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A pesar de que la alcaldesa había tenido algo de piedad y había cedido a una semana sin clases, esa semana ya había acabado y aunque nadie tuviera ánimos, debían volver a su rutina.

Un caso muy notable era el de Zed, quién se encontraba almorzando en silencio con Bonzo y Bree en la misma mesa, los cuales no dejaban de hablar de cosas que no lograba entender y, en el fondo, tampoco le interesaban.

El zombie poseía notables ojeras y sabía que todos las habían notado, pero nadie se atrevía a decirle que cuide un poco su salud para variar, pues la expresión de su rostro no invitaba a que alguien le hablara, aunque al parecer con sus amigos no tenía el mismo efecto.

Eso mismo cambió en cuestión de segundos, Wyatt dejó su bandeja bruscamente en la mesa y se sentó, seguido de Willa y Wynter, que lo hicieron con más delicadeza y lo miraron extrañadas.

El silencio reinó entre los seis por un buen rato, volviéndose cada vez más incómodo, hasta que finalmente algo hizo su presencia.

Wyatt apoyó la misteriosa caja sobre la mesa y la acercó a Zed, el cual no tardó en fruncir el ceño confundido, sin entender que era eso.

—¿Qué es...?

—Mi piedra brilló de color violeta ayer —lo interrumpió el alfa, alzando su collar el cual estaba al descubierto —ese brillo solo puede provocarlo Lizzie y, sea lo que sea, me guió hasta esta caja.

Decir que estaba sorprendido era poco, el Necrodopolis terminó de tragar y tomó la caja entre sus manos, examinandola al igual que el resto.

—Estuve toda la noche intentando abrirla, pero nada funciona. Creí que tú tal vez sabrías cómo.

—¿Por qué lo sabría?

—Wanda y Pietro me contaron que Zoey les cuenta sobre la situación en tu casa, era inevitable que tarde o temprano sepamos que estás leyendo como nunca.

El chico de cabello verde hizo una mueca ante la ironía, aunque logró sacarle una minúscula sonrisa mientras observaba la caja.

—Por más que haya leído, no entiendo nada y tampoco supe algo de una caja.

—Tal vez puedan preguntarle a Morgan —propuso Wynter encogiéndose de hombros —es el único que podría saber qué es.

Los dos chicos se encogieron de hombros de igual manera, dispuestos a aceptar cualquier tipo de alternativa para obtener alguna respuesta.

—Pero... ¿por qué tu piedra te guiaría a una caja que le pertenece a Lizzie? O al menos que está relacionada con ella —preguntó la humana.

Los lobos se quedaron callados ante el recordatorio de ese pequeño detalle, sobre todo por la mirada de sus amigos sobre ellos. Si bien los tres sabían de la situación, le correspondía al Lykensen explicar la situación, considerando que jamás lo había hecho, aunque tampoco consideraba que fuera un buen momento para decidirse a hacerlo.

—Es... complicado. Comparto una especie de conexión con Liz... pero es la primera vez que ocurre algo así.

—¿Una conexión con Lizzie? —el Necrodopolis no pudo evitar volver a fruncir el ceño —¿Qué es esto? ¿Un vínculo de almas gemelas como en las películas?

Si bien lo último fue en un tono bromista, esperaba que no fuera verdad; sin embargo, su sonrisa se fue en cuanto notó que ninguno de los lobos se lo había tomado con gracia.

—Por favor dime que no es cierto.

—A ver, no es cierto, pero tampoco es mentira. Si tenemos un lazo de ese estilo, pero solo yo lo siento... —a medida que hablaba, Wyatt cada vez se daba más cuenta de que su explicación no era de mucha ayuda.

𝐈 𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐀𝐘 [𝐖𝐘𝐀𝐓𝐓 𝐗 𝐎𝐂]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora