Lady... tengo miedo... aquí se ve oscu...
―¡Que te quedes aquí! ―Yuna se echó atrás ante la subida de tono de su ama y asintió abrasándose a sí misma. Entonces más tranquila, Lisa le explicó mejor. ―Cuando me siente tú entras ¿entiendes?
Yuna asintió otra vez.
Lisa no quería que entrara porque deseaba que solo la vieran a ella y también quería evitar que Yuna hiciera algo que entorpeciera su magistral entrada.
No podía permitir que la primera impresión que el Principe se llevara de su persona fuese mala por culpa de esa idiota.
Luego de ajustarse su pelliza, su sombrero a juego y erguirse más, Lalisa Manoban giró la manija de las puertas dobles con grabados de dibujos egipcios y pasó tan altiva como una reina.
―Setti I fue el segundo Faraón de la dinastía XIX de Egipto. Se dice que gobernó quince años y que sus padres eran Ramsés I y Sitra. ―Explicó Kim Taehyung desde la tarima de la sala, mientras enseñaba a los presentes el dibujo de Setti que tenía montado en un caballete. Se ajustó el monóculo que utilizaba en el ojo izquierdo por el leve problema de vista, que no le permitía leer letras pequeñas y prosiguió. ―Su reinado se dio desde 1294 a...
Paró su discurso abruptamente, cuando oyó el ruido de la puerta y por instinto alzó la vista para ver quién era la persona que se unía a la estancia, diez minutos tarde de que hubiese empezado su conferencia.
¡Madre del cielo!
La visión de aquel ser que entraba lo impresionó y mareó a partes iguales.
Parecía la misma diosa Afrodita que se había escapado del Olimpo, vestida de manera magnífica. No había otras palabras para describir a tal divinidad.
¡Qué bella!
¡Qué preciosa!
No podía dejar de mirarla, de grabar cada detalle de esa cara y ese cuerpo tallados por Dios, con dedicación y esmero.
Ella por su parte lo miró un momento y él sintió que se iba a desmayar, cuando aquella mirada lo enfocó unos instantes con desinterés.
Ella dejó de mirarlo y siguió caminando como si estuviese cómoda con todo.
La dama tomó asiento en uno de los bancos vacíos y sacó un cuaderno de apuntes...
Taehyung duró un rato mas viendola hasta que escuchó a alguien del público aclararse la garganta, entonces se dio cuenta que no habia disumalado. Y esperaban que siguiera con la charla.
Se sintío estúpido y avergonzado.
Todos se habian dado cuenta que se habia devorado a esa mujer con los ojos.
¿Qué le habia ocurrido?
Él no era mujeriego y no acostumbrabs a ver a las mujeres de forma lujuriosa.
<<Estás comprometido. Le debes respeto a Jennie tu futura esposa >>--- se reprendió mentalmente.
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ROYALTY (Taelice)
Historical FictionLalisa la Jovén más bella e inalcanzable de la sociedad. Una mujer inteligente y manipuladora. lo que tiene de belleza lo tiene en arpia. Pero que pasara cuando la ruina le llega a ella y a su madre, ya no seguira rechazando a sus pretendientes. bus...