Localicé a Jennie con la mirada en cuanto entré a la empresa. Una media sonrisa se dibujó en mis labios, y avancé hacia al frente. Dejando a Jisoo y a Nayeon. y Encontrándome directamente frente al ascensor, con la pelinaranja. Llevaba el cabello en una hermosa coleta, y uno de esos vestidos cortos los cuales le favorecían tanto.
—Buenos días, Señorita Kim —saludé con cortesía. Recibí una mirada cómplice de su parte.
No estábamos solas, sino que habían más empleados. Los cuales esperaban el ascensor. Y lo raro aquí, es que, Jennie no haya entrado ya al escensor, sabiendo que es la primera en hacerlo. Parecía haberme estado esperando.
—Buenos días, Manobal —hizo una pequeña inclinación con la cabeza—. Estás hermosa —susurró.
—Lo sé —sonreí. Jennie se mordió el labio inferior y esperó que el ascensor abriera sus puertas, permitiéndonos así entrar. Y quedar a lo último. Las demás personas le daban a los números los cuales correspondían.
En todo el viaje, nadie dijo nada. Ni mucho menos lo harían, estaban muy concentrados esperando que el ascensor se detuviera en su lugar; cuando estaba más que perdida en mis pensamientos, sentí una mano pequeña y tibia entrelazarse con la mía.
No tuve que ser muy inteligente para saber perfectamente de quien se trataba. Jennie entrelazó sus dedos con los míos, y dio un pequeño apretón a mi mano, provocando emociones en mi cuerpo y que una sonrisa involuntaria se asomara por mis labios.
No perdí el tiempo, e hice que nuestras manos quedaran unidas a espaldas, para que nadie fuese capaz de notarlo.
Con lo del beso de ayer, era más que suficiente para que mis mejillas se tiñeran de carmiz. Para recordar el como sus labios sabían perfectamente coo besarme. El como su mano cayó en mi mejilla y acarició con delicadeza. Cual flor que está a punto de romperse.
Y no quería admitir lo que ya de por sí era una realidad.
Que sentir el tacto de Jennie no era lo mismo que sentir un tacto de dichas personas. Que al mirarla ya no podía transmitirle rencor, ni mucho menos odio, y no veía el rostro de sus padres; sino uno muy diferente.
Jennie era diferente. Lo sé por sus ojos, porque veo pureza en ellos, una mujer que no ha sido tratado como se merece. Lo que la ha llevado a ser un poco complicada, pero con un corazón hermoso. De esos que puede amar más de una vez, pero jamás con la misma velocidad ni fuerza.
Miré a la pared del ascensor con una sonrisa, sin soltar su mano. Con el corazón acelerado y las ganas de saltar y gritar a los cuatro vientos que estoy sosteniendo su mano. El ascensor estaba cada vez más vacío, hasta el punto de que sólo quedó una persona.
Movía mi cuerpo un poco desesperada. Y cuando el señor bajó, no tardé en aprisionar a Jennie contra la pared del ascensor y besar sus labios con vehemencia. Muy diferente al beso de anoche en aquella sala de cine. Sus brazos rodearon mi nuca y separó sus labios, permitiéndome entrar mi lengua.
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The River. (Jenlisa)
RomanceUna empresaria la cual tiene la obligación de casarse con un hombre, el cual sus padres escogieron para ella. Jennie Kim tiene que cumplir con la obligación que le impusieron sus padres antes de morir, así funcionaba; ella lo prometió y quería cumpl...