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El sonido estridente de una olla cayendo al suelo logró que se despertará del susto, obligándola a sentarse en el sillón, apenas notando que Wyatt ya no estaba a su lado. Observó a su alrededor en busca de alguna respuesta solo para darse cuenta de que era la única durmiendo allí.

¿Qué hora era? ¿Se había despertado muy tarde?

La bruja se puso sus zapatillas y se dirigió a la cocina, no supo muy bien cómo reaccionar al ver el desastre que los lobos habían hecho allí y, por si fuera poco, le sorprendía que Wynter no estuviese ahí, en su lugar, estaba Morgan, quien se refugiaba encima de una heladera.

—¿Qué está pasando aquí?

Los hombres lobo voltearon lentamente sus miradas al darse cuenta de la presencia de la castaña, ninguno tardó en dar su mejor sonrisa inocente.

—Queríamos preparar el desayuno.

—Si por desayuno se refieren a comer panqueques quemados al mediodía, entonces tienen un concepto raro de desayuno.

—Cierra el hocico, gato —lo calló Max con un suspiro —yo sabía que debíamos pedirle ayuda a Aaron.

La Necrodopolis frunció el ceño ante el código que empezaban a manejar Max, Trisha, Sam y Belle, pues eran los únicos allí aparte del felino.

—¿Dónde están los demás?

—Oh, fueron a ayudar a Zed ya que hoy es su entrevista con la reclutadora de Mountain College —asintió Sam despreocupado.

—Luego de lo de ayer dudaba que los alfas quisieran ir —admitió Belle encogiéndose de hombros.

Pero por el contrario de lo que ellos pensaban, la cabeza de Lizzie estaba maquinado a toda hora.

—¡¿Era hoy?! ¡Debo ir con ellos!

—Oh, no no no no, no puedes ir —la detuvo Trisha antes de que saliera de la cocina, interponiendose en su camino.

—¿Por qué no?

—Porque has estado muy estresada, es mejor que estés aquí, completamente alejada de los problemas y sin preocupaciones —explicó Sam como si acabara de recibir un premio.

—Wyatt les pidió que se aseguren de que me quedé aquí, ¿verdad?

—Sí, eso hizo... —admitió algo decepcionado de ser descubierto tan rápido.

—Pues no me interesa, mi hermano me necesita.

Antes de que pudiera volver a intentar salir del lugar, Morgan saltó a los hombros de Trisha para estar en el campo de visión de su dueña.

—Lizzie, esta vez estoy de su lado, no puedes ir.

—¿Hablas en serio?

—No estás en condiciones de ir, aún estás herida y cuando veas a Zed lo más probable es que solo lo pongas más nervioso porque seguro tratará de hablar contigo.

—Eso lo sé, pero lo conozco más que cualquiera de ustedes, sé que espera que esté ahí incluso si estamos peleados.

El felino maulló con ferocidad cuando la castaña hizo el afán de salir otra vez, ganándose una mirada sorprendida.

—No es no, te quedas aquí.

—Debo irme, Morgan, y ninguno de ustedes va a detenerme.

—Soy consciente de que podrías limpiar el piso con nosotros, pero no puedes ir y, desde mi punto de vista, Zed no se lo merece.

—Tal vez no merezca que esté ahí, pero es mi decisión.

—Lizzie, es momento de que dejes de pensar en los demás y pienses en algo para ti misma.

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐘 [𝐖𝐘𝐀𝐓𝐓 𝐗 𝐎𝐂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora