A las cinco y media salgo de la boca del metro de Sol. Min me está esperando allí, en algún lugar entre la multitud. Y digo en algún lugar porque no consigo encontrarla. El centro de Bangkok es siempre una
explosión de colores, música y ocio, y resulta imposible adivinar la posición del otro con solo mirar a nuestro alrededor. Se ha formado un círculo enorme que recoge a unos artistas callejeros, hay turistas sacándose fotos, grupos de amigos, parejas y familias enteras. Le envío a Min mi ubicación por WhatsApp y al poco rato la veo acercarse. Parece nerviosa, y yo no sé si darle dos besos o un abrazo. Al final ninguno de los dos hace nada y lidiamos con el momento incómodo lo mejor que podemos. Empezamos bien.
Propongo caminar hacia Ópera, y en el trayecto hablamos de temas banales para intentar hacerlo todo algo más fácil. Al llegar a la plaza nos sentamos en uno de los bancos e intuyo que está a punto de confiarme el motivo real por el que me ha pedido quedar a solas con ella. Sin embargo al final no lo hace. Es como si estuviera decidida a postergarlo.
—Hoy hace menos frío que ayer.
—¿Me lo vas a decir ya? —pregunto de golpe, porque soy incapaz de
M pensar en otra cosa.
—No te entiendo.
—Has dicho que querías hablar conmigo.
—Y estamos hablando. —Min juega con el chicle pasándolo de un lado a otro de la boca, como un partido de tenis. Por un instante pienso que me lo va a escupir.
—Genial, entonces hemos quedado para hablar de la universidad y de
M que hoy hace menos frío.
—No..., es solo que me cuesta dar el paso.
—Yo te ayudo. Sea lo que sea, el momento para hablarlo es ahora.
—Lo sé.
—Entonces, ¿vas a contarme qué pasa? ¿Por qué tanto misterio?
—Voy a hacerlo, ¿vale? Necesito que me des un minuto. No es algo que se pueda decir así como así.
—De acuerdo. Ahora intenta relajarte.
—Estoy en ello, pero si me sigues presionando va a ser imposible.
—Perdón. —Yo solo pretendía ayudarla, aunque empiezo a pensar que hubiese sido mejor darle un poco más de tiempo antes de intentar sonsacarle información. Y es lo que empiezo a hacer ahora. Espero pacientemente, y solo cuando veo que se relaja vuelvo a intervenir—. Tú y yo somos amigos desde hace años.
Min me mira y arruga la frente.
—Sí, desde primero de carrera. —Al decirlo, tengo la sensación de que se refugia en que no es tanto tiempo.
—Desde entonces no nos hemos separado. ¿A que no?
—¿Adónde quieres llegar?
—Pues a que, justo por eso, tienes que estar tranquila. —Y le doy unos golpecitos en la espalda, aunque no sé si eso la reconforta—. Seguro que no es tan grave como piensas... Suéltalo sin más, Min. Sin pensarlo.Suéltale tú lo de que eres maricón.
—Win, no es fácil. Te parecerá patético, pero he estudiado en mi cuarto todo lo que iba a decirte cuando te tuviese delante.
Asiento con la cabeza. Conozco esa sensación.
—Ahora me tienes delante.
—Sí, ya lo sé. Y no me sale. —Se ajusta el cuello del jersey, aunque es más un gesto de nerviosismo que otra cosa—. De verdad, lo estoy intentando.
¿Qué puedo hacer para animarla? Lo único que se me ocurre es soltar alguna estupidez, algo para que ella lo desmienta y entienda que lo que quiere decirme no es tan grave. Cualquier cosa.
—¿Estás embarazada?
—Dios, Win. No.
—¿Has matado a alguien? —le pregunto con burla—. Dime que no has matado a nadie.
—Tampoco, bobo.
Juraría que se esfuerza para no sonreír. Eso es, Min. Sonríe. ¡Sonríe!
—¿Ves? Entonces no es para tanto.
Un manto oscuro vuelve a caer sobre su rostro y parece que el cielo se vuelve gris y frío con ella. Entreabre la boca y apoya su delicada mano sobre mi mejilla. Después atrapa un mechón de pelo entre sus dedos y lo devuelve a su sitio. Ese gesto es muy suyo, muy de Min. Yo me quedo quieto, sin hablar. Lo único que puedo hacer ahora es esperar a que ella dé el paso y me cuente qué sucede, porque tengo el presentimiento de que si hago el menor gesto se encerrará en sí misma.
—La razón por la que te he traído es porque... Bueno, yo... Verás... —Se
interrumpe sin llegar a terminar la frase.
Me muerdo la lengua para evitar pedirle que continúe, porque es lo que hubiese hecho ahora y sé que con eso solo la estaría presionando más. Mi plan se convierte en esperar, esperar y esperar. Y mientras, recorro su cuerpo de arriba abajo y termino fijándome en sus ojos. Siento que me mira por primera vez, como si nunca antes lo hubiese hecho de esa forma. O igual solo soy yo, que estoy nervioso.
Me veo reflejado en la oscuridad de sus pupilas y entonces Min se decide a dar el paso:
—Te quiero.
Sus palabras son como dos globos que flotan cerca de nuestras cabezas.
—Y yo a ti. —Mi voz suena mecánica y ausente. A respuesta prefabricada.
—No...
—Por supuesto que sí. Te quiero un montón.
—Pero yo no te quiero como se quiere a un mejor amigo. Estoy enamorada de ti.
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Los cuerpos de la habitacion roja. (Adap. BrightWin)
FanficMe llamo Win y tengo tres normas: 1. Nadie puede descubrir mi secreto. 2. Solo podemos hacer el amor dentro de la habitación roja. 3. Y la más importante, no voy a enamorarme de él. ⚠️Contenido Homosexual ⚠️Contenido EXPLICITO 🔞