Capítulo 30

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Me despierto cuando una horrible sensación me golpea. La habitación yace oscura y debo removerme un poco para ver a mi alrededor. Al principio mi mente no logra reconocer donde me encuentro pero cuando el inmenso cuerpo de Ghost me abraza, el mar de recuerdos me abunda.

Mis ojos se adaptan a la oscuridad y puedo ver como él se encuentra acurrucado en mi pecho y tiene la mitad de su cuerpo sobre el mío. Me sorprende verlo dormir pues no hace mucho me había comentado que le costaba conciliar el sueño. Puedo ver su hermoso cabello revuelto y sus largas pestañas acariciando sus pómulos. Está completamente desnudo y la parte inferior de su cuerpo es tapada por una sábana. Sonrío como una boba y me permito acariciar su ancha espalda con cuidado de no despertarlo. Las emociones y las agradables sensaciones me llenan el alma y agradezco al cielo el poder estar aquí con este increíble hombre.

Observo el reloj de la mesa de noche y me sorprende ver que son las tres de la mañana. Ghost es insaciable y el agradable dolor que hay entre mis piernas lo confirma. No recuerdo cuantas veces lo hicimos pero quedé más que satisfecha. Pese a lo increíble que es estar a su lado, decido que debo irme pues Maikol se encuentra solo en la habitación y no quiero que despierte y no me vea ahí. Con mucho cuidado de no despertar a mi gran hombre, me aparto de su cuerpo poco a poco y coloco una almohada en mi lugar para que no note que me he ido.

Me bajo con cuidado de la cama y a duras penas logro encontrar mi ropa entre la oscuridad. Cuando al fin l9 hago y me visto, salgo de la habitación y cierro la puerta sin ocasionar ningún ruido. Las luces del pasillo son leves mientras camino por él y cuando salgo de la torre, el frío de la madrugada me hace estremecer.

Me muevo por la base con cuidado y lo más oculta posible. El dolor que siento cada vez que camino me hace sonreír y debo decirme a mi misma que tengo que calmarme. Cuando llego al área de los civiles, subo hasta mi habitación y entro en la misma con cuidado. Voy a acostarme pero una silueta en una esquina me hace brincar del susto.

—¿Mamá?

—¿Maikol? —pregunto asustada al verlo caminar hacia mi en la penumbra—, ¿Se puede saber que haces ahí parado?, Pareces un espectro.

Mi niño ríe al verme tan consternada y se lanza en la cama. No puedo evitar reír con él y me siento a su lado a mirarlo. Maikol es mi mundo entero, quiero verlo siempre feliz y cuando toda esta situación termine, espero que en esa felicidad también pueda entrar Ghost.

Después de hablar un rato con él, lo acuesto para que se duerma y me voy a dar un baño sin importarme mucho la hora. Cuando ya estoy aseada y vestida me recuesto junto a mi hijo y me permito dormir un poco más.

[...]

Un golpe en la puerta me hace despertar de repente. Me lavanto con lentitud y antes de abrir puedo ver en el reloj que son las siete de la mañana. Abro la puerta y un soldado que no había visto antes me mira fijamente. Cuando voy a hablarle debo moverme un poco para que mi hijo, quien se ha levantado sin avisarme, se asome a ver quien está en la puerta.

Entre balas [Ghost x Tu] (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora