Cuando el pasado y el presente chocan entre si, la única opción es rezar para sobrevivir. Mentiras, secretos y un enemigo en común es todo lo que se necesita para unirlos.
A ella solo le importa su hijo.
Él está armado y listo para protegerlos.
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La oscuridad nunca ha sido la mejor amiga de los soldados. Si bien es buena para ocultarnos, no nos ayuda cuando se trata de rescatar civiles. Las miras de visión nocturna solo nos ayudan a ver delante de nuestras narices, no más allá.
Cuando llegamos al pequeño pueblo a las afueras de California, lo que vimos ya no era un pueblo. Las casas se convirtieron en escombros y aún había fuego en alguno de ellos que estaban siendo apagados por una unidad de bomberos. Las luces de las ambulancias y los camiones era la única y mínima fuente de luz que nos dejaba ver al grupo de personas que estaban siendo atendidas.
Al pequeño grupo que sobrevivió a las explosiones.
Un atentado en estos tiempos ya no es de sorprender. Suponemos que trabajan para la organización de la cual nos enteramos hace unos meses, esta organización es tan nueva como peligrosa. Todavía no sabemos qué es lo que quieren y con qué objetivo, pero que hayan destruido este pequeño lugar con explosivos ya los coloca dentro de la lista de: "Se busca".
—Siento lastima por ellos, han perdido todo. —Soap habla a mi lado y yo solo guardo silencio.
—Recuerden que estamos aquí para ayudar a rescatar civiles y en tal caso, atrapar a un culpable. —Price nos habla a nuestras espaldas y solo nos limitamos a asentir.
Nos dividimos en tres pequeños grupos para lograr abarcar más terreno. Cuando nos alejamos de los autos y la gente, la oscuridad parece devorarnos y lo único que escuchamos son nuestras pisadas y las respiraciones irregulares. El arma pesa en mis manos y mi cuerpo empieza a sudar por el esfuerzo.
Después de una hora logramos encontrar a cinco personas, las cuales fueron llevadas por uno de los grupos al lugar donde esperan los paramédicos. En un momento de búsqueda, logro ver fuego y un cumulo de escombros un poco alejados de nuestra ubicación.
—Capitán, mire. —señalo y sus ojos captan el fuego a la distancia.
—Soap y tú vayan a revisar, los demás nos quedaremos buscando por acá.
Le hago una seña de asentimiento y me encamino a esa área con Soap pisandome los talones. A medida que nos acercamos nos damos cuenta que era una casa y que al igual que las demás, se encuentra destruida.
Levanto mi puño para que mi compañero entienda que debemos ir despacio y muy atentos al suelo ya que el fuego sigue ardiendo entre varios escombros. Además, debemos ir con cuidado o terminaremos de hundir a los civiles entre el montón de piedra y polvo.
—¡Mamá!
El grito desgarrador de lo que parece ser un niño me perfora los oídos y sin importarme el protocolo, corro en su dirección.
Soap y yo intentamos ir lo más rápido posible pero una pequeña colina de escombros nos la está poniendo difícil. Decido que lo mejor es dividirnos y le señalo una dirección mientras yo me dirijo a la que me lleva hasta el niño. Mi compañero se pierde de mi vista y yo resbalo con brusquedad sin poder hacer nada para detener el impacto. Cuando mi cuerpo cae al suelo no demoro mucho en levantarme y un suave quejido captura mi atención.
El niño que parece tener cuatro años se encuentra boca arriba con pequeñas lesiones de quemaduras y puedo ver que le cuesta respirar; sus ojos se abren una última vez para mirarme al escuchar mis pasos y luego se deja ir.
Corro para agacharme a su lado y lo cargo con cuidado inspeccionando que no tenga alguna otra herida grave. Mis ojos no parecen querer apartarse de él y mientras camino para buscar a Soap me doy cuenta de que por algún motivo, este niño se parece a mi.
Eso es ridículo Ghost, solo es una mera coincidencia.
Cuando llego a una zona con menos escombros, el niño ya quedó inconsciente y al levantar la vista una mujer me esta mirando desde el suelo. Sus ojos brillan con alivio cuando nota al pequeño en mis brazos, puedo ver como parece rendirse por el cansancio y sus párpados ceden ante la gravedad. Soap aparece desde una dirección y se acerca a la mujer para revisarla.
—Tiene una pierna atrapada debajo de este trozo de pared, voy a pedir ayuda. —me dice mientras saca su radio y le pide refuerzos a Price.
—Ire a llevar al niño con los paramédicos, parece estable pero no creo que dure mucho. —aviso y Soap solo asiente mientras esta agachado al lado de ella revisando sus signos vitales—. Procura que no muera, creo que es la madre de este niño.
Troto con cuidado en dirección a la entrada del pueblo, lugar donde están los paramédicos.
—Es el único niño que ha sobrevivido. —Price habla mientras se posiciona a mi lado para observar como lo preparan para ingresarlo a la ambulancia. Con esta ya son diez que que han salido en dirección al hospital.
Al pasar unos cinco minutos, el grito de Soap llama nuestra atención.
—¡Con permiso, mujer con lesión en la pierna izquierda!
Un paramédico corre con una camilla mientras Soap recuesta a la mujer en ella y se aleja al igual que otros soldados para que los paramédicos hagan su trabajo. Él suelta un suspiro y se dedica a limpiar su frente bañada en sudor.
—¿Cómo está? —pregunto.
—Vivirá pero su pierna estaba muy mal, supongo que deberán operarla y rezar para que no la pierda.
Después de largas horas de búsqueda, el sol empieza a asomarse y a iluminar todo a su alrededor. Duramos toda la noche y madrugada buscando más civiles y solo terminamos cuando nos aseguramos que no ha quedado ninguno atrapado. Después de tantas horas de trabajo, por fin puedo decir que ya es momento de ir a la base.
Mis compañeros y yo nos subimos a las camionetas blindadas cuando ya no queda nada más por hacer en este sitio y a medida que avanzamos no puedo dejar de pensar en aquel niño. Su parecido hacía mi era bastante notorio y se que Price también lo noto cuando al verlo, sus ojos analizaron mi rostro oculto por la máscara.
Unas largas horas de viaje después, logramos llegar a la inmensa base militar. Puedo ver como la gente se esta moviendo con rapidez y otros estan dando órdenes a diestra y siniestra.
—¿Qué ocurre? —le pregunta MacTavish a nuestro capitán.
—Como los civiles de la explosión ya no tienen hogar, se les permitirá quedarse en la base hasta que mejoren y logremos reubicarlos. Supongo que el alboroto es porque están organizando la Torre C-24 para que cuando lleguen, las habitaciones estén libres y estén cómodos. —el Capitán Price nos explica mientras nosotros caminamos detrás de él en dirección a nuestra propia torre—. Además, ahora se debe organizar la mercancía de comida y se debe empezar a dividir las zonas para que ellos no entren aquí y corran peligro.
Ahora que lo pienso, nunca se había hecho algo así en esta base. No es que sea malo, pero tener civiles nos hace más vulnerables. Lo más probable es que nos manden a hacer vigilancia en su área y sinceramente esa es la última actividad que quiero realizar.
—Lo hicieron bien soldados, descansen.
Me despido de todos y entro en la pequeña habitación que se me asignó. Mi cuerpo está sudoroso, adolorido y cuando llega el momento de quitarme el uniforme y la máscara, es como si volviera a respirar. Me propongo a darme una buena ducha y al ya estar listo y vestido para dormir, aquel infante vuelve a mi mente.
—Relajate Ghost, no pierdas la cabeza por una tontería.