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-- Despacio.. aun estas bastante débil.. -- le decía el italiano al argentino que trataba de caminar solo, aunque su madre lo agarrase y lo ayudara, el menor solo miraba el suelo sintiendo una pesadumbre en su pecho al no poder moverse correctamente, su mente no paraba de preguntar que había pasado, nadie le decía que había pasado, o porque estaba en el hospital 

-- Yo puedo mami, tranquilo.. -- le dijo el argentino mirando al tricolor con una pequeña sonrisa suave pero cansada, no podía decir que no se cansaba demasiado rápido, seria mentir decir que le era fácil. el lotha asintió y lo guio de nuevo a la cama con cuidado en contra de la voluntad de su hijo que solo frunció los labios pero si volvió a la cama  -- ¿Y Suecia? -- pregunto el argentino volviendo a taparse con las mantas 

-- Fue a hablar con su terapeuta -- respondió con simpleza el italiano tomando asiento junto a su hijo para poder abrazarlo con cariño, cosa que el menor disfrutaba con ganas después de casi un mes de no ver a su madre, aun sentía esa sensación horrenda recorrer su cuerpo, esa voz detrás de él, ese miedo ajeno que sentía tan propio y semejante al suyo 

-- Che Ma, ¿Dónde esta Confederación? -- pregunto curioso el argentino, llevaba poco mas de un día despierto y solo había estado el sueco y el alemán además de su madre y los médicos, y aun no permitían que los visitaran por control así que solo podía escuchar a sus primos y amigos quejarse por audios. El italiano no reacciono mas que soltando un suspiro y mirar a un punto fijo de la pared como si quisiera evitar ese tema, como todo lo que se relacionaba con el argentino mayor 

-- Tuvimos una pelea y se fue de nuevo a donde estaba antes, ¿Por que Michino? -- respondió e indagó el lotha, el argentino iba a hacer otra pregunta, pero ese sutil aroma amargo de las casi inexistentes feromonas de su madre decían que no era un tema del que quisiera hablar 

-- No, por nada, solo que como no estaba pues me dio curiosidad -- respondió comiéndose sus cuestionarios sobre lo que había pasado como para que su madre no quisiera hablar de alguien a quien quería mucho. Se acurruco con cuidado junto a su madre que lo abrazo y acuno con cuidado, había necesitado tanto de su madre durante esa pesadilla que rogaba fuera solo eso, el italiano dejó un beso en su frente y el argentino se acomodo para descansar

Era extraño de alguna forma para el mayor verlo dormir, se sentía tan igual y a la vez tan distinto a cuando estaba postrado en la cama, se sentía raro porque ya no tenia ese frio mortuorio que le generaba angustia, su hijo estaba aferrándose a sus ropas como cuando era un bebé y temía dormir solo en la cuna, le generaba una angustia, los años habían pasado tan rápido y a la vez nada había cambiado 

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Una semana después...  

Se miro al espejo frente a la cama, se veía cansado, como si hubiera pasado días sin dormir y así era, la culpa no lo dejaba descansar por las noches, su barba empezaba a dejar una pequeña sombra en su rostro y su cabello estaba mas largo de lo que nunca lo había llevado antes, paso sus manos sobre sus ojos para tratar de iniciar el día, con ese amargo sabor en la boca que tenia hace mas de un mes   

el peruano se levantó de la cama, estirando sus brazos sobre su cabeza haciendo tronar su espalda, se inclino para tomar su gabardina y sin muchos ánimos de seguir se la coloco sobre su suéter, se puso los zapatos y salió de su habitación con la pila de papeles en bajo su hombro

-- Hola Perú, ¿Vas a desayunar? -- pregunto el alfa boliviano mirando al desastre andante de su hermano mayor, el cual le dio unas palmadas sobre la cabeza con cariño esforzando una mueca que pretendía ser una sonrisa y siguió su camino fuera de la casa, el menor sintió un nudo en la garganta

-- No esta de humor ¿eh? -- dijo la boliviana mayor, el menor negó con la cabeza y apretó sus manos tragándose su orgullo de llorar porque su hermano no le hablaba o no lo trataba como antes  -- Boli, chiquito, Perú no esta pasando por un buen momento, él te quiere mucho, eres su hermanito -- le dijo la mayor con dulzura acariciando la espalda del menor que asintió respirando de manera irregular por su tristeza, dio media vuelta y volvió a la cocina donde estaban el resto de sus hermanas menores y sus padres desayunando 

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En otro lado...

El caminar lento de la alemana por el jardín de la casa de los rusos hacia mas lento y tardío el encuentro, no quería traicionar la confianza de su hermano y su primo, pero ella mas que nadie estaba angustiada por la ucraniana, que hacia días no daba señales de vida, esta solo le había dicho que su padre había salido libre de los cargos y que volvía a la casa como si nada, a esa altura la alemana temía lo peor 

su padre le había dicho que no había nada para sacar al soviético de esa casa, y que las veces que fue a ver todo estaba en orden, o por lo menos la ucraniana y los niños se encontraban bien, que no podía hacer mas nada. pero eso no la dejaba tranquila, seguía temiendo por su amiga y su estado, debía de habérsela llevado con ella, de alguna forma se acomodarían en su departamento, pero la omega se negó y no hubo forma de hacerla cambiar de opinión, tenia razón, no era solo ella, tenia hijos a cargo y muy pequeños, no podía solo moverlos así como así, tampoco quería ser salvada

Finalmente llego frente a la puerta y golpeo, nadie la atendió, así que volvió a insistir, y otra vez nadie iba, toco nuevamente y no hubo respuesta, empezó a inhalar buscando feromonas pero su olfato la traicionaba y no le daba nada, no sentía a nadie dentro de la casa, no recordaba tampoco como olía la omega, o mas bien no podía reconocerla. la signa se empezó a inquietar por el silencio sordo de dentro de la casa, llegando a golpear con mas violencia la puerta y pidiendo a gritos por la ucraniana 

La puerta se abrió dejando ver un par de ojitos dorados y una manito celeste asomándose desde dentro de la casa. el pequeño kazajo miraba atento y aterrado a la alemana que lo miro con alivio y mas preocupación, agachándose a su altura, sintiendo un olor putrefacto de golpe chocar contra ella   

-- Hola Kaz... -- saludo disimulando su angustia y mal presentimiento con una sonrisa dulce con el niño de tres años -- Soy Ori, ¿Me recuerdas? Soy amiga de Ucrania, ¿Esta ella en casa? -- pregunto con dulzura, el niño asintió con la cabeza pero no dijo una sola palabra, y solo miro detrás de él, la alemana miro detrás del niño, en la alfombra había manchas secas de sangre....  












Holis

no lo se, ahi ta

VOTEN MIERDA 

los amo 

vaiiiii

mi guerrero inca  (CH Argentina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora