Vigésimo Séptimo Capítulo

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Metamorfosis

                    

El humo comenzaba a fluir por el pasillo desde su estudio, su hogar convirtiéndose en el mismo infierno y el hombre frente a él con una sonrisa demoníaca caminando hacía a él. Si había un cielo, él ahora estaba lo más lejos de ahí.

—Harry, ¿por qué?— su mirada color miel se vio intrigada por el encendedor en la mano de su amigo, encendiéndose nuevamente.

— ¿Qué le has hecho? — voz ronca, cejas contraídas aún con esa sonrisa demente provocando que su piel sintiera el ardiente verano y sus huesos el invierno.

—Lo que merecía, él lo merecería — camino hacia atrás, nunca conociendo esta versión del hombre que solía amar cuando tenía dieciséis.

— ¿Sabes a quién suenas ahora? — preguntó Harry, acercándose con su diversión  nunca esfumándose al ver el miedo en el cuerpo frente a él. — A la misma mierda que tu padre —los párpados soleados se cerraron, recordando la vez que intentó confrontar a su padre respecto a su verdadera madre y intentando pretender que sabía lo que le había pasado.

Ella lo merecía, fue la respuesta de su padre ese día.

—Yo no soy como él, ¡No lo soy! — dejó de retroceder y admiró la mandíbula contraída del más alto.

—Lo tomaste de mí y te deje, deje que estuvieran juntos porque sabía que necesitabas alguien como Louis en tu vida, alguien que arreglara el daño que hizo tu padre—la gran mano del escritor empujó el pecho del artista. —Me fui porque me ardía en el alma entera cada vez que te besaba, te entregue mi corazón en el y ¡Tu! — tres pasos atrás, Elliot estaba finalmente con la espalda contra la pared, sus ojos derramando silenciosas lágrimas. — Le hiciste todo lo que le hicieron a tu madre, ¿Para qué Elliot? ¿Por qué repetir la historia?

—No Harry, lo que le hicieron a ella no representa ni siquiera una fracción de lo que le hice a Louis — respondió con un eclipse oscureciendo su vista, el humo del pasillo buscando un escape hacia el exterior ; Harry apartó sus manos, inundándose de odio hacia el hombre frente a él. — Primero fueron los golpes, la valiente rosa incluso intentó dejarme cuando me descubrió con Lauren en el estudio. Después, basto ponerle un anillo en el dedo para que me perdonará, sus hilos cuelgan de mis dedos y antes de que cumpliera años, tome su virgen cuerpo, ahí comenzó la mejor parte.

El fuerte estruendo de un cuerpo caer al suelo con dureza fue el inicio de una nueva y violenta sinfonía. Los puños de Harry aterrizando múltiples veces en el rostro exquisito del hombre debajo él, deformándolo hasta perder el aliento.

—Eran tan placentero...saber que cada vez que llegaba a casa me esperaba su cuerpo, dispuesto a todo a cambio de que yo no quemará ese orfanato con ese niño dentro— la sangre resbalaba de sus labios, pero su veneno se filtraba por su aliento mientras hablaba. —Tan frágil, encerrado en el armario por días, su cuerpo comiéndose a sí mismo y permitiéndome entrar cada vez que yo quisiera. Lograba silenciarlo, tomarlo, hundirme en él como tú nunca podrás.

—Estás enfermo y si llegas a vivir después de hoy me encargaré de que te encierren de por vida por el daño que le hiciste. Vas a pudrirte en una jaula durante años, realmente lamento la mierda en la que te convertiste — los anillos en sus dedos provocaron el sonido de un hueso romperse, después la brújula en sus movimientos dirigiéndose hacia el abdomen del hombre, golpeándolo hasta que vio al hombre escupir sangre.

—La única metamorfosis aquí es Louis, ¿viste mis cuadros? — Harry miró con sorpresa al hombre que se retorcía en el suelo, rojo brotando de su boca, cicatriz en su rostro y resbalando en él la misma sustancia lentamente. —Lo hice mío, convertí tu rosa en una violeta y no hay nada que puedas hacer ahora.

Las rosas llevan vendas➳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora