34.- ¿Vamos?

511 66 15
                                    

La felicidad absoluta... No, no creo que exista, pero sí existen los picos de felicidad. Son momentos en los que ese parece ser el único sentimiento para el individuo que lo experimenta. Pero... Que alguien llegue a ese punto máximo lo único que significa es que le depara una depresión.

No depresión de enfermedad, sino como una fluctuación negativa del estado de ánimo. Pienso firmemente que los humanos funcionamos igual que... Olas, es decir, suben y bajan. Un periodo de subida consta de felicidad, tranquilidad, calma... Pero le sigue un periodo de bajada en el que predominan sentimientos de estrés, desesperación, tristeza...

Los humanos son muy complicados, para mí al menos. Pero veo ese patrón en muchos... No en mí. Yo me mantengo neutro... Espero las bajadas y preveo las subidas por lo que no me afectan mucho, pero últimamente si que las he estado experimentando.

Había pasado mucho tiempo desde que _______ se alejó... Me dejó reflexionando y se lo agradezco pero, ¿Que había de ella?

Reo, Karasu y el resto fuera del agua empezaron a llamarnos para jugar al voley playa. El pánico reinó al no recibir señales de aquella fémina, nos regañaba mientras al asesino parecía darle un ataque.

Todos salimos para comunicar la situación... Cuando vi a Tabito pude identificar el miedo en su cara, pero no podía sentirlo, no podía empatizar con él.

Sus ojos empezaron a enrojecer, pronto se veía hiperventilando. No sabía que hacer, que decir... Me quedé callado y apartado mientras varios iban a atenderlo.

– ¡¡Karasu!! ¡Hey, calma, ella está bien! -- Exclamaba Reo abrumado por la situación.

El tembloroso chico era revisado y cuidado por Yukimiya y Reo. Bachira estaba llorando pero tenía a Isagi consigo para calmarlo, El resto no sabíamos que hacer hasta que Chigiri tomó la delantera. Nos cogió a mí y a Otoya por los brazos y comenzó a tirar de nosotros hacia el mar.

¿Enserio ella nos estaba provocando todo esto? ¿Nos hace tanta falta? ¿Nos dolía la posibilidad de que fuera nuestra culpa que le pasara algo? No sé qué fue lo que me dió energía para buscarla.

Otoya, Chigiri y yo nadábamos hacia donde la vimos alejarse. Era difícil, ya que al ser agua salada y haber arena no podíamos abrir nuestros ojos bajo agua.

Nosotros nos manteníamos juntos, ya nos habíamos alejado bastante como para no ver a los otros chicos. Chigiri se empezaba a impacientar y Otoya ya no traía ese semblante calmo que siempre llevaba.

Cuando ya nos íbamos a devolver algo empezó a nadar bajo nuestras piernas, a cariciarlas mientras intentaba hacernos cosquillas. Así apareció aquella chica frente a nosotros.

– Jajajaja, ¿Que hacéis aquí? -- Preguntó ella con una sonrisa inocente. – ¿No os dije que me dejarais un rato sola?

– _________, no puedes alejarte así. Además, ya ha pasado un rato largo, ¿No crees que es hora de volver? -- Le regañaba Chigiri aliviado de encontrarla.

– Parecéis cansados... Tranquilo, me ubico bien y se me da bien el mar así que no hay problemas. -- Dijo con sencillez.

Mi corazón se relajó al verla sana y salva, mientras que otra parte se quería quedar aquí lejos de los demás y cerca de ella.

– ¡Volvamos, a Karasu le estaba dando un ataque de pánico! -- Recordó Otoya.

La muchacha se alarmó y tan pronto como escuchó lo que provocó su ausencia tomó todo el aire que pudo y se sumergió buceando hacia donde estaba la sombrilla a toda velocidad.

Supongo que ya era tiempo de volver... A lo mejor, ella si era felicidad absoluta felicidad para mí.

...

¿Un fútbol monocromo? (Blue lock × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora