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No había salido mucho de su habitación desde hace unos días cuando visito a su madre, aun pensaba en muchas cosas, en su madre y en lo arrepentido que se sentía, tocando su collar con delicadeza mientras miraba hacia ningún lugar en especial.

Han suspiró largamente y salió de la habitación, buscando a Minho por todos lados, terminó yendo a la biblioteca encontrandolo ahí, este se sorprendió un poco al verlo, era tarde por lo que pensó que ya estaba dormido.

-¿Por qué sigues aquí?- preguntó Han.

-Estaba revisando algunas cosas- respondió, viendo con atención como Han se acercaba a él.

-No puedo dormir- le dijo Han sin dejar de mirarlo.

-¿Puedo ayudarte en algo con eso?- preguntó Minho, estaba ocupado pero podía esperar por él.

-No, en realidad no creo- respondió haciendo una mueca.

Minho soltó una risita- Bueno, yo voy a seguir aquí un rato más, no sé si quieras...

El pelinegro camino hacia Minho y se sentó en uno de los sofás subiendo los pies, abrazando sus piernas y dandole una miradita que le decía que tenía que decirle algo.

Minho se colocó a su lado, sonriéndole para luego seguir haciendo sus pendientes, pero solo duro unos minutos en esto cuando una de las manos de Han se puso en sobre los papeles que tenía en las manos.

-Minho...

-¿Qué ocurre?- preguntó el castaño con calma.

-Me siento como un idiota así que por favor no me hagas repetirlo- dijo suspirando- Solo quería que supieras que si estos días he estado un poco distante, no es por ti, ¿de acuerdo?, tenía que pensar en muchas cosas, pero ahora...la verdad es que.... quiero estar contigo, ¿si?, ahora no digas nada y solo sigue en lo tuyo.

Minho soltó una risita y solo asintió, continuando con lo que hacía. Han lo miró un momento de forma disimulada, tenía sus grandes lentes puestos y parecía cansado, su cabello estaba mas alborotado de lo normal. El mayor sintió las pequeñas miradas que recibía por parte de Han, hizo una mueca con la boca, retiró sus lentes (aunque realmente los necesitaba), y peinó un poco su cabello para no verse tan desaliñado.

-¿Qué haces?- preguntó Han con una risa.

-Te dije que...

-No me refiero a eso- Han tomó los lentes de Minho y volvió a colocarselos.

Minho frunció un poco el ceño y cerró los ojos cuando las manos de Han se colocaron sobre su cabeza, despeinandolo aun más que antes.

-Asi te ves...bien- Han alzó los hombros.

-Verme desaliñado no creo que sea bien.

El pelinegro rodó los ojos y tomó lo que Minho tenía en las manos y lo arrojó al suelo, este se confundió un poco y luego abrió sus ojos sorprendido cuando Han se sentó sobre sus piernas, su corazón se acelero un poco pero intentaba disimularlo.

-Deja de trabajar por un momento, eres el jefe y aun así pareces un esclavo- lo regaño Han.

-Precisamente por eso tengo muchas responsabilidades - respondió, su voz flaqueó un poco, no estaba acostumbrado a eso.

Minho no podía evitar sentirse nervioso por la posición y la cercanía, tenía el rostro de Han muy cerca del suyo y no dejaba de mirarlo directamente a los ojos. Sin darse cuenta, comenzó a examinar el rostro del pelinegro, admirando sus larguísimas pestañas, sus lindos y brillantes ojos, sobre todo sus grandes labios carmesi.

-¿Qué estás mirando?.

-A ti, eres demasiado lindo, cuando te tengo cerca es inevitable no mirarte- soltó Minho, acercando su mano al rostro del otro.

Vulgar {minsung}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora