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Raramente Han había dicho que quería acompañar a Minho a su trabajo, no tenía ganas de quedarse solo en la enorme casa, ambos iban en auto del castaño, este concentrado en el camino mientras Han se removía en el asiento, cantando y moviendo su cabeza de un lado a otro por la música de la radio.

-Mi auto no es un centro nocturno- dijo Minho sonando un poco molesto.

-Que aguafiestas- se quejó Han -¿A qué demonios me llevarás a tu trabajo?, ¿me regalaras un auto?.

-Lo pensaré- respondió Minho- Si no me molestas durante la siguiente media hora.

-¿En serio?- Han sonrió grande- Bien, quiero un auto como el tuyo, me vería bien en uno de estos.

-¿Algo más?- Minho lo miró de ojo.

-Mi propia sirvienta sexy no me molestaría- sugirió Han con una media sonrisa.

Minho miró a el pelinegro con el ceño fruncido, haciendo que soltara una risa y alzara los hombros.

-Han..- habló Minho con advertencia.

-¿El te gusta?- preguntó Han en tono divertido.

Minho no respondió.

-La forma en la que lo defiendes me dice que sí- continuó Han.

-No porque lo defienda de idiotas como tú significa que me gusta- respondió Minho aún sin mirarlo.

-Eres todo un caballero, Minho- dijo Han- Bien, desde hoy lo dejaré en paz, no quiero que pienses que soy un imbecil.

-Pienso eso desde la primera vez que nos vimos, Jisung, no te preocupes- dijo Minho con una sonrisa.

-Pero ahora yo seré el delicado chico que necesita que un hombre lo proteja- dijo fingiendo una voz dulce y débil.

-Por lo que sé eres muy capaz de defenderte tú solo en ese tipo de situaciones- dijo Minho recordando el cómo conoció a Han.

-Me gusta que alguien más meta las manos al fuego por mi- contestó alzando una ceja- Es romántico, ¿no crees?.

-Te gusta que alguien más se meta en problemas para salvarte el culo, ¿eso quieres decir?.

-¿Lo harías por mí?- dijo revoloteando sus pestañas.

-¿Yo hacer algo por ti?- rió Minho.

-Mi trasero llama mucho la atención, Minho, tienes que defenderlo, ¿no es así?- Han alzó los hombros- No puedes dejar que alguien más se robe mi corazón.

Minho volteó su mirada hacia Han unos segundos cuando detuvo el auto enfrente de el gran edificio donde trabajaba, se miraron cara a cara durante unos segundos en silencio que a el mayor le parecieron eternos.

-Así que...- Han sonrió levemente y mordió su labio inferior, mirándolo- ¿A mí también me defenderás de los idiotas?.

-¿Prometes dejar de ser uno de esos idiotas?- preguntó Minho seriamente, a lo que Han alzó los hombros- Está bien.

El pelinegro vio a Minho bajar de el auto, lo siguió caminando junto a él. Lo miró de reojo, viendo su castaño cabello, bien peinado aunque sin parecer idiota, su expresión era obstinada y retadora, y sus ojos...  Han fue obligado a apartar la mirada cuando alguien choco con él, casi tirándolo al suelo, se quejó y su ceño se frunció de forma agresiva cuando miró a el tipo frente a él que se había puesto en su camino.

-¿Estás ciego, idiota?- habló Han.

-Tu eres quien no estaba viendo por donde iba- le respondió el hombre mirándolo igual de mal- Cuida mucho como me hablas o le diré a los de seguridad que te saquen de aquí.

Vulgar {minsung}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora