30.- Lo sé... Lo sé.

574 74 12
                                    

Vi como un pelirrojo de melena larga se acercaba a donde yo estaba sentada. Por cordialidad, me levanté para saludarlo y lo invite a tomar asiento conmigo.

– Hey, pensé que sería el primero en llegar. -- Comentó mientras se sentaba a mi lado. – Ya sabes, porque fui yo quien lo propuse.

– No sabía cuántos iban a venir temprano para charlar, por eso vine, a hacerte compañía, princeso. -- Le contesté.

Él se pidió un café con leche y un toque de miel. Hablamos de cómo pasamos estos dos días y de cuales eran nuestras previsiones para el viaje.

– Yo apuesto lo que quieras a que Bachira se pierde. -- Chigiri iba a lo seguro, ya que todos sabemos lo despistado que puede llegar a ser el rubio.

– Eso no es justo. Yo no juego en esa apuesta. Tienes que ir a por algo que no sea tan predecibles pero tampoco imposible. -- Le regañé mientras él se reía del mini berrinche que montaba.

– Mmmm... A ver, déjame pensar... Entonces, me apuesto tu primer beso. -- Mis orejas al escuchar eso se sonrojaron muchísimo.

– ¡¿Huh?! ¡¿Y eso porque?! -- Pregunté exaltada.

– Bueno, puedo ver cómo todos te tienen ganas así que yo creo que este fin de semana te roban el primer beso. -- Comentó tan normal.

– ¡Está bien! ¡Apostemos entonces! -- Exclamé mientras me levantaba dándole un golpe a la mesa. - ¡Yo me apuesto que no daré ni mi primer beso ni una mierda! -- Dije ya algo más enfadada de su mirada tan confiada.

– Bien, ¿Y que nos estamos apostando? -- Añadió él.

– Quién pierda tendrá que hacer lo que el otro quiera sin chistar. -- Lo señalé, ahora era yo quién sonreía con confianza. – Ya perdiste, Chigiri Hyoma.

Me acerqué a él demasiado para matarlo con mi mirada mientras zanjabamos la apuesta. Él se rió y tanteo unos centímetros para aproximarse más a mi rostro.

– Ten cuidado o perderás más pronto de lo que piensas. -- Su susurro erizó mi piel.

Yo me alejé mientras me sentaba enojada pero sonrojada en mi silla. Él solo se reía. Pensé que el principito era más tímido, pero se volvió más egoísta.

El tiempo pasó entre risas, provocaciones y meras conversaciones junto a Chigiri. Pronto en nuestro campo visual distinguimos a Isagi, Reo, Nagi, Bachira y Yukimiya. Me levanté rápido para ir donde Nagi.

– ¡¿Nagi?! ¿Te dió fiebre? ¿Qué haces aquí tan temprano? -- Bromeé divertida con él mientras hacía como si le tomara la temperatura con la mano. – A penas son las 10:20.

– Reo, me trajo a rastras... Es muy malo... -- Dijo el chico medio adormilado.

– No seas teatrero, tú también querías venir, si no te hubieras quedado un rato más en cama. -- Le informó el pelimorado en cuestión. – Veo que Chigiri y tú llegaron antes. -- Se dirigió a mí.

– Sip, ¿Y que hace este gran grupo junto? -- Pregunté con curiosidad.

– Nos encontramos en el camino. -- Aclaró Yukimiya quién ya había tomado asiento.

– Bueno, yo fui a buscar a Bachira para que no se perdiera. -- Entonces le dediqué una mirada fría a Chigiri.

Él solo se encogió de hombros mientras sonreía y sacaba la lengua burlonamente. Bachira se apegó a mi como una lapa. Todos nos saludamos y nos preguntábamos sobre cómo nos iba, ya saben, todo lo que se hace por educación.

Los dos que saltaron llegaron con el tiempo justo. Estaban peleándose por el camino así que no nos costó reconocerlos por el escándalo que andaban montando.

¿Un fútbol monocromo? (Blue lock × Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora