Capítulo 27

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No sabía por cuanto tiempo más podía seguir aguantando el estar lejos de él, no poder tocarlo y besarlo como desea. Anímicamente no estaba bien, sus días eran largos y eternos, por lo menos él los sentía así. El dolor pasaba por sus venas con claras intenciones de hacer que tenga presente ese sentimiento, de aniquilar las pocas emociones que le hacían recordar que aún seguía vivo, en una realidad gris, fría y solitaria que lo ha consumido sin permitirle luchar. Tampoco es como si quisiera batallar ni nada. Para él, había perdido la guerra.

Ha intentado de todo para poder dejar de pensar en él, pero era inútil. El salir a fiestas, tomar hasta perder la conciencia sólo lo hacía sentir aún peor cuando la realidad al día siguiente lo atropellaba. Por las noches estaba tentando en ir a él sin importar nada. Inconscientemente se quedaba en medio de la oscuridad del pasillo, observando la puerta de la habitación del Omega, giraba su perilla con delicadeza y se asomaba un poco para observarlo dormir plácidamente, como un ángel. Eso le daba una paz momentánea que servía para calmar la agonía que lo devoraba por dentro.

Tal vez estaba mal, se castigaba a sí mismo y eso era masoquista, pero ¿Qué más podía hacer? Si no olía un poco de su aroma estaba seguro que iba a volverse loco.

La debilidad en su lobo era cada vez más notable. La última vez que se miró en un espejo estaba pálido y un poco ojeroso. No era ese alfa que tanto le gustaba presumir. Hasta salió una carcajada amarga. No se reconoció en lo absoluto, y se le hizo chistoso e incluso triste como su dependencia y amor por un pequeño Omega se hizo tan grande. Era irónico, hace sólo unos meses no le importaba eso del 'amor' o las relaciones serias, él prefería su libertinaje sin ataduras. No creía en eso de los destinados, ni tampoco se veía a sí mismo marcando un Omega y teniendo cachorros.

Y mucho menos se veía enamorado.

Pero ahora… era capaz de armar una guerra, hacer lo que sea si cierto pequeño se lo pedía. Ahora su corazón latía con velocidad el sólo sentir el aroma o presencia de DongMin, como cada de célula de su cuerpo se alteraba. Como sus ojos derramaron lágrimas de dolor cuando él decidió terminar todo.

Por otro lado… su madre, porque sí, aún la consideraba su madre encima de las circunstancias. Aunque sus palabras hirientes hacia ella fueron producto de un arranque de rabia, la quería, después de todo, ella lo había criado. Ella no le hablaba en lo absoluto, ni siquiera lo miraba como antes, con cariño, con esa calidez materna que siempre lo hacía sentir bien. Era de esperarse, las cosas no habían sido nada fáciles para ella, pero menos para él. Se habían distanciado un poco, y ella sólo le hablaba para lo necesario. Tal vez para no levantar sospechas cuando su papá estaba presente.

Y estaba bien, no podía pedir mucho. Sabía de antemano que su vida no iba a volver hacer la misma nunca. Ni tampoco la manera en que el MoonBin de antes veía las cosas regresaría. Todo cambió.

Ese día estaba más decaído de lo normal. No sabía si era indicios de gripa o algo así, pero sus ojos estaban pesados y cansados, también tenía un horrible ardor en su pecho. Podía tomarlo como un mal presentimiento, pero su alfa estaba tan herido que no le decía nada. Además que él sabía que DongMin estaba bien, o por lo menos es lo que había visto esos últimos días y cuando se fue a la escuela en la mañana.

Aún así, no dejaba de sentir esa inquietud.

— ¡Bin! — Escuchó detrás de él. Se dió la vuelta inexpresivo encontrándose con Mi-Suk, una Omega con la que estudiaba la misma carrera. Pocas veces había cruzado palabras con ella.

— Hola — Saludó neutro.

— Hola, sé que tal vez no hemos hablado mucho, pero es que quería pedirte un favor. Es urgente — Ella se escuchó realmente agobiada. MoonBin frunció el ceño.

MY BROTHER ALFA. [𝙊𝙈𝙀𝙂𝘼𝙑𝙀𝙍𝙎𝙀]𝙱𝚒𝚗𝚠𝚘𝚘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora