Levantarse temprano un día sábado, después de haberse desvelado una semana entera estudiando para los exámenes finales, era algo que hace tiempo le habría resultado inconcebible en todos los aspectos. Sin embargo ahí estaba, vistiéndose a las diez de la mañana para salir a nadar a la cantera con un grupito de nerds preadolescentes. Todo porque debía compersarle a Dustin el haberlo ignorado por una semana.
El chiquillo se había encargado de recordárselo para chantajearlo en cada ocasión en que necesitara un favor. Este vez quería cobrar lo que se le había prometido hacía tiempo: ir a nadar con sus amigos como forma de convivencia. Y Eddie sabía que lo siguiente sería tener que jugar una campaña de Calabozos y Dragones con los mocosos.
La idea no le disgustaba tanto como antes, pero comenzaba a sentirse un niñero sin sueldo, o una especie de joven padre divorciado, puesto que bien sabía que Dustin iba de un lado para otro buscando también la compañía y los cuidados de Steve.
El castaño tampoco desaprovechaba la ocasión de mandar recados con el menor; e incluso hacía dos días, se apareció en su auto frente al tráiler con el pretexto de que venía a dejar a Dustin para que no anduviera solo por las calles en su bicicleta.Se vistió con tan solo unos pantalones cortos para nadar, una camiseta y tenis. Hacía mucho calor para llevar chaqueta, y pensando también en ello, guardó unos billetes para pasar comprando en algún lugar un bloqueador solar.
La cantera Sattler era una gran masa de agua bajo un acantilado que le haría erizar la piel a cualquiera que se parara en la orilla.
Evitando a toda costa acercarse allí, Eddie rodeó el lugar con el auto, yendo por un camino de tierra que daba a la orilla del agua. Se estacionó bajo la sombra de unos árboles y caminó un poco hasta llegar a donde estaban estacionadas cuatro bicicletas. Una vez más se lamentó. Estar con Dustin era una cosa, pero reunirse con todo un grupo de niños superaba sus límites.
—Jesús, dame paciencia. — murmuró.Al verlo, Dustin sonrió emocionado y no tardó nada en presentarle uno por uno a sus amigos. De nada sirvió, puesto que Eddie no era bueno con los nombres, y por los siguientes diez minutos llamó a todos: "niño", para evitarse la molestia.
Transcurrido ese corto lapso de tiempo, se escuchó un auto acercándose y todos voltearon hacia allí, incluyendo a Eddie, quien primero frunció los labios viendo el vehículo y luego a Dustin. Este encogió los hombros con una sonrisa que pretendía ser adorable.
El auto se estacionó justo a la par del de Eddie, y de él bajó Steve, causando murmullos de confusión entre los amigos de Dustin.Traía puestos unos lentes de sol, pero nada le costó a Eddie adivinar que tenía la mirada puesta en él.
—Hola. — lo saludó Steve acercándose e ignorando a todos los demás presentes.
El pelilargo hizo apenas un gesto con la cabeza como saludo, fingiendo desinterés. Luego fijó la vista en un ave que retozaba en la rama de un árbol.
Steve traía una camisa amarilla que lo hacía ver demasiado atractivo y además olía ridículamente bien. Eddie resopló fastidiado. Lo amaba tanto que lo odiaba, si es que eso podía tener sentido.—Voy a nadar. — avisó tras un momento de silencio y se sentó sobre una piedra para quitarse los zapatos — ¿Y tú? — le preguntó a Steve.
Este lo meditó mientras rozaba su cabello varias veces con los dedos.—No lo sé... Apenas me hice el peinado y me llevó mucho tiempo.
—¿Y para qué te esforzaste tanto sabiendo a dónde venías? — se mofó Eddie.
—Porque sabía que tú estarías aquí.
Eddie soltó una risita burlesca y se puso en pie una vez estando descalzo.
—No tienes que convencerme de que eres apuesto, eso ya lo sé. — comentó, dibujando una pequeña sonrisa en los labios de Steve, quien aún lo miraba a través de sus lentes oscuros — Deberías divertirte un poco, pero allá tú si prefieres quedarte aquí como un idiota.

ESTÁS LEYENDO
¡Hey, tú! [Steddie]
RomanceSteve y Eddie se conocen por una tonta casualidad durante su primer año de preparatoria, y las diferencias que al principio parecían separarlos, serán las mismas que un día los harán darse cuenta de que son el uno para el otro.