Capítulo 6

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He visto hombres grandes en mi vida pero el que tengo delante es una montaña. Supongo que este debe ser el famoso hombre al que mi hijo llama Señor oso.

—Disculpe las molestias pero hoy estoy asignado para cuidar de Maikol. —su voz no es tan gruesa como se puede pensar al ver su imponente aspecto y mientras me habla está teñida de nerviosismo—. Puede llamarme König.

Él tiene un inmenso pañuelo que le tapa el rostro y solo me deja ver sus pequeños ojos, cosa que me hace recordar al hombre de la máscara de hueso. Lleva una camiseta blanca, un pantalón negro y una pistola en la cintura, aquello me hace dar cuenta que se encuentra en descanso. Se queda viéndome a la espera de una respuesta mientras se remueve incómodo.

Justo Maikol y yo nos estábamos alistando para ir a desayunar ya que son como las ocho de la mañana. Mi idea era ir solo con mi hijo pero veo que se van a cambiar los planes.

—No hay problema, justo vamos de salida al comedor.

—Entonces permítame acompañarlos.

Suelto un pesado suspiro y me aparto de la puerta para girarme y llamar a Maikol. Mientras espero a mi hijo, me arreglo un poco el cabello y la ropa que traigo puesta. Maikol y yo estamos vestidos con pantalones militares y unas camisetas oscuras manga larga ya que la mayoría de ropa que se nos dió es de ese tipo.

Mi hijo sale del baño con rapidez y sonríe inmensamente al ver a aquel hombre. König lo saluda con la mano mientras no se mueve del marco y espera por nosotros. Minutos después salimos de la habitación y nos encaminamos a lo que según el soldado, es el comedor. Al salir de la torre pasamos por toda el área donde los civiles pueden estar, la cual no es la gran cosa pues solo tiene mesas y pequeños espacios para que la gente se siente y socialice.

Mis ojos captan lo que parece ser el comedor ya que hay mucha gente ahí. Me encamino a esa dirección pero mi hijo me detiene.

—No vamos a ese comedor, mami. —habla mientras me señala la salida de la zona—, vamos al comedor con los soldados.

—Su hijo siempre come con nosotros, le aseguro que no hay ningún problema.

Es obvio que mi hijo prefiere estar con la inmensa cantidad de soldados y cadetes que hablan e interactúan con él y no con sus antiguos vecinos que no conocía de nada. Si no supiera que me puedo encontrar a Price o a alguna otra persona que logre reconocerme diría que sí sin tanto rollo.

—No creo que sea buena idea que sigas molestando Maikol, recuerda que la comida es una de las horas donde la gente debe estar más tranquila. —recalco intentando que cambie de idea.

Sus ojitos me miran con tristeza y luego miran a König como pidiendo ayuda, quien por cierto me mira con frialdad y lo que parece molestia, acto que me deja sorprendida. No me dice nada ni le dice nada a Maikol pero se que debe estar pensando que soy de lo peor por cambiarle los planes a mi hijo y hacerlo sentir mal.

Entre balas [Ghost x Tu] (#1) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora