15; wolf soul

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Ya era la medianoche, no había nubes en el cielo y la luna llena brillaba resplandeciente rodeada de estrellas. A pesar de tan lindo espectáculo, Wyatt miraba con atención la pulsera que su amiga le dió, se la había sacado y jugaba con ella suavemente para no romperla.

Toda su atención había recaído en la pulsera, sus sentidos se desconectaron del mundo, solo sabía que estaba apoyado en el mismo balcón en el que también estuvo con Lizzie, solo que esta vez no estaba feliz y, sobre todo, estaba solo.

Aún seguía pensando en ese asunto del ancla, la idea de que le pasara no le agradaba por obvias razones, pero tampoco era que podía pedirle una solución a alguien, sí, podía preguntarle a su abuela y sus padres, pero ellos le saldrían con que no se iba a poder y que tampoco debía querer eso y todo el discurso del porqué; eso no era lo que necesitaba escuchar, ellos no sabrían entenderlo y el resto de la manada tampoco era una opción, pues estaban igual de informados que él.

En resumen, estaba solo y a la deriva.

Incluso ahora que pensaba en Lizzie, su collar no brillaba, eso no lo entendía, sea lo que fuese respecto a ella, su piedra se tornaba violeta, ¿por qué ya no lo hacía? ¿Será que el lazo se había sellado? De ser así, romperlo sería difícil o hasta imposible.

A veces no le gustaba que los temas amorosos de los hombres lobo fueran tan fuertes y serios; aunque al menos no tenían maldiciones como otras manadas y variantes de ellos, si mal no recordaba debía haber una manada cerca de Beacon Hills con una de esas maldiciones. Bueno, su situación no era tan mala si lo planteaba así.

—¿Qué haces aquí afuera? Es tarde—-se volteó hacia la voz de su hermana que se acercó hasta él y se apoyó igualmente en el balcón.

Alzó los hombros, no era que no quería decirle lo que le pasaba, simplemente sentía que no podía, por el amor a la luna, ¡se estaba anclando! ¡Nadie en la manada había pasado por eso! Se supone que era un proceso por el que debería alegrarse, y la realidad era que no lo quería.

—Si es tarde deberías estar durmiendo —retrucó al ver que ella tampoco se había cambiado para dormir.

—Tú también.

Ninguno volvió a hablar, se había formado un silencio algo incómodo, más para Willa pues ella aún no entendía lo que le pasaba por la cabeza a su mellizo para estar así.

—¿Vas a contarme qué te pasa? —le preguntó mirando la luna.

—No —respondió mirando la pulsera, acto que no pasó desapercibido para la mayor.

—Estás así desde que supiste qué era... esto.

—Lo haces sonar como si fuera una enfermedad.

—No me culpes, nunca me enamoré —miró su pequeño juego de dedos —no sabía que te gustaba Lizzie.

—Sí, yo tampoco lo sabía, creo que me enteré cuando me dijeron que eso me pasaba.

La loba lo miró de reojo, eso había sonado más como ironía que como una confesión, lo hacía sonar como si se lo hubieran impuesto y no fuera algo que realmente sentía.

—¿No es así cómo te sientes?

—No sé, ¿cómo crees que me siento?

—Confundido —el menor dirigió su mirada a ella que ya de por sí lo miraba —raro, algo inútil.

—Que observadora —volvió a mirar la pulsera.

—E invisible —miró también el accesorio —que a pesar de ser el centro de la situación, nadie te escucha ni te ve.

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐘 [𝐖𝐘𝐀𝐓𝐓 𝐗 𝐎𝐂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora