12. Nothing.

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—No está mal el vestido —opinó Rosé, elevándolo—

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—No está mal el vestido —opinó Rosé, elevándolo—. Es azul. Un color bastante llamativo, ¿lo eligió Jiho para ti?

Asentí, –Así es. Me lo pondré para no crearle un desaire. En realidad, no quiero presentarme.

—¿Y por qué no lo cancelaste?, después de todo, eres la dueña de la empresa.

—Porque ya me lo había pedido con anticipación, y decidió hacerla. Pero no creí que lo recordara, Roseanne —me coloqué de pie—. Me daré una ducha rápida.

—Por cierto, Jennie —gritó desde la habitación—. Me informaron que saliste con Lalisa Manobal, ¿dónde estaban?

Encendí la ducha y el agua caliente cayó de golpe contra mi cuerpo. Cerré mis ojos y una sonrisa boba se instaló en mis labios, recordando el momento que pasé con ella en la playa. Sentada en la arena. Escuchando su risa.

—Por ahí —pasé el jabón por mi cuerpo—. Me pidió disculpas por su comportamiento.

—¿Y la perdonaste?

—No —respondí—. No lo hice. Por lo menos no del todo.

—Así que ella misma te buscó. Esa chica es una caja de sorpresa –expresó Rosé—. Eso sí, espero no se te haya ocurrido invitarla.

Cerré el grifo, —¿Por qué no? —fue en busca de mi toalla y luego mi albornoz, para cubrirme. Rosé se encontraba sentada en mi cama—. No es mala idea. Le dije que volviera a la empresa, Rosé.

La quijada de Rosé se desencajó.

—¿Para qué, Jennie? –abrió los brazos–. O sea, no te bastó con la primera vez. Ahora se van a terminar lanzando por la ventana.

—Tiene que terminar con la pasantía, y puede tener muchos problemas, Rosé.

–Sí. Pero... ¿de cuándo acá eres tan buena con tus empleados?, quiero decir, jamás fuiste tan flexible.

—Sí lo soy.

Me miró con cara de "No lo eres". Bufé.

Me dirigí a mi cómoda y saqué de ahí una lencería. Me adentre al baño para vestirme con esta y luego salir.

En mi opinión, no era tan grave. Y por un lado estaba contenta con mi decisión mientras que por el otro, sencillamente, estaba odiando el hecho de dejar que Lalisa volviese otra vez. Pero la realidad era que, necesitaba tenerla cerca para saber un poco más de su vida. Ella no me interesaba como persona.

Es más, estoy segura que después de estos ocho meses, ni siquiera nos vamos a recordar.

—Relájate, Rosé. Luego de estos meses, ninguna se va a recordar —dije con simpleza, adentrándome en el vestido–. Ayúdame aquí.

The River. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora