03. Los ruidosos y la marioneta

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Wayne llegó del trabajo a la casa muy temprano por la mañana, y tal fue su sorpresa cuando al abrir la puerta, vio a su sobrino caminando por el pasillo camino a bañarse.

-¡Ah, buen día! - lo saludó el menor.

-¿Tienes algo qué hacer antes de clase o... por qué estás levantado?

-No, solo desperté temprano. - dijo Eddie y sonrió. Wayne le devolvió la sonrisa.

-De acuerdo. Me da gusto. ¿Te preparo la comida antes de que me vaya a dormir?

-Sí, si quieres. Y si puedes poner algo extra para el almuerzo... no estaría mal.

Aquello hizo que el mayor alzara las cejas con sorpresa, pero luego volvió a sonreír y asintió.
-¿Algún amigo nuevo?¿O amiga?

-Amigo. - contestó Eddie - Bueno... no sé si en realidad somos amigos. Yo... mejor me voy a duchar. - murmuró y fue a meterse rápidamente al baño.

Al salir buscó con tranquilidad algo de ropa y se vistió. Guardó las cosas en su mochila, se la colgó del hombro y fue a pararse frente al espejo, acercándose a este y viendo fijamente su cabello en el reflejo. Sonrió un poco. Sus mechones estaban creciendo muy rápido.

Condujo hacia la preparatoria y se estacionó entre un par de autos.
Mientras caminaba hacia adentro se preguntaba qué había sido de su preciado casete. Debía reemplazarlo por uno nuevo pronto.
Después se dedicó a pensar en lo extraño que era llegar a clases temprano, sin tener que correr hacia el aula.
Hoy va a ser un buen día. - pensó. Al menos eso esperaba.

Fue a su casillero a sacar algunas cosas y luego se dirigió al aula de su primera clase. Una ligera sonrisa asomó en sus labios al ver en un pasillo a Steve Harrington.

Steve estaba escuchando la anécdota de Tommy, en la que contaba su "gran aventura" con Carol durante el viaje. Aunque era más bien una historia vulgar sobre cómo por poco tuvieron sexo a escondidas en el autobús de regreso a Hawkins.
Le dedicó a los chicos una sonrisa fingida mientras mantenía la espalda apoyada en la pared y los brazos cruzados. Esa sonrisa disminuyó al ver por encima del hombro de Carol a Eddie Munson quien parecía venir hacia ellos.
Hizo un gesto de negación casi imperceptible con la cabeza, pero Eddie se dio cuenta, así que se detuvo a un par de metros de ellos, dejando de sonreír.
Steve vio hacia Tommy e intentó volver a enfocarse en la conversación, viendo de reojo que Eddie pasaba a la par sin más, camino al aula de clase.

Al llegar al aula, dejó la mochila en el escritorio de la silla y se dejó caer en ella, sintiéndose como un completo imbecil. Sonrió amargamente mofándose de sí mismo y sacó su walkman para callar sus pensamientos con algo de música.
Vio a Harrington entrar por la puerta unos minutos más tarde y, unos diez minutos después, llegó la profesora.

No había pasado ni media hora de clase, cuando en las bocinas sonó la voz de la subdirectora.
"Steve Harrington a la oficina del director. Repito: Steve Harrington a la oficina del director."

El castaño vio a todas partes confundido. La profesora le hizo una seña para que saliera, así que se vio obligado a levantarse e ir en camino a la susodicha oficina, en la cual lo recibió el severo gesto del director y, en otra silla frente al escritorio, el conserje. Pasó saliva.

-Señor Harrington. Tome asiento. - Steve obedeció y sintió su cara palidecer cuando el hombre sacó de una de las gavetas el casete de Eddie, el cual dejó sobre el escritorio - Señor Harrington, ¿reconoce esto?

-No, señor.

-Mhm... Este casete fue encontrado reproduciendo música dentro de la sala del equipo de comunicaciones el día viernes por la mañana. Ese día todos los estudiantes se encontraban en un viaje escolar, y en el edificio únicamente estaba Martin - dijo señalando al conserje -, quien por cierto, comentó que usted entró al edificio cuando ya todos se habían ido.

¡Hey, tú! [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora