9. Nothing Hurts Forever.

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Al día siguiente, caminé hasta mi oficina a paso rápido, a sabiendas de que Lisa estaríá dejando mi café ahí

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Al día siguiente, caminé hasta mi oficina a paso rápido, a sabiendas de que Lisa estaríá dejando mi café ahí. Y no me equivoqué, aquella recién se estaba dando al vuelta. Se sorprendió al verme ahí otra vez.

—Buenos días, Señorita Kim -me miró con intensidad—. Espero haya logrado descansar bien.

—Gra-gracias —carraspeé—. ¿Tú como estás?

Frunció el entrecejo.

Estaba un tanto confundida. Y yo también.

No era algo que solía preguntarle a mis secretarias, y mucho menos a Lalisa. Todas las otras renunciaban por mi mal humor; pero con Lisa desde el día uno fue diferente. Aunque todavía no la terminaba de pasar por completo, no podía apartar de mi mente la conversación con mi tía.

Y el hecho del porqué ella se comporta así, aunque no todo es justificación. Yo no estuve en ese entonces, y no tengo la culpa de nada. Pero Lisa parece querer encontrar un culpable vivo, cuando los culpables ya están muertos.

Y aunque no me sé toda la historia, me sé parte de ella. No sé como ocurrió el que, Hae se haya quedado en aquella oficina, ni mucho menos que provocó ese incendio, no sé si es mentira o si es verdad.

Yo lo único que tengo en mi mente es que hoy estoy delante de esta chica, y quiero pedirle perdón por mis padres, pero mi orgullo por alguna razón no me lo permite. No puedo pedirle perdón por algo que no hice.

—Yo muy bien, Señorita. Si me permite...

—Lisa, espera —no la toqué, no cometería el mismo error de la vez pasada—. Necesito hablar contigo sobre algo.

—Seguro su novio no tarda en entrar, Señorita. Y parezco no agradarle —mencionó—. Si me permite...

Antes de que ella avanzara hasta la puerta, yo corrí con rapidez y la cerré con seguro. Impidiéndoselo.

—Nadie nos interrumpirá —aseguré—. Déjame sólo hacerte unas preguntas... por favor.

Miró a los lados buscando no sé que, quizás la forma de escaparse, o hacerse muy pequeña e irse para no tener que verme la cara. No me soporta, y creo que yo tampoco la soportaré por completo jamás, pero por lo menos, quiero sentir un peso menos rozarme los pensamientos.

Y dormir en paz esta noche, porque desde hace mucho que no puedo cerrar los ojos y tener un sueño completo, despertar por lo menos con una media sonrisa u odiar menos mis mañanas. Quiero paz.

Ya no quiero más guerras a mi alrededor, y si para eso tengo que hacerle un interrogatorio a Lalisa Manobal y reunir las pruebas suficientes para entender la muerte de su madre, y hacerle saber que yo no tuve nada que ver, lo haré.

The River. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora