ROYALTY (Taelice)

Cap 6

VINTAGE MAGAZINE

1822

Bochornoso... ¡El Principe Kim insultó a Lady Lalisa Manoban, llamándola cortesana!

Qué más quisiera que fuese una invención mía, mis queridos lectores, pero la escena que les cito arriba, realmente ocurrió ayer en el Museo Egipciano.

Fuentes me informaron que se dio cuando Lady Lisa se le acercó amablemente al Principe para felicitarlo por la exposición que acababa de dar, y este, odioso, le respondió que se alejara de su vista, porque no le gustaban mujeres que vendían su cuerpo a cambio de dinero.

Impresionante, ¿verdad?

Muchos afirman que Lady Manoban después de la humillación, salió del lugar con dignidad, sin expresar ninguna replica de odio y que el Principe cuando se dio cuenta que se había equivocado, por poco llora de arrepentimiento. Bueno, ¿quién no?

¿Qué pasará después de esto?

¿Cómo actuará la Condesa?

—Lisa, ábreme. Soy tu madre...necesito hablar contigo. —Pidió desesperada Lady Sooyoung, luego de dar varios golpecitos a la puerta oscura de nogal del cuarto de su hija.

Acababa de llegar de la casa de su amiga, Jihyo, quien preocupada por su estado no la había dejado salir hasta entrada la noche.

Gracias a ella no había cometido una locura. ―Pensó agradecida.

Su ira hubiese agrandado más el escándalo del que ahora era víctima su hija por culpa del Principe.

Siguió tocando. No obtuvo respuesta.

Según lo que le habían dicho los criados, Lisa se había encerrado en su cuarto desde que había regresado del museo y además, había pedido no ser molestada porque le dolía la cabeza.

Eso significaba solo una cosa, no estaba bien.

Ella la conocía mejor que nadie, las migrañas eran su manera de exteriorizar la tristeza y la desesperación.

Lisa podía engañar al mundo con esa carátula de hielo, pero a ella no.

Su hija podía sentir igual que los demás y se había dado cuenta que las críticas la enloquecían, por eso era tan perfeccionista con la apariencia que daba al mundo. Amaba ser admirada, tanto como odiaba ser criticada.

Por ende, lo que le había hecho Kim debió haberla afectado más de lo que iba aceptar nunca.

Desgraciado. Ojalá pudiera darle un par de cachetadas.

¿Cómo pudo atreverse?

—Hija ábreme. —Volvió a pedir.

De pronto escuchó el sonido del desbloqueo de la puerta por el lado de adentro y más tarde se asomó en el espacio entreabierto su preciosa hija, vistiendo una de esas glamurosas batas.

—Estaba bañándome, madre —se disculpó Lisa, dándose la vuelta para que ella la siguiese al interior— pasa.

Soonyoung la siguió.

Lisa por su parte, cuando llegó a su cama, en ese momento forrada cubrecama de azul, se acostó en una postura boca abajo, grácil y despreocupada.

—Bien, ¿Qué ocurre? ¿Para que soy buena?

Sooyoung no le creyó ni un poco aquella falsa imagen de tranquilidad, ni mucho menos que se estuviese bañando, seguramente su demora se debía a que estaba ganando tiempo para recomponerse y después poder comportarse así de serena ante ella.