𝐿𝒶 𝒻𝓊𝑒𝓇𝓏𝒶 𝒹𝑒 𝓁𝒶 𝓃𝒶𝓉𝓊𝓇𝒶𝓁𝑒𝓏𝒶
Las manos del joven rozaban su torso con apasionadas caricias mientras él intentaba corresponderle los besos, tratando de olvidar como la última vez que estuvieron en esa posición Harry había murmurado el nombre de Louis entre los gemidos de John. La saliva se le amargaba en el paladar, abrumándolo con desagrado y odio por su capacidad de lastimar a un chico que lo único que le había pedido a cambio era un amor honesto.
Sentía un nudo de angustia que no le permitía dormir a diario, así que dejó su cama donde la luna iluminaba la desnudez del quién era su novio para vestirse rápidamente y salir de nuevo a los jardines fuera de su residencia, lugar que se había convertido en refugio.
Y así, pensaba en él sin intentarlo, y cuanto más pensaba en él, más rabia le daba y cuanto más rabia le daba, más pensaba en él. Más lo quería, más lo añoraba y solo podía bajar las esculpidas escaleras con pesadez, girando su rostro hacía la banca de mármol frente al rosal que John le había pedido que quemará y cuando se sentó en ella no logró contener las lágrimas.
Una inexplicable tristeza lo inundó de pronto al porqué el rosal seguía floreciendo, cómo si el fuego jamás lo hubiese tocado, los rojos pétalos iluminados por la luz del farol a metros de él.
―Eres una fuerza de la naturaleza― la respuesta salió de sus labios en un suspiro rendido. ¿Cómo había logrado quererle tanto? Faltaban alrededor de dos meses para que fuera el cumpleaños de Louis y aún se debatía si debía volver.
Finalmente tomó una de ellas entre sus dedos y el rosal crujió sereno viéndolo marchar e inhalar su extremidad. Harry sonrío pequeño cuando las ganas de aplastar la flor contra su rostro le cruzó veloz por la mente, la distracción de aquel pensamiento esfumándose cuando al entrar al dormitorio notó a John con una expresión de enojo, con su celular en mano.
― ¿Qué estás haciendo? ― se acercó a él y le arrebató el aparato de las manos, notando que en la pantalla había un mensaje abierto, un mensaje de Louis, a punto de ser borrado.
‹‹Harry, necesito ayuda››
Un nudo de coraje se formó en su pecho al mirar al chico quien parecía a punto de realizar una rabieta para empañar sus acciones. Lo había encontrado en el acto, a punto de borrar un mensaje de Louis ¿Y si no era la primera vez que lo hacía? ¿Y si algo grave había pasado y él nunca lo supo por qué no leyó aquellos mensajes? Ya habían pasado tres meses desde la última vez que había escuchado de su pequeño.
― ¿Por qué? ― tenía tantas preguntas pero aquella simple y patética duda fue la primera en salir de su boca.
― ¿Crees que soy idiota? ¿Que no me he dado cuenta de que ese chico es lo único que existe para ti? Leí cada uno de sus mensajes ¿No te das cuenta de cómo te usa? ― contestó enfadado con sus manos que parecían rogar algo que sus ojos gritaban.
Harry se dio cuenta, lo había lastimado, lo continuaba haciendo y lo continuaría haciendo si no le ponía un alto a aquel desastre.
― Perdóname John, lo mejor será que dejemos esto aquí ―respondió sin atreverse a escuchar otra de sus palabras contra Louis. Él debía estar enojado por lo que John le había confesado haber hecho pero no podía evitar pensar en lo que el hombre debe haber sentido cuando lo tuvo en sus brazos y aún dentro de su cuerpo, él nombró a alguien más.
― ¿Estas terminando lo nuestro? ― su voz quebrada sonaba confundida, Harry conocía su reacción de antemano, tenía que terminar de cortar el hilo antes de que este lo ahorcará.
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Las rosas llevan vendas➳
RomanceObra terminada en Febrero del 2016 Roses wear blindfolds; Violets crack whips; candle wax dripping, teeth biting lips. (Las rosas llevan vendas; las violetas azotan grietas: velas derramando cera, dientes mordiendo labios) ―Michael Faudet, Sunday S...