12. Fuego en invierno

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La nieve había tardado en llegar, pero en una tarde de jueves, a casi mediados de diciembre, una tormenta azotó Hawkins como recordatorio de que sí o sí, el invierno llegaría, blanco y frío, mucho más que el del año anterior.
La suave nevada que al principio había parecido divertida para los estudiantes que iban saliendo de clases esa tarde, pronto se convertiría en la tormenta que cerraría las calles y enviaría a todos a casa.

Cuando por fin fue posible volver a conducir por las calles, aparentemente cada habitante del pueblo decidió ir a hacer las compras al supermercado, cuyo estacionamiento estaba saturado de autos cuando Steve y Eddie llegaron.
Este último daba vueltas y vueltas con su camioneta buscando un lugar y soltando cada palabrota, maldición y blasfemia que se le venía a la mente, mientras que Steve se limitaba a ver hacia todas partes.

—¡Ahí! — exclamó señalando hacia un lugar vacío.
Eddie giró bruscamente haciendo rechinar las ruedas en el concreto y metió la camioneta como si su vida dependiese de obtener el lugar lo más rápido posible.
— ¡Oye, no es para tanto!

—Harrington, solo quiero ir a casa a desayunar mi cereal favorito y ver la tele. Es muy temprano, ¿no podíamos venir al rato?

—¿Qué cereal ibas a desayunar si ya no hay? — preguntó Steve mientras bajaba del auto. Eddie resopló — Habrá que ver si aún queda aquí. — dijo Steve viendo alrededor con las manos en la cintura cuando entraron. El supermercado estaba lleno de gente.
— Trae un carrito.

Eddie volvió a resoplar, pero fue por él y alcanzó a Steve más adelante en un pasillo.

—¿Qué tan raro es que ambos estemos metiendo las cosas en el mismo carrito? — le preguntó discretamente.

—Voy a separar las mías más tarde en tu casa.

—Pero, ¿qué pensaría la gente si les dijeras eso?

—Buen punto. — dijo Steve y fue rápidamente por otro carrito mientras Eddie sonreía.

Entraron al pasillo de los cereales y demás cosas azucaradas, en el que un pequeño grupo de chiquillos se debatía por qué marca de galletas comprar.
La vista de Steve se fijó en uno de los menores hasta que vio aparecer por el pasillo a Nancy, quien caminó hacia ellos algo molesta.

—¡Mike...!¡Niños, no voy a pagar por todo eso! — dijo señalando el carrito, en el que habían metido un montón de comida chatarra — Mamá les dio quince dólares para golosinas, así que devuelvan la mitad de esas cosas. — ordenó y entonces su mirada y la de Steve se encontraron, luego este vio de reojo a Eddie, quien a su vez lo veía.
— Hola, Steve. — saludó Nancy.

—Hola. ¿Cómo estás?

Eddie se dio la vuelta hacia los estantes y mantuvo la vista fija en las cajas de cereal.

—Muy bien. Vine a comprar algunas cosas y mamá me obligó a traer a Mike... y él trajo a sus amiguitos...

—¡¿Amiguitos?! Tengo doce. — le reclamó Lucas. Nancy rodó los ojos.

Steve sonrió y vio sobre el hombro de la chica a Jonathan Byers, quien había aparecido y le decía algo a Will.
Nancy también volteó a ver a Jonathan, luego vio a Steve y se acercó.
—Solo coincidimos aquí, no estamos juntos, Jonathan y yo.

—Descuida. — dijo Steve sonriendo un poco — Creo que igual no es asunto mío.

—Claro. — dijo Nancy con asintiendo con la misma sonrisa — Me da gusto verte. Tal vez un día podamos... reunirnos y hablar como se debe.

—¿Hablar sobre...?

—La ruptura.

—Ah... claro. — dijo Steve asintiendo. Eddie guardó un par de cajas de su cereal favorito en el carro y le dio la vuelta para salir del pasillo. Steve ni siquiera tuvo que verle la cara para adivinar su expresión. Fue como si la leyera tallada en su espalda. De nuevo vio a Nancy.
— ¿Sabes? Es que ahora estoy iniciando una relación con alguien y... prefiero dejar el pasado atrás. No estoy molesto contigo, ni nada de eso, te lo juro; solo quiero que ambos podamos avanzar y ser felices.

¡Hey, tú! [Steddie]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora