Una empresaria la cual tiene la obligación de casarse con un hombre, el cual sus padres escogieron para ella.
Jennie Kim tiene que cumplir con la obligación que le impusieron sus padres antes de morir, así funcionaba; ella lo prometió y quería cumpl...
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Desde donde estaba, podía ver a Jennie con los demás. Aquella conversaba y de la mano con su futuro prometido.
Yo tenía una copa de champagne en mi mano. Me encontraba sola porque Jisoo estaba perdida con Rosé.
El ambiente era relajado, no había tensión en él ni mucho menos. Los invitados no parecían ser de esos viejos verdes presumidos, pero eso no quita que de vez en cuando te dirijan una mirada pedante, y mal intencionada. Inflé mis mejilla y seguí buscando alrededor algo para entretenerme.
—¿Necesitas a alguien para hablar? —me giré encontrándome con Momo.
Sonreí, —Hola. ¿Cómo va todo?
–Conmigo bien, pero no esperé verte aquí, ¿lo arreglaste con Jennie?
Ladeé la cabeza, –Me odia menos.
Rió, —Eso es bueno. Sabiendo como es Jennie. Y... —buscó a los lados, no sé qué—, ¿vienes con alguien?
—Con Jisoo y Nayeon, pero me dejaron —me encogí de hombros—. Así que, técnicamente estoy sola.
—Bueno, es mi turno de robarte. ¿Puedo mostrarte otras partes de la empresa?, tengo entendido que no has tenido tiempo de conocerlo todo.
Eché un vistazo sobre su hombro, y vi a Jennie aun entretenida con las personas y su futuro prometido. Chasqueé la lengua y suspiré.
No tendría nada más que hacer, y Momo se ha mostrado amable conmigo.
—Por supuesto —acepté.
Momo me tomó de la mano y me llevó con ella. No miré hacia atrás, sino que perdí de vista a las personas. Hasta adentrarnos a lugares de la empresa que no conocía. Si de por si era enorme por fuera, por dentro parecía ser un laberinto, pero Momo en ningún momento me soltó la mano.
Iba enseñándome de a poco, y el tiempo pasaba lento, más no me molestaba por el hecho de que, pasarlo con ella era entretenido. Me explicaba el funcionamiento de todas sus cosas.
Su compañía era agradable, y me sentía cómoda a su lado. Llegamos hasta la misma sala de la primera vez, o más bien, hasta la sala de botánica. Este lugar se me hacía tan hermoso.
—Por lo que veo es tu sala favorita —dijo Momo.
—¿Eh? —elevé la mirada—. Oh... bueno, sí —afirmé—. Lo es. Me gustan mucho las flores y todo lo que tenga que ver con eso.
Escondió sus manos detrás de su espalda, —¿Alguna vez pensaste en estudiar eso?
—No. Es que... mi madre era muy fan —dije por fin—. Es sólo eso. Y de vez en cuando la ayudaba.
—Eso es muy lindo, Lisa —se quedó en silencio unos segundos, sopesaba sobre algo—. Bueno... ¿te puedo hacer una pregunta?, probablemente, sea algo imprudente.
