¡Final del primer tiempo! Por fin... Aaaa... Al parecer, Gagamaru y nuestros defensas fueron una gran elección.
Antes de que pitarán el fin de los primeros 45 minutos me dirigía corriendo hacia el campo. Sí, quería librarme cuanto antes del trabajo, jeje.
Ego se levantó para regañarme pero llegué justo cuando avisaron el descanso por lo que me eché a correr hacia los chicos.
Primer me dirigí hacia mi lesionado favorito, fui con rapidez a tirarme a sus brazos.
– ¡Chigiri! ¿Que tal? -- Hablé velozmente. – ¿Todo bien con tu rodilla? ¿Muy cansado? ¿Te molestó que me tirara sobre tí? Si es así lo siento.
– Frena, frena. Pensé que yo era el velocista, jajaja -- Comentó divertido pero dispuesto a contestarme. – Estoy bien, muy bien. Mi rodilla puede con esto y con mucho más. Estoy cansado pero no mucho. Y no, no me molestaste para nada, no te preocupes. ¿Contenta?
Le abracé con fuerza afirmando que era la mujer más contenta del mundo. Otoya y Karasu estaban allí. Se acercaron a preguntar algo.
– No te vi en la banca, linda. -- Dijo Karasu. – Sé que un mediocre como yo no merece tu apoyo, pero... Pensé que estarías para el equipo, ya sabes, después de todo ese discurso...
Le di una colleja al tonto de Tabito. Siempre anda con lo que es un mediocre o que no me merece o cosas así.
– Cállate. ¡No eres un mediocre! Uffff... Si jugaste muy bien en el partido, ¿Cómo puedes decir eso? -- Le dije con un tono medio enfadado mientras Hyoma y Eita reían de fondo.
– ¿Y porque no estuviste aquí, amor? -- Dijo el ninja aferrándose a mi cintura.
– Aaaa... No me lo recuerdes, andaba muy ocupada y seguramente en el segundo tiempo también lo esté. -- Hablé entré suspiros para luego tomar un tono más sugerente. – ¿Es que acaso me extrañaban?
Todos asintieron mientras yo solo reía con ternura antes los tontos. Estaba por irme a hablar con los demás cuando algo captó mi oído.
– ¡Hey, Hyomaaa! -- Gritó una voz afeminada desde las gradas. – ¡Mira hacia aquí, Hyomaaa!
Todos volteamos mientras notaba un aire más fatigado por parte de Chigiri.
– Whoa, ¿Quién es ese bellezón? -- Preguntó el mujeriego Otoya.
– Mi hermana... -- Respondió casi ofendido.
– No es extraño, todos son igualitos en su familia, jaja. -- Comentó Karasu divertido.
Yo cogí el brazo de Chigiri y lo obligué a saludar de vuelta a su madre y hermana. Yo las saludé junto a él a pesar de que no las conocía de nada. Entonces se me ocurrió una idea algo mala.
– ¡¿Porque sois tan bonitas?! ¡Guapas! ¡Me caso con cualquiera de las dos si alguna acepta! -- Les grité de vuelta a las mujeres que formaban la familia de Chigiri. – ¡Supondré que es genética porque Hyoma también está bien hermoso!
Las mujer solo reían y negaban con la cabeza mientras se sonrojaba levemente de la vergüenza. Chigiri, en cambio, lo pillé tan de imprevisto que casi se ahoga con el agua.
– ¡_______! -- Se quejó muy avergonzado. – No tienes porque ser tan ruidosa...
Yo lo abracé mientras le pedía perdón. Me excusé diciendo que después de ver tales diosas griegas no me pude resistir. Él solo se reía para ocultar su nerviosismo.
Cuando nos separamos vino Otoya, a volver a tomarme entre sus brazos. La distancia entre nosotros se acortaba pero antes de que se le ocurriera siquiera besarme volteé la cara recibiendo el tacto de sus labios en mi moflete.
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¿Un fútbol monocromo? (Blue lock × Reader)
Fiksi Penggemar-- Solo ganas o pierdes en el fútbol, no hay más vueltas. Blanco o negro, esa es la monocromía que gobierna todo. Así es como he vivido toda la vida y no dejaré que una panda de adolescentes con sueños inalcanzables me rompan mis esquemas. Así que...