El espejo reflejaba su rostro pálido, en el que permaneció un gesto algo sombrío. Últimamente le resultaba imposible cambiarlo.
Al terminar de vestirse y antes de salir, empacó su guitarra en el estuche; luego revisó su billetera, encontrándose con los pocos billetes que le quedaban.
-Imbecil. - se dijo a sí mismo. Había trabajado tres meses y ahorrado casi todo su dinero, y ahora no podía ver un centavo a menos que fuera a casa de esa persona a exigir que le diera su mitad - Eres un verdadero imbecil. - continuó diciendo hasta llegar al auto y encender el estéreo.En la calle, el semáforo dio luz roja, así que se detuvo y, mientras tanto, vio hacia su preciada guitarra, que viajaba en el asiento trasero.
Una de sus cuerdas estaba rota por su estúpido arrebato de ira durante el ensayo con Corroded Coffin del día anterior.
Negó con la cabeza recordando esa noche, en la que al llegar a casa se había encerrado en su cuarto a llorar desconsoladamente, aunque sus deseos de llorar no tuvieron nada qué ver con la cuerda rota. Aún así, se sentía muy culpable por haberse desquitado con su amada guitarra; por lo que iba camino a la tienda donde la compró para que le reemplazaran la cuerda y le dieran mantenimiento si es que lo necesitaba.Bajó del auto y sacó el estuche; pero cuando se dio la vuelta, observó con cansancio y enojo los carteles que estaban pegados en la puerta del local con un horrible mensaje:
"Hemos mudado nuestras instalaciones al Starcourt mall."
Entonces hizo memoria y maldijo al recordar haber visto al viejo dueño caminando por ahí dentro del centro comercial.
-Imbecil. - repitió con frustración subiendo una vez más al auto.
En el Starcourt buscó la tienda, haciendo todo lo posible por no voltear hacia el local de Scoops Ahoy. Quería, por sobre todas las cosas, olvidar la existencia de ese maldito lugar.Mientras caminaba, pasó frente a la tienda de ropa en la que Robin trabajaba y vio a la chica ordenando unas cosas en un aparador. Sus miradas se cruzaron un par de segundos. Ella le sonrió levemente y alzó la mano para hacer un gesto de saludo; pero Eddie, sin la menor intención de detenerse, la ignoró y siguió su camino, dejándola con la mano en el aire y una expresión de total indignación.
La tienda de instrumentos parecía estar muy concurrida. Unas quince personas, en su mayoría niños, aguardaban para ser atendidos.
Una niña de unos nueve años, se le quedó viendo a Eddie con mucha curiosidad, a lo que él rodó los ojos fastidiado. En otro tiempo hubiese hecho algo para tratar de hacerla reír, pero ahora él no se encontraba de humor ni para sonreír de forma fingida.
Se quedó ahí de brazos cruzados esperando su turno, pero el anciano parecía estar siendo superado por la cantidad de preguntas con las que lo bombardeaba un par de chiquillos ruidosos.
No entendía por qué mierda había tantos mocosos, hasta que oyó a un par de mamás hablando sobre el campamento de verano al que irían sus hijas, y que ahí recibirían excelentes clases de violín.-Oye, tú... - habló el dueño - ¡Oye! - Eddie volteó a verlo serio y entendió que le hablaba a él, entonces se acercó - Ese chico de allá busca una guitarra eléctrica, - dijo señalando a un chico de unos doce años que veía todas las guitarras aparentemente muy confundido - ¿puedes ayudarle?
-Vengo a reemplazar una cuerda de mi guitarra. - dijo Eddie molesto señalando su estuche, el cual traía a la espalda, colgando del hombro.
-Pues como ves estoy muy ocupado, así que no se podrá ahora. - dijo el viejo - Por favor, Munson, te conozco, tú sabes de guitarras. Ayúdame con eso y te daré unos billetes, ¿sí?
Lo pensó un instante y acabó accediendo. Después de todo, necesitaba el dinero, y de paso disminuía un poco la fila para que llegara más rápido su turno.
Una vez que el turno le llegó, el dueño le dio lo acordado antes de ponerse a revisar su guitarra para ver la cuerda rota.-No estuvo tan mal, ¿o sí?
-Ajá. - murmuró Eddie.
-Tengo muchos más clientes aquí en el Starcourt. Por alguna razón este lugar incita a la gente a comprar más. - comentó el hombre sonriendo y se quedó viendo a Eddie - Estoy pensando en contratar a alguien que me ayude. Realmente me hace falta.
ESTÁS LEYENDO
¡Hey, tú! [Steddie]
RomansaSteve y Eddie se conocen por una tonta casualidad durante su primer año de preparatoria, y las diferencias que al principio parecían separarlos, serán las mismas que un día los harán darse cuenta de que son el uno para el otro.