05. La ley de supervivencia

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Steve dejó la mochila en el suelo y se sentó en el sillón que Eddie le señaló. Este último fue a guardar sus cosas a su habitación y al volver, se dedicó a ordenar algunos libros que había dejado en el sillón.

—Veo que eres muy estudioso. — comentó Steve. Eddie soltó una carcajada.

—Son guías de Calabozos y dragones. Que adorable que creas que estudio.

Dejó los libros en la mesita de centro mientras Steve sonreía, luego se paró frente al castaño.
—¿Quieres comer algo? — preguntó, lo que normalmente podría interpretarse como un mero gesto de cortesía con una visita, pero Steve percibió esa característica mirada que delataba la preocupación de Eddie respecto a que no estuviera comiendo bien.

—Estoy bien, Munson. — aseguró.

Eddie lo vio fijamente un momento después asintió y fue hacia la pequeña cocina.
—Te voy a preparar algo.

—Dije que estoy bien.

—Ve televisión mientras tanto si quieres. — continuó diciendo al hacer caso omiso de las palabras del castaño, quien rodó los ojos y solo se quedó sentado considerando tomar uno de los libros de la mesita y hojearlo, pero Eddie volvió a hablar desde la cocina, captando una vez más su atención.
— Supe que lo tuyo con Nancy Wheeler terminó. — ambos se vieron a los ojos. Steve asintió serio — Si te hace sentir mejor, hacían una horrible pareja.

—¿Por qué?

—Eres demasiado atractivo para ella.

Sin poder contenerse, Steve se echó a reír hundiendo la cara entre sus manos. Negó con la cabeza.
—Eres un idiota, Munson. Realmente creí que dirías algo serio.

—¿Por qué decir algo serio si en lugar de eso puedo hacerte reír? — preguntó dándole la espalda.
Steve volteó a verlo manteniendo una sonrisa en sus labios.

—Buen punto.

—¿Quieres una cerveza?¡Espera! Primero voy a ver si hay. — dijo Eddie antes de que respondiera yendo a abrir la puerta del refri, lo que lo hizo sonreír una vez más — Sí hay. ¿Quieres una cerveza?

—Claro. — dijo Steve sonriendo.

Eddie puso un par de latas en la mesita, luego volvió a la cocina, en donde sonaba el pip del microondas que indicaba que lo que sea que estuviera dentro, ya estaba listo.
Estaba sirviendo la comida en un par de platos cuando la puerta se abrió y dejó entrar a su tío cargado con bolsas del super. El mayor vio extrañado a Steve.

—¿Fuiste a comprar sin avisarme? Quería algunas cosas. — le reclamó Eddie como bienvenida.

—Pues ve y cómpralas. — dijo Wayne sonriendo un poco. Dejó una de las bolsas en el suelo y le tendió la mano a Steve — Soy Wayne, mucho gusto.

—Mucho gusto, yo soy Steve, Steve Harrington.

—¿Qué te trae por acá? — preguntó el mayor volviendo a levantar la bolsa y llevando todo a la cocina, en donde Eddie le ofreció uno de los sándwiches que había preparado.

—Es solo una reunión amistosa, tío. — dijo antes de ir hacia Steve con los platos.

—Ah, bien. Bueno, yo voy a ir con un compañero para cenar y luego nos vamos a ir juntos al trabajo, así que te dejo. — Eddie asintió — Y por favor, no quiero volver y ver que tu ropa sigue afuera en los tendederos, ¿sí?

—Bien. — murmuró Eddie avergonzado. Steve sonrió disimuladamente con la vista hacia las piernas.
Cuando su tío entró al cuarto, Eddie volteó a ver a Steve y notó que sonreía con burla, así que le dio un golpe con el codo.
— Come tus sándwiches.

¡Hey, tú! [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora