8. 𝘕𝘰 𝘦𝘴 𝘷𝘦𝘳𝘥𝘢𝘥.

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«Próxima estación, Ciudad Universitaria.»
Dentro del andén el calor se mezcla con mil cuerpos. Subo la escalera y abro la boca para hinchar los pulmones, aunque la experiencia no termina de ser tan satisfactoria como esperaba. Camino por la acera de forma robótica, asegurándome en todo momento de no levantar la vista a no ser que sea estrictamente necesario. Estoy tan preocupado por que nadie repare en mi cara que no me doy cuenta de estar cruzando en rojo. Siento que el aire se agita y me zarandea un poco, mientras un estruendoso bocinazo me pone la carne de gallina.
El coche que casi me atropella es gris, el cielo también se vuelve gris, y casi todo lo que pienso o miro adquiere la misma tonalidad triste y apagada. Es como si hubiesen asfixiado la vida antes de darme cuenta de que ya no puedo coger más aire. Se ha acabado. Y esa extraña presión se intensifica cuando el edificio de mi facultad (ese siempre ha sido gris) va aumentando de tamaño conforme me acerco a él.
La mayoría de los estudiantes se agrupan en la entrada de la facultad. Min me saluda en la distancia y luego soy testigo de la metamorfosis que sufre la expresión de su rostro, como una oruga convirtiéndose en mariposa, solo que al revés. Pasa de mostrar una sonrisa preciosa a un gesto de asombro y horror.
-¡¿Qué te ha pasado?!
-¿Me crees si te digo que es menos de lo que parece? -Fuerzo una sonrisa.
Después procedo a repetir las mismas excusas que les he puesto a mi madre y mi hermana, aunque la forma en la que me mira Min lo complica todo. Es como si una parte de ella se hubiese colado en mi mente y fuera capaz de separar la verdad de la mentira. ¿Será porque me conoce demasiado bien y sabe que no estoy siendo del todo sincero?
-¿Tienes más marcas además de la de la cara? ¿Brazos? ¿Piernas? -Solo la cara.
-Win, ¿seguro que no estás metido en ningún lío?
-Ahora pareces mi madre.
-Me da igual lo que le hayas contado a ella. A mí puedes decirme la verdad.
-Lo he hecho. Me empujaron y no sé quién fue. Es todo lo que puedo decirte.
-Está bien.
-¿Sigues sin creerme?
-¡Te creo! Si me dices que es verdad, yo te creo. Sé que entre nosotros no hay secretos.
Al decirlo me doy cuenta de que baja un poco la voz.
-Ningún secreto. Nunca.
Los dos sonreímos, aunque algo no funciona.
Veo bajar a mis amigos por la escalera. JJ, con su mochila colgada de un hombro, y Film, con un bolso que le queda demasiado grande. Esta vez me siento más cómodo mintiendo que cuando lo tenía que hacer con Min. JJ y Film me lo ponen más fácil, hacen menos preguntas y yo repito la información como una grabadora.
-¿Por qué la gente es tan imbécil? -pregunta JJ, desquiciado. Mi amigo medirá alrededor de uno sesenta y mucho y tiene sobrepeso. Film es muy guapa, pelo castaño y nariz respingona. Esconde sus pequitas tras unas enormes gafas de pasta negras, aunque solo se las pone para venir a clase. Es de las chicas más bajitas de nuestro curso. Medirá uno
cincuenta. Quizá uno cincuenta y dos. Y es extremadamente tímida. De hecho, el día que la conocí recuerdo haber esperado pacientemente a oírla hablar, con la duda de si el motivo de su silencio se debía a que era extranjera y no dominaba el idioma.
Después de mentirles a ellos también, me siento agotado.
Mentir es una mierda. Mentir está mal. Mentir es gris, como el cielo y el coche que casi me atropella.
Cuando entramos en el aula me siento un mono de feria. Un grupito de chicas me miran y cuchichean. Los de la siguiente fila me señalan. Una alumna me pregunta cómo estoy, lo que me resulta tremendamente extraño porque no había hablado con ella nunca antes.
Solo puede significar una cosa. Bright y su grupo de amigos han contado todo lo que sucedió ayer por la noche.
Me agarro a la mesa, como si de alguna forma el suelo fuese a inclinarse bajo mis pies.
Entro en la cafetería y las miradas pesan bajo mis hombros. JJ, Film y Min evitan hacer comentarios por ahora, pero sé lo que están pensado. Y yo no puedo hacer nada más que mantener la mentira que ya les he contado. ¿Servirá para que sigan confiando en mí?
-Han sido Bright y sus amigos -puntualiza Film-. Me lo ha dicho una amiga de segundo. Van diciendo que Bright te pegó porque tú intentaste besarlo. Y que tanto lo de pedirte el número como lo de quedar contigo fue por una apuesta que había hecho con Luke.
-¿Win? ¿Es eso verdad? -pregunta Min.
-No. ¡Claro que no!
-Yo no me lo he creído, tranquilo -oigo susurrar a Film. Pero yo no puedo estar tranquilo. ¿Por qué me pide que lo esté? ¿Estaría ella tranquila en mi situación?
No es justo. Se supone que me toca a mí contarlo cuando yo quiera. Ese día no es hoy. Ni mañana. El puto día para salir del armario será cuando yo me sienta preparado. Y no antes.
-Win, ¿seguro que no quieres contarnos nada más? -pregunta Min-. Sabes que somos tus amigos y que no pasa nada, ¿no?
-¿Vamos a tener de nuevo esta conversación?
-Tampoco te lo tomes a la defensiva...
-Estás poniendo en duda todo lo que te he dicho. ¿Cómo quieres que me lo tome? Ya es bastante jodido que te pongan en entredicho los demás, pero ¿vosotros? ¡Vosotros sois mis amigos!
Min busca la mirada de JJ y Film, sin saber qué hacer después. -¿No me crees? Min, necesito que me mires a los ojos. No es verdad. Se lo están inventando todo, ¿vale?
-Te creo, pero...
-No. Para. Después del pero siempre se dice algo que a la otra persona no le va a gustar oír.
-Tienes que entender que todo esto es muy raro.
Suelto una bocanada de aire y mi pecho se deshincha. Al hacerlo, la piel de mi mejilla se estira y me produce una punzada de dolor. -No es raro, es una puta mierda.
Min se abraza a sí misma y da un paso hacia atrás. Busca de nuevo la mirada de Film y JJ, como esperando que participen más en la conversación y no la dejen sola.
-Tampoco pasaría nada... -añade Film.
-Somos amigos, tío -apunta JJ.
La sangre me hierve. ¿Se supone que ahora tengo que sentirme bien? Me entran ganas de decirles que a mí tampoco me importa que ellos sean heterosexuales, que les voy a querer igual. Somos amigos, ¿no?
-¿Por qué se lo han inventado? Me refiero a que no tiene ningún sentido -termina preguntando JJ.
Min se adelanta y responde por mí, convirtiéndose en mi nuevo bote salvavidas:
-Bright lo ha hecho para limpiar su imagen. Recuerda que hace unos días te pidió el número delante de media facultad... Fuese broma o no, seguramente ninguno de ellos se imaginaba la trascendencia que iba a tener. Al final todo el mundo comentaba que Bright era gay y creo que se dieron cuenta de que se les había ido de las manos. O sea, yo creo que al final él no es gay y que solo lo hizo para hacer la gracia. Pero, claro, se tenía que quitar la etiqueta de alguna forma. Y ahí es donde entras tú de nuevo, Win.
JJ y Film asienten con la cabeza. Hasta yo lo hago. Joder, su teoría es tan buena que realmente ese podría ser el verdadero motivo. Es la primera vez que sonrío de verdad. Aunque, como siempre..., una cosa es la teoría. La práctica difiere bastante, porque yo lo recuerdo algo distinto. Más o menos como lo han contado Bright y su grupo.
-¡Lo ha hecho para que dejen de decir que es gay! ¡Menudo cabrón! -Yo lo sabía -afirma Min, y de pronto recuerdo su atrofiado sexto sentido-. Sabía que te haría alguna putada. Pero con esto se ha pasado mil pueblos. Aprovechar tu herida para inventar toda esa historia... O sea, no. Aunque, bueno, por lo menos ya sabes quién te empujó.
-Claro, tío. Ahora tenemos que ir a denunciarle.
Mi madre estaría encantada de escuchar el consejo de JJ. -No -digo tajantemente.
-¡Si te lo ha hecho él!
-Yo también creo que ha sido uno de ellos. Pero no sabemos si ha sido Bright. Claramente es el que se beneficia de todo esto, aunque podría haber sido cualquiera.
-La gente dice que ha sido Bright -protesta JJ, como si no hubiese otra opción posible.
-También dicen que Win intentó besarlo -puntualiza Film-. Win tiene razón, no podemos acusarlo si no estamos seguros al cien por cien.
Estamos hablando de denunciar a una persona. No es ninguna tontería, ¿sabes? Nos podemos meter en un lío.
-En un lío se van a meter todos ellos.
-¿Y qué hacemos? ¿Quejarnos en secretaría de alumnos para que no nos hagan ni puto caso?
-Ya, quizá no sea la mejor idea.
Me parece oír mi nombre.
-Joder, mirad lo que han conseguido -digo señalando alrededor-. ¿Estáis oyendo lo mismo que yo?
-Win, sé que te asusta todo esto, pero a la mayoría de la gente en realidad le da igual si eres gay o no.
-Es por la apuesta de los cojones -interrumpe JJ.
-Por eso la gente no para de hablar...
-Comentar el puñetero reto debe de resultar cuanto menos morboso. Miro detrás de mí porque me parece ver a Bright, pero al final solo es un alumno de Periodismo.
Tampoco lo encuentro el resto del día.
En casa, mi padre baja el volumen del televisor cuando paso por delante de él.
-¿Va bien la herida?
-Sí, pero me escuece un poco al hablar.
-Ah, vale.
Sé que no se ha sorprendido porque mi madre le habrá informado de todo. Y con lo exagerada que es ella, seguramente se ha quedado hasta tranquilo al ver que no es para tanto. Sigo teniendo la boca en su sitio y eso.
No hablamos mucho más, y todo sucede tal y como imaginaba. Mi padre es muy suyo, y no termino de decidir hasta qué punto eso es bueno. No digo que no me apeteciese esquivar preguntas como «¿qué ha pasado?» o
«¿quién te lo ha hecho?», pero sí que he echado en falta algo más de tacto. Me lo ha preguntado como el que se junta con el vecino y habla del tiempo. Da igual.
Si supiese la verdadera forma en la que me hice ese corte, otro gallo cantaría.
Más tarde mi hermana (con la que sigo molesto) entra en mi cuarto ignorando la mirada que le lanzo por pasar sin llamar.
-Está mejor, algo roja. Pero vamos, que si yo consigo tapar mis granos, con un poco de base se soluciona.
-No quiero maquillarme.
-No es maquillarse, es tapar secretos -comenta despreocupada mientras se pasa el índice por su zona de la cara con más acné-. Y para tu información, los chicos también se maquillan.
-Yo no.
-Ya veremos.

Hoy tampoco he visto a Bright a lo largo de la mañana

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Hoy tampoco he visto a Bright a lo largo de la mañana.
Me toca aguantar cuchicheos, el apoyo de algunos de la clase (no quiero el apoyo de nadie, gracias) y a personas con las que nunca antes había mantenido una conversación que vienen para decirme cosas como «pues mi primo es gay, si quieres puedo presentártelo».
-No soy gay -le respondo a un tío al que no había visto en mi vida. -¿Por qué no? Es muy majo, alto. Y no se le nota que es gay. -Duda y se corrige a sí mismo-. Bueno, yo se lo noto porque soy su primo. Pero la gente dice que parece hetero.
-Te he dicho que no.
-¿Eres activo o pasivo? Creo que él es pasivo. ¿Te pone? Mira, te enseño fotos.
Agradezco que falten tres minutos para empezar Redacción Publicitaria. Me siento junto a Min y la veo sonreírme, pero cuando intento devolverle el gesto me entran ganas de llorar.
Para alguien de mi edad, que te hagan algo como sacarte del armario es lo peor del mundo. En serio.

Los cuerpos de la habitacion roja. (Adap. BrightWin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora