ROYALTY (Taelice)

Cap 48

La celebración del cumpleaños de Lisa era un despliegue de majestuosidad, aquella noche de domingo. El gran salón de baile del palacio había sido adornado con guirnaldas y flores y, ambientado con una buena orquesta, para que las parejas que estaban en el centro, danzaran. Además, había dos mesas en los extremos de las esquinas, donde damas viejas y floreros de la comunidad, miraban a los demás bailar, sentadas. Y también había otra mesa de refrigerios en la sala contigua, donde había tremendo banquete, con licor incluido. Lisa mientras bailaba con su marido, el baile  que solo se atrevían a poner algunas casas de Londres, "el vals" y que ella había insistido fuera en el repertorio para poderlo bailar con Taehyung, felicitó mentalmente a su suegra, por la organización, aunque también le dio créditos a su madre, porque sabía que había pedido a Bo-ah agregar detalles, porque su progenitora sabía que era lo que más le gustaba de las fiestas. Pensar en su madre la hizo mirarla por encima del hombro de Taehyung. Ella estaba bailando con Kyung ho, porque hasta le había pedido permiso para hacerlo, diciéndole que no quería llamar la atención y dañarle su fiesta, que solo era una pieza, pero ella le había contestado que no pusiera cuidado a eso, que bailara todo lo que quisiera con él, sí ya todos comentaban su romance, además no podían decir nada, porque no había nada de malo que dos cuñados bailaran. Lisa se daba cuenta que ellos se amaban, le gustó saber que había sido concebida con amor, solo que le urgía que se casaran, pero no se podía meter en la relación de ellos.

—¿Te gusta como quedó todo? —Le preguntó Taehyung, susurrando a su oído,

—Sí, tu madre hizo buen trabajo. —Respondió Lisa.

—Me gusta tu vestido. Toda la comunidad de Hampshire lo está comentando ¿Es nuevo verdad? —Le dijo él, dándole una mirada rápida a un vestido fabricado especial para esa celebración, que era negro vibrante, con mangas largas  y gemas en las faldas. Además, lo había combinado con un buen maquillaje, joyas llamativas, y con una tiara adornando su cabello negro, suelto como una cascada.

—Sí, es nuevo, mi nueva doncella me lo cosió. —Respondió Lisa coqueta, enfocándolo con su mirada gris.

—Esa muchacha te adora. Me dijo que le compraste ropa en el pueblo para su bebé que viene en camino.

—No fue nada, cariño. Ella lo necesitaba. —Trató de restarle importancia Lisa, quien no le gustaba ser alabada por sus buenas acciones. —ella me trabaja muy bien, si lo notas, premio a los buenos trabajadores.

—Mmm... a mí me parece un gesto muy hermoso, Lisa. —Dijo Taehyung, sabiendo que el servicio idolatraba a su esposa por su comportamiento humano con ellos.

Lisa solo suspiró, modesta por el halago.

—¿Sabes? —Taehyung le puso otra vez la boca en la oreja, eróticamente. — Ahora voy a darte tu regalo de cumpleaños en la alcoba.

A Lisa se le colorearon las mejillas por su comentario con connotación sexual.

—Te refieres a esa práctica que no hemos hecho ¿verdad? —Le preguntó, sintiéndose excitada al recordar cómo los últimos días, Taehyung había estado introduciendo sus dedos en esa área, cuando ella lo cabalgaba. La había estado preparando seguramente.

—Aun estás a tiempo de echarte atrás, comprenderé que quizá es muy bochornoso para ti que practiquemos esto.

—Tae, no seas tonto, claro que quiero. —Dijo ella mirando hacia atrás si alguien les prestaba atención, luego al ver que cada uno en su cuento, le susurró al oído. — Me ha gustado cuando... me introduces los dedos... debe ser alucinante que entre lo otro...

—Sí, como te dije la otra vez, disfrutarás tanto que lo pedirás todos los días.

Ella le acarició la mejilla y sonriente se dijo, que Taehyung era un sueño de marido, porque la llenaba en todos los aspectos. Era dulce y tierno, se preocupaba por todas sus cosas, siempre quería conversar con ella y ser su confidente, la llenaba de detalles y lo mejor es que era un semental ardiente, que a veces hasta la dejaba llorando de placer en la alcoba matrimonial. Ni el millón de libras esterlinas ganadas en Egipto, ni todo su demás astronómico capital, era lo mejor que tenía ese hombre, porque su calidad de persona era lo que realmente valía ¿Cómo pudo atraerle algo tan vano, como el dinero, cuando era tan especial?