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Lizzie dió un último suspiro, estaba nerviosa, pero definitivamente lo que veía en el espejo la fascinaba, el resultado de toda la tarde había dado sus frutos.

Un ligero silbido le llamó la atención y se dió la vuelta, encontrándose a Zed recostado en el marco de la puerta, quien tenía puesto un traje elegante y le dió una mirada de arriba a abajo, asintiendo fingiendo estar satisfecho e impresionado.

—Cuando Wyatt te vea.

—Ay, cierra la boca.

Lo empujó en dirección al pasillo así ambos podían irse, pero era principalmente para ignorar el sonrojo en sus mejillas, aún era demasiado temprano para que eso se confundiera con un exceso de rubor.

Bajó las escaleras con cuidado, sujetando su vestido para no tropezarse, y cuando finalmente los dos llegaron a la planta baja, Zevon y Zoey los estaban esperando.

A pesar de que no era la primera vez que ocurría y ella lo sabía, era la primera vez que veía a su padre con lágrimas en los ojos, solo que eran de alegría.

El adulto los miró a los dos con orgullo y les dió un fuerte abrazo, al cuál la pequeña zombie tampoco dudó en sumarse, obviamente con mucho cuidado.

Luego de unos segundos, el mayor se separó y anunció que iba a buscar la cámara, los dos adolescentes compartieron una mirada al recordar el objeto, una cámara vieja y especial que su padre adoraba porque imprimía las fotos en el momento.

—Lizzie, mira mi vestido.

La nombrada se volteó y vió a su hermana dar una vuelta para lucir su prenda, un vestido verde esmeralda que le llegaba hasta las rodillas, bastante típico en una niña de su edad.

—Se te ve precioso, así terminarás conquistando a alguien.

Ambas rieron ante la ocurrencia, pero se percataron de la mirada del zombie, a quién no parecía agradarle la idea en lo absoluto e hizo una mueca de asco.

—Ay, Zed, tú y yo ya pasamos por esto, no le harás lo mismo a Zoey.

—Tiene diez, es muy joven aún.

—No significa que no le pueda gustar un chico, o que un chico guste de ella.

—Que horror —se volteó a la más pequeña, casi mirándola con súplica —espera hasta los treinta como mínimo.

—Entonces tendré novio antes, solo para fastidiarte —se burló la menor, sacándole la lengua.

La castaña rió ante la reacción de su hermano, inconforme ante la idea. Sin embargo, en cierto punto, le había recordado a ella misma, cuando le dijo que si algún día tuviera novio, se aseguraría de que sea un hombre lobo solo para fastidiarlo.

Definitivamente la broma había terminado siendo una predicción que se volvió realidad.

En tanto los dos zombies discutían, el gato de la casa se subió a la pequeña mesa decorativa junto a la escalera, la cual era lo suficientemente alta como para que cualquiera le prestase atención.

—¿Vas a seguir evitandome o finalmente vamos a hablar?

La bruja dejó de reír, su sonrisa se borró por completo y se decidió a mirarlo, no pudo evitar sorprenderse ante su estado físico, no solo era lamentable por la falta de alegría, sino que las primeras canas se asomaban entre el pelaje de su cabeza. Ahora se daba cuenta de que aunque nunca supo su edad, su mascota era increíblemente vieja.

—¿Pues de qué quieres hablar?

—Él te dijo que yo te mentí, ¿verdad?

El hecho de que supiera el porqué de su actitud no la sorprendió demasiado, Morgan siempre había sido alguien que se destacó por saber las cosas de antemano. Sin embargo, lo que sí llamó verdaderamente su atención, fue su mención.

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐘 [𝐖𝐘𝐀𝐓𝐓 𝐗 𝐎𝐂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora