Cuarto Capítulo

5.6K 691 748
                                    


𝓔𝓷𝓬𝓮𝓷𝓭𝓮𝓭𝓸𝓻


― ¿Elliot? ―preguntó mientras amarraba la bata alrededor de sí mismo y bajaba por la escalera, al llegar al pie de esta palideció, había sangre brotando del labio de su novio.
― ¿Qué te ha ocurrido?

―Me mate una semana entera trabajando para tener ese cuadro listo y el bastardo solo dijo "No es suficiente"― el más joven de ambos contempló a su novio llorar cual niño pequeño, quién cree que la vida es injusta a pesar de tenerlo todo.

―Elliot, tranquilo, estoy seguro que es una obra preciosa, no debes dudar de tu talento, Harry solía decir que cuando una puerta se cierra, otra se abre...

¡No! ¡No se abre nada! ¡Por eso quería abrirle la cabeza a ese maldito hijo de puta, soy un inútil!― Louis negaba determinado, acercándose al hombre con pasos nerviosos.

― ¿Cómo te has hecho esto? ― cuestionó mientras limpiaba la sangre escurriéndose por su barbilla, odiando ver a Elliot así de atormentado, más allá de la molestia física, algo dentro de él persistía, taladrando su cabeza y Louis odiaba no saber que hacer para cesar aquello.

―Eres tan bueno conmigo aún cuando deberías alejarte― Elliot intentó empujarlo pero el menor se rehusó, él no iba a dejarlo como todos lo habían dejado a él.

―Confía en mi Elliot, en lo mucho que te quiero y lo talentoso que pienso que eres, no lo dudes por favor, menos por la opinión de un profesor ― declaró aquello con la mirada de convicción y devoción y el otro hombre sintió la conmoción en su cuerpo, el sudor frío en su cuello y el calor en sus pómulos.

― ¿Y si te lastimó y terminas dejándome? No se si podría soportarlo Louis.

El nudo en su garganta le impedía respirar apropiadamente, recordando casi de inmediato lo que Andy le había dicho sobre Elliot besándose con chica de comunicaciones en la fiesta del primo de su amigo. Louis quería negar lo que los ojos de Andy vieron, quería que dejara de doler el besar la saliva de alguien más en la boca de quien creía amar, quería olvidarlo todo y así lo hizo, lleno de miedo y suspiros desencantados.

―Solo, intenta no hacerlo ¿sí? inténtalo cada vez que las veas, intenta recordarme cada vez que las toques. Recuerda que yo estoy aquí...― manos se abalanzaron y le rodearon la cintura, Elliot unió sus labios y Louis podía sentir el sabor de su sangre, las caricias en sus comisuras, las falsa idea de estar bien, de ser amado.

―No quiero herirte nunca, te juro intentarlo pero por favor no me dejes nunca ¿sí? ― el más joven envolvió el cuello su acompañante con sus brazos y asintió, relamiendo discretamente la sangre en su boca que sabía a un pacto entre ambos. ―Te quiero, te prometo que voy a cambiar.

Al día siguiente, Louis se levantó envuelto en sábanas blancas que no pertenecían a su habitación. Y cuando intentó incorporarse unos brazos estaban como ataduras alrededor de su abdomen, abrazándolo, aferrándose a él.

― ¿Quieres ir a la feria esta noche? ― murmuró con los párpados cerrados, sintiendo la mirada en sus nudillos hinchados.

― Wow, ¿tienes tiempo para mí hoy? ―preguntó con un tono sarcástico, incapaz de ignorar la amargura de haber sido ignorado durante semanas enteras.

―Te compensaré todos los días perdidos ¿Qué dices?

―No lo sé, tengo clases y mucha tarea...―expresó, inútil en su intento por ocultar la sonrisa creciente, las cosquillas en su estómago haciéndola resonar en el aire que compartían.

Las rosas llevan vendas➳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora