Décimo Noveno Capítulo , parte dos.

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Caramelos


— ¿Cuántas niñas has besado? —Thomas interrogó mientras desprendía de su envoltura el caramelo de sandía.

— ¿Cuántos años tienes de nuevo? — respondió con una sonrisa que lo hacía arrugar su nariz.

— ¡Responde o te quitaré...tu bolsa de bombones!

—Te quedarás sin dientes por comer tantos dulces — Harry le sacó la lengua y el niño le arrebato la bolsa de bombones.

—A Louis le gustan mis cachetitos— palmo sus mejillas con orgullo y comenzó a comer los bombones de Harry quién rió al ver como este intentaba meter un segundo bombón a su boca ya llena.

— ¡Pareces una ardilla! — se burló con una ruidosa carcajada, Thomas hizo un gesto de enfado pero rió también, el hombre tomó de los bombones e hizo una gesto que desató un chillido acompañado de más carcajadas infantiles de parte de ambos.

— ¡Tu pareces una rana! — Harry hizo viscos mientras abría otro caramelo.— La cual no has respondido mi pregunta...

—Lo siento enano, pero no recuerdo eso aún — contestó tranquilo, se sentía así desde la compañía del niño que lo visitaba desde hace días.

—Está bien, supongo que a Louis no le molestara así — Thomas busco colores y hojas de su pequeña mochila, saco sus materiales y los esparció en la camilla con emoción. — ¿Recuerdas cuántas veces has besado a Louis?

La pregunta surgió tan inocente como el brote de margarita en una tierra infértil, los recuerdos de la presencia de Louis se sentían como algo que no quería recordar ahora. Sus recuerdos familiares estaban volviendo, pero en cada rincón de ellos había esa sombra, que indudablemente era el chico que lo había olvidado desde hace una semana en aquella habitación de hospital.

Thomas lo acompañaba y parecía traerle paz cuando algo lo inquietaba, sus padres al saber que eran recordados comenzaron a aplazar su regreso con la excusa del trabajo, Thomas estuvo ahí animándolo con películas de Disney, a dibujar, comer y contarle cuentos.

Cuando Elliot aparecía, ambos le preguntaban por Louis aunque la respuesta siempre era la misma y Thomas no lograba animar mucho a Harry en esas ocasiones.

No recordaba nada de Louis y ahora no sabía si deseaba hacerlo, el doctor decía que si no recordaba algo después de que el golpe en el hipocampo sanará, la razón más probable era que su mente estaba intentando aislar, desasociar sus recuerdos como mecanismo de defensa. Para protegerse.

—No sé si alguna vez lo besé...

‹‹Lo bese cuando tenía trece años y estaba inconsciente por la fiebre.

¿Le has robado su primer beso a Louis?... ¿Te diste cuenta de algo con ese beso?

Sí, que estaba enamorado de él››

— ¿Harry? ¿Bien? — la voz del menor era distinta a aquellas, su ceño estaba fruncido mientras sacudía su mano frente a su rostro.

—Si lo siento enano, me maree un poco— tomo la mano de Thomas como si buscara estabilidad en ella, su mente daba vueltas a aquellas voces y estaba asustado.

— ¡He dicho que no soy enano! Tú eres muy grande que es diferente — se quejo al acercarse a Harry, sin importarle que su hoja de dibujo y algunos caramelos cayeran al suelo.

Las rosas llevan vendas➳Donde viven las historias. Descúbrelo ahora