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Si había algo que Wyatt tenía los jueves y Lizzie y Morgan adoraban, sin dudas eran sus clases extras de filosofía, podía llegar a ser muy filosófico y decir muchas cosas bonitas, pero en la materia era un asco. Por lo que al no tenerlo cerca, aprovechaban para hacer otras cosas, mientras que el gato disfrutaba de no tener que discutir, su dueña solía pasar el rato con otros en busca de sacar información sobre el alfa para chantajearlo más tarde, como lo era Willa en este caso.

Caminaban por la biblioteca buscando algún libro para la siguiente clase, charlando sobre distintas cosas y, entre ellas, acerca de los alienígenas. Lizzie ya había imaginado que su amiga no estaría muy feliz con ellos, pero escucharlo de su boca era distinto; le recordó aquel tiempo en el que hablar con Hudson significaba hablar con una persona que podría matarte cuando quisiera.

Willa Lykensen era el calco de su padre.

Pero eso no era de lo que la alfa quería hablar realmente, al menos no con ella. Sabía perfectamente que todos eran conscientes de lo que pensaba respecto a los aliens, pero le interesaba más saber sobre sus propias internas familiares en relación a la Necrodopolis.

Era obvio que su madre quería a Lizzie a grandes cantidades, tanto que la misma bruja admitió alguna vez que la percibía como una gran madre y le hubiera gustado tener una igual, pero su padre aún seguía en ese proceso de aceptación.

Sí, tal vez habían hecho las paces, pero estamos hablando de Hudson Lykensen, el alfa más desconfiado habido y por haber, podría estar haciendo su esfuerzo, pero no significaba que lo habían convencido.

Lo único bueno es que los dos adultos estaban de acuerdo sobre aceptarla en la familia, con Wyatt estando anclado a ella, prevenían que en algún momento iniciarán una relación y Lizzie se convirtiera oficialmente en su nuera.

Willa soltó una leve sonrisa al pensarlo, molestar a su mellizo con que quería que la castaña fuera su cuñada se había vuelto uno de sus pasatiempos favoritos, aunque no negaba que realmente esperaba el bendito día.

De repente, sintió un pequeño peso y cosquilleo en su cuello, miró de reojo a Morgan que se recostaba despreocupadamente en sus hombros, le parecía extraño que actuará tan amable con ella y no con su hermano, le resultaba difícil entender al felino aún si era la que más se le parecía. El gato ya se había acostumbrado a ella, probablemente era la mujer lobo que mejor le caía aparte de Wynter, pero dudaba admitirlo en voz alta; aún así, le agradaba tener a alguien que pensará casi lo mismo en absolutamente todo y poder hablarlo, lo único en lo que diferían era en los clásicos apodos del animal.

Fueron pocos los minutos que estuvieron en paz con su conversación, porque cuando ya estaban por irse del lugar, oyeron otra charla en la que no pudieron evitar meterse.

—Addison.

La nombrada, que hasta ese momento estaba terminando alguna tarea, volteó al llamado solo para encontrarse con su primo mirándola con los ojos entrecerrados; ella solo movió su cabeza para que le dijera lo que quería.

—No puedes ayudar a esos... invasores.

Ahí fue cuando las dos chicas decidieron intervenir y acercarse, no era que estaban en desacuerdo con él, pero era Bucky, podía llegar a ser muy directa e hiriente su forma de decir algunas verdades.

—Olvídalo, Bucky, tu prima es la capitana ahora, no tú —soltó la loba con recelo.

—Gracias, Willa —le sonrió la joven, ambas chicas la miraron.

—Pero mayas gay tiene razón.

—¡Deja de llamarme así! —reprochó y se quedó pensando —espera, ¿de verdad?

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐘 [𝐖𝐘𝐀𝐓𝐓 𝐗 𝐎𝐂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora