Bright: ¿A qué juegas, Metawin?
Bright: Contéstame. Te estoy llamando.
Bright:??????
Bright: Te voy a matar.
Bright: Hijo de puta.
Bright: Hola????????
Bright: Maldito maricón.
Bright: CÓGEME EL PUTO MÓVIL.
Bright: Ya te ha reventado el culo???
Bright: Subnormal.
Bright: Win, perdona.
Bright: Joder, perdón. En serio.
Bright: Soy gran idiota, perdóname.
Bright: Por favor, contestame el móvil, Winnie.
La última es reciente, de hace apenas tres minutos.
Vuelvo a ver la foto que le he enviado. Se intuye que los dos estamos desnudos, aunque de Nani solo se vea el pelo rizado y su huesuda espalda; y en mi caso, parte del pecho, cuello y boca. La imagen se recorta justo a la altura de mi nariz.
Sabías que esto iba a pasar. Que se pondría así.Min: Bright acaba de echarme de su casa. Te juro que estábamos genial y de repente se le ha cruzado el cable. No
entiendo nada.¿Estás contento? ¿Te sientes mejor?
Me siento mejor, sí.
Win, lo que has hecho...
Lo sé, no me arrepiento.
Bright vuelve a llamarme.
—¿Dónde estás?
—Buenas noches.
—No me jodas, Win. Dime dónde diablos estás.
Giro de forma teatral, paseando la mirada por los altos edificios. Entonces me doy cuenta de que él no me ve y que ha sido en vano. No importa.
—Sinceramente, no sé cómo se llama esta calle.
—Mándame tu ubicación en tiempo real.
—No.
—Win, espero que entiendas que no te lo estaba preguntando.
—Que te den.
—Diría lo mismo, pero creo que de eso ya se ha encargado el azabache ridículo.
—¿Y tú, ya te has encargado de tener condones en el cajón?
—No han hecho falta. No hemos hecho nada.
—Ja.
—Vamos, Winnie, no me hagas pedírtelo más veces. No tengo toda la noche y mi paciencia se agota.
—¿Para qué quieres que te la envíe?
—Para ir a buscarte.
—¿Y por qué quieres hacer eso?
—Pareces tonto, Win. ¿Por qué va a ser? Porque necesito asegurarme de
que vuelves bien a casa.
—Puedo hacerlo yo solito, ¿sabes? No necesito tu ayuda.
—Me da igual lo que necesites ahora mismo. Envíame la maldita ubicación. ¡Ya!
Un remolino de aire frío sacude mi ropa y yo aprieto los dientes. Las ramas desnudas de los arboles recortan el cielo, pareciendo intentar arañarlo con electrizantes movimientos. En ese momento el miedo me está respirando y aprovecha para meterse dentro de mí.
Todo está demasiado oscuro.
—Está bien, acabo de enviártela.
No contesta nadie al otro lado de la línea.
—¿Bright?
Después, me doy cuenta de que ya ha colgado.
Intento llamarlo, pero no vuelve a cogerme el teléfono.
Me siento en el suelo y me abrazo, esperando a que venga a por mí.
Las luces de un coche pintan la calle de color. Bright baja la ventanilla.
—¿Te ha tocado? —gruñe.
—No, no me ha tocado.
—¿De verdad?
—Creo que ya conoces la respuesta a eso.
Genial, encima vas y te haces el chulo.
Decir que está enfadado se quedaría corto. Ahora mismo parece que se está conteniendo para no hundir el pie en el acelerador y pasarme por
encima.
—Sube al coche.
Abro la puerta con recelo. Él agita con nerviosismo la pierna derecha, y sus ojos no dejan de taladrarme. Me preparo para recibir una tormenta
saliendo por su boca, pero de su boca solo sale una palabra:
—Cinturón.
Nada más ponérmelo el coche sale disparado como una bala.
—¡¿Q-q-qué haces?! —La voz me tiembla por las sacudidas que da el
asiento.
En una de las curvas quema la rueda y el olor no tarda en llegar.
Empiezo a toser mientras el coche sigue devorando la carretera y yo no hago más que agarrarme al asiento como buenamente puedo.
—¿Tienes miedo?
—¡¿De morir?! Sí.
Entonces reduce la velocidad.
—No te va a pasar nada si estás conmigo.
Levanto una ceja.
—Hasta ahora todo lo que me ha pasado es por tu culpa.
—¿Como lo del azabache?
—Como lo de sacarme del armario.
—Bueno, eso es un ligero contratiempo. —Gira el volante para salirse de la carretera y avanza sobre un terreno de piedrecitas—. La foto que me has mandado...
—Un ligero contratiempo. —Se la devuelvo.
Una por otra, ¿no?
Él no responde, pero sí lo hace el motor del coche y... por un segundo pienso en lo peor porque vuelve a ir demasiado rápido.
Curvas cerradas.
Temblor.
Olor a rueda quemada.
Más temblor.
Es como si el coche fuese a caerse por piezas, y yo con él.
Al final frena en seco con un estruendoso chirrido y mi cuerpo se sacude hacia delante.
—Maldito imbécil —grito—. ¡¡Ni se te ocurra volver a conducir así!!
Se le hinchan nuevas venas en su cuello. Espero a que me diga algo, pero no lo hace. Sigue con los ojos en la carretera, pareciendo mirar a ninguna parte.
—Bright, lo digo en serio, no tiene gracia.
—Entonces ya somos dos los que no nos reímos.
—Bright...
—¿Qué?
—Mírame. °[Noah, Mírame, jajajaja perdón xdxd ñ, sigan con la lectura]
Por fin lo hace.
Todavía siento que tengo el corazón en la boca, como si al cerrarla fuese
a morderlo y empezar a sangrar.
—Vamos a hablarlo todo como personas normales, ¿quieres?
Suelta aire de forma pesada, vaciando su pecho.
—Está bien. —Se desabrocha el cinturón y gira los hombros en un ángulo de noventa grados—. Empiezo: no he follado con Min. Te toca.
—Yo tampoco.
—Y una puta mierda.
—Es la verdad.
—Pero habéis hecho otras cosas.
—Sí.
—¿Te has corrido con él?
—Sí.
A Bright se le cambia la cara.
Tan solo se oye nuestra respiración, la misma que parece recortar un espacio entre nosotros en el que la comunicación deja de funcionar.
Segundos después sus labios se aprietan para producir nuevos sonidos:
—Seguramente ahora te sientes el puto amo, ¿no?
—Me siento igual de mal que tú por quedar con Min. Aquí hemos actuado mal los dos —le recuerdo, porque no pienso dejar que se vaya de
rositas—. Si tú no hubieses quedado con ella yo no habría...
—Ah, no. No vayas por ahí —me interrumpe.
—Pero es cierto.
—Lo único cierto es que te has corrido con otro idiota.
—Tú habías invitado a Min para ver una película en tu casa. No me jodas, Bright, ibas a follar con ella.
—No lo hice. Y no iba a hacerlo.
—Y ahora me lo tengo que creer.
—Puedes hacer lo que quieras, no me importa.
—Te juro que no te entiendo. Sabes la situación en la que me has metido con la mierda de tu estúpida apuesta. Intento reconducir mi vida, tener las
riendas... y parece que tú solo tratas de joderme.
—Yo no pretendo joderte.
—Entonces, ¿qué te pasa con Min? ¿También te gusta? ¿Es eso? —Ahí
está, la pregunta que tanto miedo me daba formular.
—Min me es indiferente —siento que me quito un peso de encima cuando lo oigo—, el que me importa eres tú.
Después Bright se rasca la barbilla y deja sus manos en el volante. Le da golpecitos con los dedos.
Está pensando en algo. Algo que no se decide a compartir conmigo.
—Suéltalo.
—Soltar el qué.
—Lo que ibas a decir, vamos.
—No me gusta que sean pareja.
—Es de mentira, ya lo sabes.
—Sí, me lo has dicho. Pero igualmente, no me gusta. —Se retuerce un poco las manos—. Me provoca celos. Y yo te juro que me vuelvo loco cuando los veo juntos. Y me hace comportarme como un estúpido. Por eso le he dicho de quedar, para que veas qué se siente desde la otra posición.
—¿Me estabas castigando?
—Algo así.
—Entonces yo tendría que decir a todo el mundo que eres gay. —Aquello consigue ponerlo nervioso—Tranquilo, sería solo «para que veas
qué se siente desde la otra posición».
—Yo no soy gay.
—Yo tampoco.
Bright hace un rápido movimiento y termina apoyando su mano en mi
entrepierna. Noto cómo mi erección se aprieta entre sus dedos.
—Ya veo que no. °[ay, ya parfavaar, los dos son jotos, jodan y sean felices par de tóxicos]
ESTÁS LEYENDO
Los cuerpos de la habitacion roja. (Adap. BrightWin)
FanficMe llamo Win y tengo tres normas: 1. Nadie puede descubrir mi secreto. 2. Solo podemos hacer el amor dentro de la habitación roja. 3. Y la más importante, no voy a enamorarme de él. ⚠️Contenido Homosexual ⚠️Contenido EXPLICITO 🔞