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El alfa colocó la última curita en su frente con sumo cuidado, una más pequeña de lo usual, pues el corte no era grande. Observó de reojo su rostro mientras sacaba una curita de tamaño normal para comenzar con las heridas de sus brazos, su mirada estaba perdida en la nada, parecía no estar en el mundo real en ese momento.

Antes de colocar la curita, detuvo su trabajo y se dedicó a mirarla, la castaña no había emitido ni una sola palabra desde que llegaron a la guarida, mucho menos cuando se encerraron en su cuarto para atender las pequeñas heridas. Aún recordaba las expresiones de sus familiares, no estaba seguro de si su sorpresa y silencio fue por el estado de su ancla o por la mala cara que él tenía, ni siquiera quería averiguarlo.

Acarició su mejilla con suavidad, repasando el pulgar por la misma, logrando traerla de vuelta a la realidad. La joven alzó la mirada a su rostro con sorpresa por el repentino gesto, pero luego la bajó algo arrepentida o apenada, no estaba muy seguro.

—¿Segura que estás bien?

La bruja se obligó a sonreír con la mayor sinceridad que pudo y asintió, pero eso no lo convenció ni un poco, ni siquiera lo había mirado y era obvio que esa sonrisa solo cargaba tristeza.

—Liz, puedes contarme lo que sea que haya pasado, no voy a juzgarte, puedes confiar en mí.

La nombrada se dedicó a mirar la curita que él estaba a punto de ponerle en el brazo, al notarlo, el lobo no tardó mucho en terminar lo que estaba haciendo desde un principio, tal vez solo le dolían un poco al estar en contacto con el aire y quería que se apurara.

—Ví algo que no debía ver.

Su amigo alzó la cabeza para mirarla otra vez ante las repentinas palabras al mismo tiempo que preparaba otra curita, su ceño se frunció al instante.

—¿Fue algo malo?

—Muy malo.

—¿Tienen alguna máquina mata personas como las de las películas? —sonrió aún con el ceño fruncido, tratando de bromear un poco.

Si bien logró sacarle una sonrisa, su autenticidad duró pocos segundos, después comenzó a reflejar el dolor que sentía hasta que finalmente desapareció.

—No, no había ninguna.

—¿Entonces?

—Creo... —el nudo en su garganta le dificultó poder hablar y él lo notó, pero se sorprendió aún más cuando ella volvió a mirarlo, esta vez con los ojos acuosos —creo que lo peor era que estaba en mi cabeza.

—¿En tu cabeza?

Colocó las últimas curitas con prisa, quería darle toda la atención posible, pero también se concentró en eso porque ella parecía necesitar reunir las palabras y el esfuerzo para contarlo. Apenas acabó, volvió a mirarla, casi hizo una mueca al ver que ella solo parecía empeorar.

—Era un recuerdo mío... —movió la boca en busca de las palabras, o tratando de sacarlas de su garganta —ví a mi mamá...

—¿Tu madre? Pero ¿ella no estaba...? —su expresión cambió de repente, comprendiéndolo todo, su amiga asintió.

—Recordé todo, Wyatt... ví mi pueblo, ví cómo iban a... —ni siquiera pudo terminar de decirlo, las lágrimas volvían a salir.

No quería recordar otra vez esa escena, pensar en el simple hecho de que vió los últimos momentos de su madre la hacía llorar y, por un lado, agradeció que Morgan estuviera durmiendo en el cuarto de Wynter, no quería que lo supiera.

Sin poder evitarlo, se cubrió el rostro con las manos, odiaba llorar y odiaba aún más hacerlo frente a alguien, probablemente el que fuera Wyatt solo lo hacía peor. Siempre quiso mostrar una imagen fuerte de ella misma, tal vez así evitaría que la lastimaran, pero nunca contempló la posibilidad de que podría lastimarse a sí misma, y ahora no sabía qué hacer para combatirlo.

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐘 [𝐖𝐘𝐀𝐓𝐓 𝐗 𝐎𝐂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora